Sublime Agüero
El argentino, colosal, exhibe todo su repertorio y desmonta al Barcelona, que pierde crédito respecto al Real Madrid
El Barcelona conoció de primera mano en el Calderón la delgada línea que separa el cielo del infierno. Pese a un comienzo arrollador, y la esperanzadora resurrección de Ronaldinho, los azulgranas no tuvieron más remedio que rendirse ante el juego de un chaval de apenas 19 añitos y 1'70 de altura. Agüero demostró estar hecho de otra pasta. Con un recital cargado de desborde, verticalidad y pillería futbolística, el 'Kun' pulverizó las esperanzas de los de Frank Rijkaard de asaltar el liderato. El entrenador holandés se permitió el lujo de dejar a Leo Messi en el banquillo y padeció el excelso juego de Agüero, que rescató a su equipo del limbo en el que se encontraba.
Pese a la derrota, la fase inicial del partido fue un verdadero monólogo azulgrana. El Barcelona ensanchaba el campo a través de sus laterales y hacía circular el balón a una velocidad de vértigo para resignación atlética. Los rojiblancos, arrinconados, se refugiaron en el área de Abbiati a la espera de construir algún contragolpe con peligro. Un temeroso planteamiento que rápidamente hizo aflorar los pitos del Vicente Calderón, hastiado de las últimas actuaciones y los paupérrimos resultados de su equipo. Las quejas de sus seguidores no encontraron la reacción de los jugadores de Aguirre, que cedieron metros progresivamente y reforzaron el abrumador dominio de su rival.
Ronaldinho deja su impronta
A los nueve minutos, el Calderón experimentó el primer susto de la noche. Ronaldinho alzó la vista y halló el desmarque de Eto'o, que tras un preciso control orientado perforó la portería de su rival. Sin embargo, Fernández Borbalán apreció la posición antireglamenteria del camerunés y anuló correctamente el gol. Pero lejos de espolear a los rojiblancos, el tanto confirmó la indecisión del Atlético y la diligencia de su oponente. Con Xavi e Iniesta al mando y un Ronaldinho muy motivado, los hombres de Rijkaard llegaban cada vez con más asiduidad a las inmediaciones de la portería rojiblanca.
El brasileño, que durante la semana reclamaba la titularidad, respondió con una notable actuación a su técnico. Peleó, participó en la elaboración del ataque y al filo de la media hora, deleitó a las gradas madrileñas con un gol de fantasía. El '10', como antaño, cazó un servicio de Xavi desde la derecha y batió a Abbiati con una chilena que rememoró los mejores tiempos del 'Gaúcho'. No obstante, el verdadero protagonista de la noche no fue él, sino Agüero. Cuando el Atlético parecía haber tocado fondo, el argentino se echó el equipo a las espaldas y compensó el tanto del Barcelona con un disparo que entró en la portería de Valdés tras golpear en la bota de Puyol. Pero no quedó ahí la exhibición del 'Kun'. Al borde del descanso, y tras caracolear ante Milito, se sacó de la chistera un pase de 'sello Laudrup' que permitió a los rojiblancos iniciar la remontada con un potente derechazo de Maxi.
Festival Agüero
En el segundo acto, el Barcelona saltó al césped del Calderón dispuesto a voltear la contienda. Rijkaard retiró a Henry, impotente ante Varela toda la noche, y dio entrada a Messi, que dotó de más voltaje a la encasquillada vanguardia azulgrana con sus arrancadas. Pero ni La Pulga ni Eto'o, impreciso pero muy batallador, pudieron frenar el vendaval procedente de las botas de Agüero. El menudo ariete rojiblanco venció en casi todos los pulsos con Puyol. En el minuto 60' le ganó la espalda al capitán azulgrana, que no tuvo más remedio que tumbarle en el interior del área cuando el 'Kun' se disponía a fusilar a Valdés. Forlán, a sangre fría, transformó el penalti y encarrilaba el triunfo del Atlético.
Una victoria con el inequívoco sello de Agüero. Antes de abandonar el terreno de juego, el argentino hizo estallar de júbilo a la parroquia rojiblanca con un soberbio gol en el que bailó a Iniesta y Abidal, para situar después el esférico en un ángulo imposible para el guardameta del Barça. Herido en su orgullo, intentando sobreponerse al mazazo anterior y con el partido convertido ya en un correcalles sin salida, el equipo de Rijkaard maquilló el resultado final con un gol de Samuel Eto'o. El resto de los intentos fueron en balde. Demasiado tarde. Demasiado Agüero.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.