_
_
_
_
OSASUNA 3 - ATLÉTICO DE MADRID 1 | FÚTBOL

Osasuna juega con el Atlético

Con Sola y Vela estelares, el equipo pamplonés le hace un roto a un rival otra vez ruinoso

El Atlético es un chollo, un medio equipo capaz de conseguir que el cabizbajo Osasuna, el mismo que perdió hace una semana ante el colista, se transforme en un equipazo. Capaz también de provocar que un chico de 22 años, de nombre Kike Sola, cuya experiencia en Primera se limitaba a 11 partidos, se baste para airear todas sus miserias. Agarrado a un Sola que parecía Van Basten y a un Vela estelar, Osasuna devoró a un Atlético que ha vivido una semana catastrófica: arrancó con una derrota ante el Athletic, siguió con su adiós a Europa a manos del Bolton y la cerró con otra actuación de pompas fúnebres, en Pamplona, donde Osasuna le crujió vivo.

A los 53 segundos ya perdía el Atlético. Nada de particular tenía aquel balón enviado al borde del área grande, al que Eller vio pasar de largo porque con él no iba. Al que intentó llegar Perea, sin conseguirlo, no así Plasil, que lo prolongó con la cabeza. A su lado, Antonio López se quedaba inerte, con la mano en alto, avisando al árbitro, quizá, de que allí había peligro. Y lo había. El balón cayó en los pies de Sola, que resolvió con habilidad desde cerca.

A las primeras de cambio, la defensa del Atlético había quedado retratada, cogida como está con alfileres, con o sin bajas, jueguen unos u otros. Y bastó que Osasuna se asomara en ataque por segunda vez para que el derrumbe de su rival fuera total. Perea volvió a llegar tarde al balón, pero esta vez no permitió que llegara Plasil. Con una brutal patada resolvió el entuerto. Lástima, para él, que la pelota cayera a los pies de Vela, el más listo de todos, que avanzó y superó a Abbiati por bajo. Cinco minutos, dos llegadas, dos goles. Osasuna protagonizaba el partido de su vida ante un rival moribundo, al que parecía dar miedo pasar del medio campo, lo cual resulta comprensible teniendo en cuenta sus dotes defensivas.

Pero tiene el Atlético algún que otro futbolista que acostumbra a rebelarse ante los acontecimientos. Ayer encontró a uno: Forlán. Cleber y Jurado, quienes debían dirigir al equipo, se encontraban varados en el eje, atascados por la incansable presión de Osasuna. Nadie desde las bandas acudió a su rescate. Tampoco Maxi, convertido desde hace semanas en un futbolista irrelevante. No estaba el sancionado Agüero, que 62 partidos después se perdía un choque de Liga. Así que Forlán decidió hacerse visible. Y bajó a echar una mano. Y buscó las bandas. Y trasladó el balón hacia el área rival. Y cogió la bandera del equipo. Él, en solitario, rescató al Atlético durante un rato. Atrapó el balón en el límite del círculo central, avanzó al galope y, desde 30 metros, lanzó un derechazo salvaje que Ricardo no vio.

Forlán había metido al Atlético en el partido. Sus compañeros le sacaron. Osasuna no acusó el golpe y siguió apretando (20 disparos lanzó), tan fácil como le resultaba superar a los centrocampistas del Atlético. Hasta en tres ocasiones tuvo que poner la mano Abbiati para retrasar la derrota. Osasuna había encontrado un paraíso en la banda derecha de su ataque, la que cubría Pernía, al que algo grave debió ocurrir para perpetrar una actuación peor que sonrojante. Así las cosas, Aguirre prescindió de él y de Eller, lo que no atenuó los males del equipo, aunque los hizo menos visibles. El mexicano Vela era, por un día, el mejor extremo del mundo, allá en la izquierda. Y sufría el Atlético, que apenas llegaba al ataque, pese al empeño de un Forlán que acabó tirando la toalla. Lo hizo a falta de un cuarto de hora, cuando Sola robó el balón en la derecha y desriñonó a Perea, luego a Zé Castro, antes de levantar la cabeza y ceder a Font, que no tuvo más que empujar, certificando el triunfo de un gran Osasuna que encontró el mejor antídoto para sus males en este Atlético que ha ganado cuatro de los últimos 15 partidos y que no sabe lo que hace. El hecho de que aún aguante en la cuarta plaza, que da billete para la Champions, sólo demuestra una cosa: la Champions está muy barata.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_