Al Kun siempre le queda un remate
El ariete del Atlético se alía con Maxi y Maniche para rebajar a un Espanyol tenaz pero inocuo
Al Kun Agüero le bastó con medio metro para destrozar al Espanyol, el peor equipo de la Liga en el año 2008 -sólo ha sumado siete victorias-, que cuenta con un punto de los últimos 21 posibles. Lo contrario que el Atlético, que acumula 15 partidos sin conocer la derrota y que tiró del acierto de sus delanteros hasta someter al Espanyol, desatinado en los metros determinantes.
Hay una pieza en el Atlético que no luce pero que es brillante. Maniche. Él sólo aguantó al equipo anoche. No sólo realiza el denominado trabajo sucio en la fase defensiva, sino que es el origen de toda construcción. Así, siempre escudado por Assunçao -lee de maravilla el aspecto táctico- se multiplica en las ayudas y coberturas, en tapar al extremo que ha subido para darle resuello. Y rebana balones que da gusto. Pero su cometido, también oscuro porque no se ejecuta en la zona de tres cuartos, es darle salida al balón. A dos toques, recibe de la primera línea y se gira para buscar las alas, donde a Simao y Maxi les alcanza con conducir el balón para superar la presión y los rivales, para desequilibrar con pasmosa facilidad. Más aún si los interiores rivales -Luis García y Nené- son futbolistas de acentuados rasgos atacantes. Y como coletazo, Maniche llega desde la segunda línea para un posible remate.
FICHA DEL PARTIDO
Espanyol 2: Kameni; Sergio Sánchez, Jarque, Pareja, Chica; Ángel (Lola, min.71), Moisés Hurtado; Luis García, Coro (Jonathan, min.84), Nené; y Callejón (Valdo, min.58).
Atlético de Madrid 3: Leo Franco; Perea, Pablo, Heitinga, Pernía; Maxi, Assunçao, Maniche, Simao (Raúl Gacía, min.85); Forlán (Sinama, min.76) y Agüero (Luis García, min.88).
Goles: 0-1, min.7: Maxi Rodríguez. 1-1, min.58: Sergio Sánchez. 1-2, min.81: Agüero. 1-3, min.90: Maxi Rodríguez. 2-3, min.90+: Valdo.
Árbitro: Teixeira Vitienes, del colegio cántabro. Mostró cartulina amarilla a Chica (min.40), Maniche (45+), Sergio Sánchez (min.58), Perea (min.59) y Raúl García (min.89).
Incidencias: partido correspondiente a la decimosexta jornada de la Liga, disputado en el Estadio Olímpico Lluís Companys de Barcelona ante 11.725 espectadores, según cifras facilitadas por la organización.
Organizado por el 18, el Atlético presionó acompasado. Un arma efectiva ante el Espanyol, que retiene la pelota en posiciones retrasadas y que no sabe qué hacer con él en los metros finales. Sobre todo cuando supera la medular y se bate con el último tercio del campo. Ausente el lesionado De la Peña por la rebeldía de sus explosivos músculos, el equipo carece del pase definitivo y sufre un calvario de difícil solución: suma el Espanyol muchas temporadas practicando el contragolpe y padece el síndrome del escritor con el folio en blanco delante; no sabe por dónde empezar. Mané, estratega y técnico al auxilio, propone la conducción de la segunda línea o abrir el campo para romper al adversario. Pero Luis García cayó irremediablemente hacia el centro para descartar la opción, y Callejón -Tamudo está lesionado- no atendió a los centros de Nené, que cuando se quita el pegamento de las botas resulta un futbolista excepcional. Así, el ataque del Espanyol, más voluntarioso que preciso, se quedó en bien poco.
Al Atlético le basta con que uno de sus particulares Beatles -Simao, Maxi, Forlán y Kun-, esté entonado. Anoche lo estuvieron Maxi (dos goles) y Agüero, que la lía en un santiamén sin que el otro se percate. Se esconde del contrario, amaga la pelota y ya la ha liado. Anoche robó un balón a Jarque, le encaró, le rompió y, trastabillado, lanzó la pelota a escasos milímetros del poste. Luego, a los 20 segundos del segundo acto, le ganó la espalda a la zaga y tiró desviado. Pero de buen inicio ya había solucionado la papeleta; recibió una pelota en el vértice del área, fracturó la cintura de Pareja por dos veces y asistió al punto de penalti, donde erró en el disparo Assunçao -ni la tocó- pero no Maxi, que la aplastó contra las redes. No se contuvo La bestia en la celebración, lo que irritó sobremanera a la afición periquita, entregada antaño a sus actuaciones en Montjuïc.
Quedaba un arma imprevisible para el Espanyol. La llegada al área opuesta del lateral. Sergio Sánchez subió el carril derecho como una exhalación, recibió un pase de Moisés Hurtado al hueco y, soberbio, fusiló a Leo Franco para colar un disparo cruzado de los que quitan el hipo. Pero al Kun siempre le quedan remates.
De las diez pelotas que tocó cinco las convirtió en oro puro. Como cuando cazó una bola en el área y, después de tres disparos consecutivos, batió a Kameni por raso. En el más complicado hizo diana. A lo que Maxi, animado, respondió con una gran jugada personal para marcar el tercer tanto y hacer estéril el tanto de Valdo, a la salida de un saque de esquina. El Espanyol se hundió por no ver puerta; y el Atlético, categórico, se afianza en la zona noble de la tabla por resolver estupendamente. Simple desequilibrio de punterías.
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