Tiempo de cambios en Ankara
El Gobierno de Erdogan se ofrece a consensuar con la oposición laica la reforma de la Constitución tras su primer traspiés electoral
"En apenas siete años, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) se ha consolidado como la fuerza política central de Turquía, y después de cuatro elecciones nos afianzamos en el poder con el 40% de los votos", asegura Egemen Bagis, Ministro de Asuntos Europeos de Turquía, perteneciente al círculo de más estrechos colaboradores del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan. "Tenemos ahora casi tres años por delante sin comicios a la vista: es tiempo para hacer cambios en Turquía, para reformar la Constitución y reanudar el diálogo con la UE", anunció Bagis, que dirige la negociación turca con Bruselas, durante un seminario con periodistas europeos celebrado el pasado fin de semana.
Sin embargo, los islamistas moderados del AKP han visto frenado por primera vez su imparable ascenso electoral en las elecciones locales del 29 de marzo, en las que han caído al 39% de los votos nacionales. Tras irrumpir con fuerza en las legislativas de 2002, con un 36% de los sufragios, su apoyo electoral se fue acrecentado en las municipales de 2004 (41%) y las generales de 2007 (47%). Erdogan había planteado los últimos comicios locales como un referéndum a su gestión y un desafío al poderoso Ejército turco, guardián del Estado laico fundado por Atatürk, pero las urnas le han propiciado su primer traspiés electoral.
"Necesitamos buscar el consenso de los partidos del Parlamento", precisa Bagis, "para introducir enmiendas en la Constitución". La reforma del sistema judicial y de las atribuciones del Tribunal Constitucional, a fin de establecer normas más estrictas para la ilegalización de partidos políticos, y de la ley electoral son los principales ejes del cambio.
Reconfortado en sus aspiraciones europeas con la visita de Barack Obama, el Gobierno de Ankara trata de presentar una imagen de mayor "dinamismo" ante Bruselas en un intento de desbloquear las negociaciones, prácticamente congeladas desde hace dos años a causa del contencioso sobre Chipre -el Ejército turco ocupa el tercio norte de la isla desde 1974-, y a los frenos impuestos por Francia. "Chipre es aún el principal escollo que encuentra Turquía en su camino hacia Europa, y por eso necesita hacer gestos", advierte Hug Pone, analista del International Crisis Group en Estambul.
Tras un periodo de grandes transformaciones políticas, hasta que abrió las negociaciones para su adhesión a la UE en 2005, las reformas se han frenado en Turquía. La creación de un canal de televisión público en lengua kurda, que empezó a emitir 24 horas al día el pasado mes de enero, ha sido uno de los principales avances. A pesar de esta medida a favor de la pluralidad cultural, el AKP ha sufrido su principal retroceso electoral en el sureste de Anatolia, donde los nacionalistas kurdos han acaparado el control de las alcaldías.
"Somos un socio fiable y estamos en las dos partes del puente entre Oriente y Occidente", argumenta el ministro Bagis, para poner en valor el principal activo de una Turquía que lo mismo se ofrece como principal vía alternativa a Rusia para la entrada de energía hacia Europa, que acepta también oficiar como mediador entre Israel y Siria. Como destaca Sami Cohen, columnista experto en asuntos internacionales, "Turquía ha normalizado en los últimos diez años las relaciones con todos sus vecinos y es ahora un intermediario vital para la UE y EE UU en la búsqueda de la estabilidad. Nuestra afinidad cultural y religiosa ayuda a conciliar ambas orillas del puente.
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