Nihat vale por dos

Liderado por Nihat, un delantero de verdad, el Villarreal recuperó la segunda plaza y ya escucha la melodía de la Champions. Un gol y una asistencia del delantero turco desmontaron el buen andamio y el escultórico trabajo del Valladolid cuyas modélicas formas no se ven del todo recompensadas. Delicado y elegante de centro del campo para adelante y a pesar de su desacierto ante el marco contrario, el conjunto noblemente dirigido por de Mendilibar le pierde su vocación ofensiva o su falta de atención defensiva. Como le demostró ayer el Villarreal, que recuperó la segunda posición en la tabla que da acceso directo a la próxima edición de la Liga de Campeones y cuya cotización está a la baja.

Como dice el lema, las imprudencias se pagan. Escaldado salió el Valladolid del Bernabéu ante el Madrid, donde hace unas jornadas recibió una paliza de aúpa por intentar jugar de tú a tú ante un equipo con grandes recursos. Como los que cuenta también el Villarreal, que con menos insistencia que en precedentes ocasiones le bastó para conquistó tres puntos que le prometen un alentador y bucólico futuro.

Confeccionado con exquisitos, listos y rápidos jugadores de segunda línea, llegadores con naturalidad, el Valladolid, un equipo concebido con el único y máximo objetivo de salvar la categoría, no se ciñe al arquetipo de equipo rocoso, agresivo y táctico, cada vez, eso sí, más difícil de encontrar en el fútbol español. Todo lo contrario. La pulcritud de sus formas contrasta con la simpleza y rudeza que suelen servir de hilo conductor a los equipos de humildes miras. Y, de vez en cuando, como ayer en El Madrigal, el atrevimiento resulta nocivo. Sin complejo alguno, el Valladolid tuvo un inicio de partido admirable. Sorprendió al Villarreal. Le quitó el esférico al Villarreal, administrándolo con criterio y mostrando verticalidad y peligro en sus acciones. Del trabajo de Sisi, Sesma y Víctor, los tres medios, salía beneficiado Llorente, el delantero que se especula pueda ser del Villarreal la próxima temporada. Dos meridianas oportunidades tuvo el punta pucelano a poco de dar comienzo el encuentro. En la primera, no pudo sacar beneficio de una salida del marco a destiempo de Viera, que volvía a la portería amarilla por la sanción de Diego López. En la segunda, Llorente no le dio la potencia del suficiente a su remate.

que feneció en manos de Viera, nervioso tras volver a la portería. Instantes después, tras adelantarse el Villarreal, mientras todos abrazaban al autor del gol, Godín y Eguren, corrieron en sentido contrario para dar un abrazo a su compatriota que hace tres meses perdió la tituralidad.

Todo lo bueno que sucedía en el inicio tenía color blanco y violeta. Pero en el fútbol cuentan los hechos, no las apariencias. El Villarreal, al cuarto de hora, en su primera aproximación con sentido, en su primera combinación con más de tres pases seguidos, se adelantó en el marcador. Lo hizo con su mejor aval en ataque, con un Nihat que necesita muy poco para encontrar el gol. Un pase al espacio de Cazorla, una diagonal hacia la portería, un defensa esquivado con un recorte sutil y un duro disparo evitando al portero. Sencillo parece, difícil resulta de encontrar. Tanto número 15 del delantero turco.

Poco cambió el panorama en el terreno de juego. Con más necesidad si cabe, el Valladolid siguió exponiendo sus formas con la misma claridad de ideas, con el peligro que ello comportaba, dando pábulo a los contragolpes del Villarreal, con los espacios abiertos que provocaban sus aventuras ofensivas. La sospecha cobró forma nada más reanudarse el encuentro tras el descanso. Libre de marca, Nihat percutió por el costado derecho rompiendo el fuera de juego hasta llegar a las inmediaciones de Asenjo, que vio cómo Cazorla marcaba a placer tras recibir el caramelo de Nihat, mientras Rossi esperaba. El italiano, como un niño, poco después de ser sustituido, se marchó enojado por no haber marcado. La gula del delantero. A pesar de la ortodoxa insistencia, el Valladolid se marchó de El Madrigal sin nada y mirando lo cerca que queda el descenso. Lo contrario que el Villarreal, privilegiado y gozoso, que disfruta y vence.