El veto uruguayo a Kirchner encona la crisis entre Argentina y Uruguay
El ex presidente renuncia a presidir Unasur y Montevideo teme represalias
El enfrentamiento entre los Gobiernos de Uruguay y Argentina no puede ser más explícito. El ex presidente argentino Néstor Kirchner (2003-2007) ha tenido que desistir en estos días de su intención de convertirse en secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) porque el jefe de Estado uruguayo, Tabaré Vázquez, se opuso a esa candidatura, que requería de unanimidad para prosperar.
Vázquez no perdona al Gobierno argentino, que ahora encabeza Cristina Fernández de Kirchner, que permita desde hace dos años ?cumplidos ayer? que los militantes ecologistas de la ciudad fronteriza de Gualeguaychú bloqueen el puente internacional que conecta con la localidad uruguaya de Fray Bentos, donde funciona la polémica planta de pasta celulosa de la empresa finlandesa Botnia.
Uruguay admite que el rechazo a la postulación del ex presidente argentino puede costarle caro. En una entrevista con el semanario uruguayo Búsqueda publicada ayer, el ministro de Relaciones Exteriores, Gonzalo Fernández, reconoció que el veto a Kirchner "va a generar reacciones muy diversas de parte de la República Argentina", pero advirtió: "Estamos preparados".
El Gobierno uruguayo no sólo reclama la liberación del puente General San Martín ?uno de los tres que unen a los dos países, a través del río Uruguay?, sino que sus funcionarios también consideran que Kirchner carece del "equilibrio político" y de la capacidad de gestión de las relaciones internacionales que debería tener el líder de Unasur.
Gonzalo Fernández añadió que no era su país el único que se oponía a Kirchner, pero los otros "resolvieron dejar que Uruguay hiciera el gesto". Se supone que los presidentes de Colombia, Álvaro Uribe, y de Perú, Alan García, también lo rechazaban, pero fuentes diplomáticas aseguran que el Gobierno peruano lo terminó apoyando. Fue el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, el que había promovido a principios de año que Unasur (con sede en Quito) fuera dirigida por el ex jefe de Estado argentino, que estaba interesado en tomar distancia de su país para dejarle más protagonismo a su esposa y sucesora. El líder boliviano, Evo Morales, retiró entonces la postulación de su embajador extraordinario Pablo Solón. Kirchner también había logrado el apoyo de uno de los mentores de la Unasur (que reúne a los 12 países de la región), el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva; de la chilena Michelle Bachelet y del venezolano Hugo Chávez. Bachelet, que ocupa este año la presidencia de Unasur, envió hace un mes una carta a sus pares suramericanos para consultarlos sobre la eventual designación de Kirchner antes de que terminara 2008. Fue entonces cuando Uruguay lo vetó.
Argentina y Uruguay están enfrentados por la fábrica de Botnia desde 2004, cuando, bajo la presión multitudinaria de los vecinos de Gualeguaychú contra un proyecto que tachaban de contaminante, Kirchner manifestó sus reparos a la construcción de esa planta, la mayor inversión extranjera en la historia de Uruguay. En aquel entonces comenzaron los primeros piquetes en los tres puentes, que duraban horas o días. En 2004, el progresista Vázquez sucedió al conservador Jorge Batlle en la presidencia de Uruguay, pero las obras continuaron. Argentina recurrió al tribunal internacional de La Haya por la presunta violación del tratado binacional sobre el uso del río Uruguay. El Gobierno de Vázquez también remitió una demanda ante esa corte por la interrupción de la libre circulación en la unión aduanera de Mercosur (que también integran Brasil y Paraguay). Todavía La Haya no dio su veredicto final. Ayer se cumplieron dos años desde que se instaló por tiempo indeterminado el piquete en el puente San Martín. Un puñado de manifestantes lo custodian. Algunos vecinos de Gualeguaychú han comenzado a criticar lo que en Uruguay llaman el "sitio de Fray Bentos". Hace un año, Botnia comenzó a producir. La fabricación de pasta de celulosa emana mal olor y los ecologistas de Gualeguaychú advierten que contaminará el río, pero estudios independientes aseguran que de momento no se produjo daño ambiental.
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