La crisis impone los comercios de bajo coste
Los centros comerciales buscan un colchón de seguridad con contratos de renta mínima garantizada
En el precio está la diferencia y aquel que ofrezca los productos más competitivos se llevará el gato al agua. Con la crisis económica, los consumidores han comenzado a apretarse el cinturón y aunque no dejarán de comprar quieren hacerlo más barato. No hacen sino seguir un camino ya experimentado con éxito en otros sectores.
Los centros comerciales lo saben y por una cuestión de supervivencia se han apuntando a un tendencia que ya han explorado las aerolíneas y los hoteles: el low cost, un formato de bajo coste que empieza a cobrar fuerza en el mundo de la moda. Ésta es la principal locomotora de las grandes superficies, dado que el gasto en textil, clave del éxito de estos negocios, comienza a presentar signos preocupantes, con un descenso del 5,3% en los siete primeros meses del año, como pone de manifiesto TNS en su último estudio sobre el sector textil Worldpanel Fashion. Esta caída supone para el sector ingresar alrededor de 580 millones de euros menos que en el mismo periodo de 2007.
Zabaza, especialistas en retail (sector inmobiliario dedicado a los comercios) de CBRE Richard Ellis y Cushman, respectivamente, coinciden en que a los propietarios de los centros comerciales les interesa tener formatos low cost en tiempos de crisis, ya que en este tipo de grandes superficies los alquileres suelen ser diferentes de los de otros segmentos inmobiliarios. Se trata de contratos que tienen una renta mínima garantizada y un porcentaje de las ventas, por lo que a los gestores les interesa contar con firmas que tiren cuando el consumo comienza a resentirse.
Y es que, aunque las rentas aún no han comenzado a bajar porque los propietarios se resisten a bajar los precios en los complejos de primera línea, el representante de CBRE reconoce que ahora cuesta más "llenar los demás centros".
Ya se notan los efectos en las condiciones de alquiler. Los operadores negocian a la baja la duración de los contratos para poder abandonar si las cosas salen mal, y también tratan de obtener de los propietarios una aportación mayor a las obras de adaptación de sus locales.
Pese a esos síntomas, las previsiones del sector se resisten a abandonar el optimismo. La consultora Savills dice que 2008 marcará un récord de inauguraciones en superficie de centros comerciales, con más de un millón de metros cuadrados, de los que casi el 57% ya se ha incorporado al mercado. Conscientes de que su supervivencia depende de asegurarse una facturación anual de 38.000 millones de euros, desde la Asociación Española de Centros Comerciales (AECC) sostienen que los establecimientos tendrán que adaptarse para darle al usuario lo que quiere: productos baratos, haciendo gala de la adaptación camaleónica, su principal arma frente a la escasa elasticidad del pequeño comercio.
Javier García-Renedo, presidente de la AECC, está seguro de que el camino para salir bien parados de la actual crisis económica pasa por contar con el mayor número posible de operadores de bajo precio, "un fenómeno de no retorno que comenzó a vislumbrarse desde principios de esta década, cuando los consumidores descubrieron que podían ahorrar en determinados capítulos del gasto, que podían volar barato, comer barato y vestir barato".
Primero fue la alimentación, con el auge de establecimientos de gran descuento (hard discount), que se caracterizan por una mayor utilización de marcas blancas. Después le tocó el turno al equipamiento del hogar, revolucionado con la llegada a nuestro país de empresas como Ikea.
Ahora es el momento de la moda a juzgar por la imparable expansión que están registrando algunos operadores de ropa barata. Se trata de firmas como H&M, Primark, Kiabi, que hasta hace poco tiempo eran desconocidas en nuestro país y que ahora miran de tú a tú a grupos como Inditex o Mango, haciendo peligrar su primacía como reyes absolutos de las grandes superficies. Los ambiciosos planes de aperturas de estas compañías son un ejemplo de que la apuesta por el formato low cost tiene nicho de mercado y con el que tratan de sacar partido en un momento económico delicado.
Avalancha de aperturas
La cadena sueca H&M es una de las que está apostando más fuerte. Acabaron 2007 con 79 tiendas y a finales del próximo mes de octubre contarán con 94. Macu Alfaro, directora general de H&M España y Portugal, reconoce: "Nuestra idea de negocio, moda y calidad al mejor precio nos permite permanecer en equilibrio también en épocas de recesión. Incluso hemos descubierto ventajas de negocio en dichos momentos, como unas condiciones óptimas de contratación y de adquisición de nuevos locales". Augura que seguirán creciendo "siempre que mantengan la rentabilidad", y explica que "su estrategia hasta el momento es abrir una tienda en la calle más comercial cuando llegamos a una ciudad nueva y después ir abriendo tiendas en otras zonas que consideremos de nuestro interés, como pueden ser los centros comerciales, donde aprovechamos la amplitud de los locales para abrir tiendas familiares que incluyen todos o casi todos los conceptos".
César de Vicente, director general de Kiabi en España, reconoce que, aunque llevan 15 años en España, ahora ha llegado su momento y, para demostrarlo, asegura que en un "entorno económico complicado" sus ventas han subido entre un 30% y un 35% en lo que llevamos de año. Por ello no bajan el ritmo. El año pasado abrieron 10 tiendas y este año tienen previsto inaugurar otras 12, para terminar el ejercicio con 45 locales en nuestro país.
Con un tamaño medio de entre 1.200 y 1.500 metros cuadrados, esta enseña (cuyo lema es "moda a pequeño precio") ha pasado de estar exclusivamente en los parques de medianas superficies a integrarse en los centros comerciales, desembarcando no sólo en los nuevos como Thader en Ferrol, sino en algunos ya afianzados como Bonaire en Valencia. Los proyectos de esta compañía, del grupo francés Aucham, no acaban ahí, ya que su objetivo es contar con 100 tiendas en toda España a finales de 2011, para lo que han puesto en marcha un sistema de franquicias con el que quieren llegar a las ciudades de hasta 60.000 habitantes, instalándose en centros más pequeños, con locales de unos 800 metros cuadrados.
A Primark no parece asustarle los negativos indicadores de las ventas al por menor, que siguen en línea descendente. En julio cayeron un 6%, tras la bajada del 7,9% de junio, con lo que se convierte en la octava bajada mensual consecutiva, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Ni tampoco frena el número de inauguraciones la menor afluencia a los centros comerciales, que según la consultora Experian Footfall cayó en agosto un 6,1% frente a julio, y un 1,6% con respecto al mismo mes del año pasado.
La evolución de la enseña irlandesa en España ha sido meteórica. Abrieron su primera tienda en 2006, en el centro comercial Plenilunio de Madrid, y en la actualidad disponen de 10 en distintos centros comerciales, cinco de ellas inauguradas en lo que va de año. Además, según la compañía, no piensan parar, ya que su objetivo es "convertirse a medio plazo en una firma de referencia dentro del mercado textil español".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.