Canadá: un año desde la primera victoria de Hamilton y la resurrección de Kubica

Hace un año, Lewis Hamilton, ahora líder del Mundial, abrió la veda. La guerra encubierta que mantenía el británico con Fernando Alonso en McLaren comenzaba a hacerse tangible con sus declaraciones tras la victoria del asturiano en el Gran Premio de Mónaco. "No sé por qué adelantaron mis paradas. Me siento el número dos del equipo", declaraba Hamilton, enrabietado por su segundo puesto. Inmediatamente, la prensa inglesa inició su particular batalla mediática con un aluvión de críticas que sólo sirvieron para degenerar la imagen de la escudería. Desde Woking le pararon los pies a Hamilton, y a su llegada a Canadá, el piloto inglés era todo cordialidad. Pero Lewis aún no había ganado una carrera, y la sensación de ser el segundo de su equipo le sulfuraba. En Canadá se resarció y materializó su potencial con un doblete, el primero de los dos que consiguió en la gira norteamericana.

Este año, la cita en el circuito Gilles Villeneuve se presenta muy distinta de la de 2007. Hamilton ya no comparte garaje con Alonso, y la falta de experiencia por la ausencia del bicampeón se suplirá una vez más con el intenso trabajo que Pedro Martínez De la Rosa despliega para poner a punto las dos flechas plateadas. Hamilton aún no tiene los conocimientos del catalán para el trabajo interno, pero de cara al exterior, en la pista, sí ha certificado su madurez y autocontrol. El paso por el principado monegasco ha dado buena muestra de ello. Con lluvia, con averías inesperadas y sin una posición privilegiada (crucial en Mónaco), rompió la tradición y ganó sin hacerse previamente con la 'pole'. La segunda en 2008.

Por eso, Canadá será un territorio especial para el líder del Mundial. También para Robert Kubica, aunque por motivos radicalmente distintos. El polaco sufrió en la pasada edición el peor accidente de su carrera. Al tocar levemente el monoplaza de Jarno Trulli, el piloto de BMW vio cómo su coche salía despedido en la entrada de la novena curva hasta estrellarse en la escapatoria en un brutal golpe. Incluso llegó a temerse lo peor, al quedar su bólido volcado hacia la derecha tras dar varias vueltas de campana. Afortunadamente, salió ileso, pero no minó el empeño del europeo. Una vez más y tras rozar el primer cajón en Mónaco, Kubica intentará doblegar a los Ferrari para conseguir la primera victoria de su vida en uno de sus trazados favoritos.

Porque las dos balas rojas serán de nuevo el gran enemigo de McLaren y BMW. La Scuderia es discreta sobre mojado, pero en seco ha demostrado que pueden ser inalcanzables. Con dos victorias cada uno, Kimi Raikkonen y Felipe Massa buscarán robar el liderato a Hamilton en la que sería la primera victoria ferrarista desde 2004. Tan sólo Kimi Raikkonen ganó la cita canadiense en 2005 a bordo de un McLaren, un año antes de que Fernando Alonso se hiciera con el podio. Massa aún no sabe qué es la victoria en el Gilles Villeneuve, un motivo de más para que el brasileño, tercero a cuatro puntos de Hamilton, busque una victoria que le corone en la tabla y despeje aún más las dudas acerca de sus cualidades como piloto de Ferrari.

No será fácil para ninguno. Gilles Villeneuve se presenta como un trazado complicado, semiurbano, con gran desgaste de frenos, rectas rapidísimas donde se alcanzan 315 kilómetros por hora y horquillas, como la de Lépingle en las que no se superan los 58. La buena refrigeración de los discos será crucial, casi tanto como la carga aerodinámica, esta vez calibrada al milímetro para soportar la variación de velocidades en un asfalto de escasa adherencia.

Pese a la mala suerte que arrastra desde que comenzó la temporada, Heikki Kovalainen, compañero de Hamilton en McLaren, intentará conseguir el máximo de puntos posible para no perder aspiración. Más atrás, y ya sin aspiraciones de nada, Fernando Alonso peleará para cumplir los mínimos (clasificarse en las tres rondas de la 'pole') y, si las condiciones, la estrategia y el coche lo permiten, concluir la cita por delante de Red Bull y Toyota. Renault, que apenas puede contar con Nelsinho Piquet para pelear en el Mundial de Constructores con sus rivales más inmediatos, volverá a encomendarse al asturiano con los dedos cruzados para ir sumando puntos en cada carrera y salvar una temporada de 'resurrección' que después de seis carreras aún no ha dejado un coche competitivo.

"No hay nada ganado ni nada perdido", opina Raikkonen en la web de Ferrari, pero sí han cambiado algunas tornas. Los pilotos tapados, la intensa velocidad y el riesgo de accidentes sobrevolarán un año más el exótico circuito canadiense, y ante tanta competitividad, cualquier error puede dejar una cara factura al final de la temporada.

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