"Daniel Ortega entiende Nicaragua como si fuera su finca"
El sociólogo francés Gilles Bataillon analiza la situación del país centroamericano
Gilles Bataillon, director de estudios de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, y uno de los grandes expertos en sandinismo, confiesa que se decepcionó "muy pronto" con la revolución contra el dictador Anastasio Somoza en 1979, y que Daniel Ortega, presidente del país en la actualidad (también lo fue en el período 1985-1990) y jefe de esa revolución, "no tiene nada de democrático". Su único mérito, opina Bataillon, fue "aceptar su derrota electoral en 1990", lo que significó la llegada al poder de Violeta Chamorro. Ortega entiende Nicaragua "como si fuera su finca", al igual que el ex presidente Arnaldo Alemán, de la Alianza Partido Liberal Constitucionalista (APLC), procesado por la justicia por delitos de corrupción. "Son dos rivales políticos que se parecen muchísimo", afirma el sociólogo francés, cuyo libro, Génesis de las Luchas Intestinas en América Central (1960-1983), acaba de publicar la editorial Fondo de Cultura Económica en España. Esta tarde, Bataillon ha dado una conferencia en la Casa de América de Madrid bajo el título Nicaragua: momento crítico.
Pregunta. El título de su conferencia es Nicaragua: momento crítico. ¿Cuál es la situación en Nicaragua?
Respuesta. Ortega llega al poder en 2006 a través de un pacto con Arnoldo Alemán (presidente en el período 1997-2001) para cambiar la ley electoral, lo que le permitió vetar una segunda ronda en la que la oposición podría haberse unido y haberle plantado cara al partido de Ortega, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSNL). A cambio, Ortega daba protección a Alemán [condenado a 20 años de cárcel en 2003 por blanqueo de dinero y saqueo de 250 millones de dólares -unos 160 millones de euros- de las arcas del Estado] para no ir a la cárcel y cumplir un arresto domiciliario. Además, Alemán apoyaba a Ortega en el Parlamento para que nunca se le retire la inmunidad parlamentaria que lo protege de las acusaciones de su hijastra, Zoiloamérica Narváez, por haber sido violada repetidamente por Ortega. ¡Y fue la misma juez la que condenó a Alemán y la que cerró el caso contra Ortega por violar a su hijastra! Ortega y Alemán son dos rivales políticos que se parecen muchísimo.
El segundo momento de este pacto fue el fraude que cometió el FSNL en las elecciones municipales de noviembre de 2008. Unas elecciones plagadas de irregularidades que la Corte Suprema de Justicia y el Consejo Supremo Electoral han declarado válidas, con el apoyo del APLC. A cambio, Alemán ha quedado libre de toda acusación, es más, su caso se ha cerrado. Ahora queda aprobar el cambio constitucional que permita la reelección indefinida del presidente.
P. Pero esas elecciones las denunció toda la oposición, incluso los liberales.
R. Sí, el que más se benefició del pacto fue Alemán, pero hubo liberales de su partido muy perjudicados por el fraude, políticos que perdieron alcaldías que habían ganado o que podían haber ganado si no se hubieran falsificado o robado las papeletas.
P. Entre ellos, Eduardo Montealegre, [opositor del APLC contra Ortega en 1996] candidato a la alcaldía de la capital, Managua.
R. Montealegre es el político liberal que más se opone a la alianza entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega porque cree que es perjudicial para el partido y para su país. Es de los pocos liberales que tuvo la valentía de desafiar a Alemán.
P. ¿Y lo hizo por convicción democrática, por sus propios intereses, o por una combinación de ambos?
R. No conozco tan bien su figura, pero siempre intervienen motivos personales y de ambición, lo mismo ocurre en el Partido Socialista Francés, no creo que sea diferente en Nicaragua. Los dos grandes caudillos de la política nicaragüense [Ortega y Alemán] no tienen nada de democrático, salvo el gesto de Ortega de aceptar su derrota en las elecciones de 1990 contra Violeta Chamorro. Ortega entiende Nicaragua como si fuera su finca. Pero la sociedad nicaragüense tiene nuevas expectativas democráticas, y la mejor prueba de esto para mí es Montealegre, así como las protestas tanto del lado sandinista como de los liberales y conservadores contra el fraude electoral y el pacto. Otra prueba clarísima es la emergencia del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), fundado a iniciativa del escritor Sergio Ramírez [vicepresidente de Nicaragua entre 1984 y 1990], Dora María Téllez y otros opositores internos al FSLN, o Gioconda Belli, que abogan por opciones socialdemócratas y critican duramente el régimen de Ortega.
P. ¿Qué relevancia tiene el apoyo del presidente venezolano, Hugo Chávez, a Ortega?
R. El sueño dorado de Chávez es ser el líder de la revolución bolivariana en el continente, bajo la tutela inevitable de Fidel Castro, pero cuando muera Fidel bajo su tutela exclusiva. Pero la alianza de Chávez con Ortega es una alianza cara para Venezuela, y Ortega es el aliado más difícil que tiene Chávez en la región, el niño malcriado. Esto es un desastre para Chávez, a quien lo que le interesa es asegurar su permanencia en el poder, y a pesar de todas las declaraciones que puede hacer de amistad con Ortega, Chávez practica la realpolitik.
P. Pero los fondos venezolanos fluyen en Nicaragua.
R. A pesar de eso, Ortega ha sido incapaz de controlar el aumento de los precios de los productos de la canasta básica, o de hacer que bajase el precio del petróleo cuando lo hizo en todo el mundo. El dinero que invierte a través de los Consejos del Poder Ciudadano [organismos paraestatales coordinados por la primera dama, Rosario Murillo], no ha mejorado ni la educación pública, ni la escuela pública, ni las carreteras. Sólo hay mejoras de tipo clientelar gracias a la ayuda de Chávez que, por cierto, no aparece en los presupuestos, y es una de las críticas de la oposición, que se fiscalice la ayuda de la cooperación venezolana, dónde va, cómo se utiliza.
P. ¿Cuál es la situación de la prensa?
R. La libertad de prensa está amenazada a través de actos de intimidación, como lo que ocurrió en septiembre contra el periodista independiente Carlos Fernando Chamorro, al que incluso acusaron de narcotráfico. Si al final retrocedieron en este caso es porque hubo mucho apoyo internacional, de gente como Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes, que obligó a Ortega a rectificar.
P. ¿Considera entonces relevante el papel de la comunidad internacional?
R. Importantísimo. Por ejemplo, los diarios en español, como EL PAÍS, tienen una función de vigilancia esencial. La desgracia de Ortega o Alemán es que no viven en Kazajstán, sino en Nicaragua, América Latina, y cualquier cosa que hacen o dicen llega a la opinión pública. El papel de la prensa me parece fundamental.
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