El Madrid llega tarde
Los de Schuster condenan su primera plaza de grupo por su falta de control y su desacierto en la primera parte
El Madrid llegó con una hora de retraso a Turín y se quedó un paso de la remontada ante un coro de teloneros de la "Juve", un equipo falto de vitaminas por la epidemia de lesiones que le abruma desde el inicio del curso. Con la pierna fuerte y mucho coraje, el cuadro italiano enredó al Madrid hasta que dio por cerrado el partido con 2-0 a favor. Un grave error, muy del "calcio" por otra parte, que le pudo salir muy caro. Entonces, Schuster alteró el guión, cada jugador recuperó su mejor puesto, el equipo ocupó mejor los espacios y el Juventus vivió un angustioso tormento hasta el final. Una reacción tardía para un equipo que se desplegó de entrada con muchos miramientos y una alineación poco geométrica, con algunos jugadores fuera de su paisaje natural. Con una plantilla mal perfilada, a falta de extremos y un exceso de interiores, Schuster puebla con éstos el medio campo. Pero como quiere extremos, retuerce la posición de Higuaín, Raúl y Van Nistelrooy. La partitura, por antinatural, no siempre le resulta. En Turín, antes del arreón final, dos futbolistas ya en rebajas como Del Piero y Nedved le retrataron.
JUVENTUS 2 - REAL MADRID 1
Juventus: Manninger; Grygera, Legrottaglie (Melberg, m. 46), Chiellini, Molinaro; Marchionni, Sissoko, Marchisio (Salihamidzic, m. 36), Nedved; Amauri (Iaquinta, m. 78) y Del Piero. No utilizados: Chimenti; Knezevic y Giovinco
Real Madrid: Casillas; Ramos, Cannavaro, Pepe, Heinze; Van der Vaart (Drenthe, m. 76), Gago, Sneijder; Higuaín (Robben, m. 54), Van Nistelrooy y Raúl. No utilizados: Dudek; Javi García y De la Red.
Goles: 1-0. M. 4. Del Piero, desde 30 metros. 2-0. M. 49. Amauri, de cabeza. 2-1. M. 66. Van Nistelrooy, a pase de Heinze.
Árbitro: Wolfgang Stark (Alemania). Amonestó a Amauri.
Un minuto de silencio por los dos hinchas del Juventus fallecidos en un accidente.
Hace años que en las tinieblas del "calcio" forraron de músculo a Del Piero y aquel delicado y veloz delantero juventino nunca volvió a ser el mismo. Pagó con creces aquella mutación, consecuencia de la corriente siderúrgica que ha prevalecido en el fútbol italiano, donde muchos entrenadores han puesto bajo sospecha el talento de chicos como Zola, Roberto Baggio o el primer Del Piero. De aquél queda algo de clase y una pegada exquisita, como la que demostró en el primer tanto turinés: un gol operístico, por la precisa pared entre el capitán del Juventus y Amauri y la excelente ejecución del primero. A varios palmos del balcón del área, Del Piero eligió la vía adecuada. Pudo encarar en velocidad a Casillas y armar el tiro. Como le falta turbo y le sobra toque, no tuvo dudas. Un futbolista inteligente se conoce a sí mismo.
El evocador gol de líder de la "Juve" alteró el preámbulo del encuentro. Psicológicamente hubo un cambio de diván. El equipo italiano, con una alineación llena de costurones por las bajas -entre ellas las de titulares indiscutibles como Buffon, Camoranesi, Poulsen y Trezeguet-, se sintió más entero y capaz. Para el Madrid, favorito por el cartel de su adversario, fue un contratiempo inesperado que le sedó. El Juventus tensó sus filas y se encomendó a otra resurrección de Del Piero. Al Madrid le tocaba gobernar, pero afloraron sus asimetrías: le faltan jugadores que desborden, en el lateral izquierdo no tiene garantías y Raúl y Van Nistelrooy no siempre suman dos. El ariete holandés, el goleador más fiable y regular del planeta, se alejó del área al extremar su posición -a la izquierda en el primer tiempo y a la banda contraria en escenas del segundo, tras la irrupción de Robben- para dejar a Raúl como ancla ante Manninger. Tampoco el capitán está para jugar por las orillas, por lo que el 4-3-3 por el que apuesta Schuster resulta postizo cuando alista a los dos delanteros. En realidad, como le ocurrió en el Comunale, con ellos pierde un centrocampista a cambio de un extremo maquillado. De ahí que todas sus llegadas del primer acto se resolvieran con remates lejanos de sus interiores. Cuando el ariete holandés gravitó hacia el centro y con un extremo puro como Robben, al equipo le mudó el fútbol. El asalto a Manninger fue constante, hasta que Van Nistelrooy hizo de Van Nistelrooy en el lugar que corresponde a Van Nistelrooy.
El tanto del goleador madridista alentó al Madrid, desnortado tras el acierto de Amauri apenas iniciado el segundo periodo. El delantero italiano, que se mueve con más agilidad de la que delata su corpachón, cabeceó sin molestias un buen centro de Nedved ante la tardía llegada de Heinze, despistado por completo. Con 2-0, el Juventus se sintió en una nube. Ya se sabe que en Italia un marcador así es una goleada, así que plegó velas con todo el descaro. Para entonces ya había enviado a la enfermería a otros dos futbolistas, Marchisio y Legrottaglie, dos sostenes defensivos.
El atrincheramiento juventino agigantó al Madrid. Schuster ensanchó el campo con Robben y Drenthe y Van Nistelrooy y Raúl anidaron junto al meta local. Con Del Piero sin depósito, la "Juve" se olvidó por completo del juego, sólo atenta al cronómetro. Hay entrenadores, caso de Claudio Ranieri y tantos otros italianos, que evalúan los riesgos de forma muy peculiar. Se creen más seguros cuanto más se defienden. En el Comunale, como muchas otras veces, ocurrió todo lo contrario. De espaldas a la pelota y, por tanto al juego, cada paso atrás acercó al Juventus al precipicio. A nadie puede aliviar que jugadores como Van Nistelrooy encuentren aguadores. O que gente como Sneijder puedan descolgarse al borde del área para rematar, como en aquel disparo del holandés que escupió el poste izquierdo de Manninger. Si al Madrid no le alcanzó para el empate fue por sus desequilibrios iniciales y su falta de voltaje durante la primera hora. Al final llegó tarde y dio vida a un Juventus que estaba en coma.
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