Triste despedida
El Mallorca deshace al Madrid ante la mirada indiferente de la hinchada, que sólo llenó la mitad del Bernabéu
El equipo acudió al Bernabéu a despedirse de la afición y lo que encontró fue cemento. La hinchada prefirió hacer otros planes. El estadio recibió a los jugadores con la peor entrada del año. Después de meses vendiendo remontadas, coraje, lucha, y piña, quedó claro que la gente, por aquella novela, no pagaría una gallina. Lo que quiere el público es un enigma que atormenta a los dirigentes actuales, pasados y futuros. Como no lo comprenden, llevan años pagando encuestas. En las últimas semanas, el Bernabéu ha sido un hervidero de encuestadores: "¿Prefiere a Kaká o a Cristiano?". La variedad de preguntas es interminable. La variedad de respuestas también. Cada día que pasa, el Madrid parece un club más desorientado. La proximidad de las elecciones presidenciales ?o de la proclamación de Florentino Pérez? acentúa la sensación de pérdida de identidad.
Real Madrid 1 - Mallorca 3
Real Madrid: Casillas; Miguel Torres, Sergio Ramos, Cannavaro (Javi García, m. 55), Marcelo (Drenthe, m. 68); Lass, Van der Vaart; Robben, Raúl Higuaín; y Huntelaar (Parejo, m. 55). No utilizados: Dudek; Velayos, Faubert y Saviola.
Mallorca: Moyá; Josemi, D. Navarro, Ramis, Ayoze; Mario Suárez, Cléber Santana; Varela (Castro, m. 80), Jurado (Webó, m. 83), Arango; y Aduriz (Keita, m. 68). No utilizados: Lux; Corrales, Callejón y Trejo.
Goles: 1-0. M. 19. Higuaín. 1-1. M. 25. Arango. 1-2. M. 58. Cléber Santana, tras una gran jugada individual. 1-3. M. 70. Keita.
Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Arango, Van der Vaart, Sergio Ramos, Mario Suárez, Javi García y Drenthe.
Incidencias: Santiago Bernabéu: 45.000 espectadores.
En este clima, al equipo se le han aflojado los atamientos. Lo último que vio la hinchada fue una concentración de las miserias de la temporada expuestas ante el Mallorca, que se limitó a cumplir. Con eso le alcanzó para mostrar su superioridad. El Madrid falló en los marcajes, careció de imaginación, y, sobre todo, no tuvo continuidad en el juego. Es decir, lo de siempre, pero sin Pepe y sin la presencia de ánimo de otros días.
Juande se mostró vacilante. Primero, sacó una alineación que parecía pensada para competir por algo, cuando ya no hay nada en juego. De entrada, dio la titularidad a Van der Vaart en detrimento de Guti, al que ni convocó, y de Parejo, al que volvió a guardar en la caseta. Para una vez que puede rodar a un canterano, el Madrid se da el lujo de dar más minutos a Van der Vaart, un futbolista intrascendente. Juande debe tener información privilegiada. De otra manera, no se explicaron sus decisiones.
Lo único que hizo Van der Vaart en toda la noche fue lanzar las faltas. En una de ellas conectó con Higuaín, que le ganó la posición a Ramis y batió a Moyá de cabeza. El gol premió la tenacidad de Higuaín, el jugador más activo del Madrid, ayer y durante toda la temporada. Su cabezazo fue la respuesta a los primeros minutos del Mallorca, que saltó a la cancha relajado y no tardó en producir asosiaciones provechosas. Arango, Varela, Jurado y Aduriz se entendieron pronto. Arango obligó a Casillas a estirarse para sacar una falta directa que iba dentro.
El cabezazo de Higuaín no alteró al Mallorca. El equipo de Gregorio Manzano se adueñó del medio campo, con la venia de su rival. En la zona ancha, Raúl, que hizo de media punta, y Van der Vaart, que también hizo de media punta, no consiguieron repartir el balón con criterio ni ayudar a Lass en defensa. El Madrid se rompió por la mitad y por los espacios que concedió aparecieron los delanteros del Mallorca. En uno de los avances, Jurado arrastró a Ramos, y Aduriz distrajo a Torres mientras Cannavaro se descolocaba. El balón quedó suelto. Se lo llevó Arango, que apareció solo, remató y empató.
Homenaje antes de tiempo
Juande intentó hacerle un homenaje a Cannavaro antes de tiempo. Después del descanso, lo cambió por Javi García, su canterano preferido. A los pocos minutos, Cléber Santana recibió un balón en el círculo central y avanzó con la cabeza levantada. Tranquilamente. Se fue de Van der Vaart, de Lass, y de Javi García con un quiebro. Miró al palo largo y metió la cuchara. Fue uno de los goles más bellos de la Liga.
Faltaba otro. Lo marcó Keita, que también se fue de Javi García y firmó un trallazo. Para entonces, el Madrid ya estaba en otra cosa. Como dijo Casillas: "El equipo se dejó ir".
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