El jefe de la agencia atómica de la ONU rebaja la amenaza militar iraní
Mohamed el Baradei sostiene que la preocupación de Occidente es "exagerada"
Mohamed el Baradei, hasta el 30 de noviembre director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), afirma en una entrevista que se ha "exagerado" el peligro nuclear que puede suponer Irán y exige a los países nuclearizados que pongan en marcha un drástico y creíble proceso de desarme si de verdad quieren que quienes aspiran al arma nuclear renuncien a ella. Las declaraciones, publicadas en su número de septiembre por la revista especializada Bulletin of the Atomic Scientists, que se edita en Chicago, se realizaron en julio pero han aparecido coincidiendo con una reunión, ayer, del grupo de seis potencias mundiales que intentan convencer a Irán de que renuncie a su programa nuclear. Y también con el anuncio en la televisión estatal iraní de que Teherán prepara una nueva propuesta de diálogo y los rumores de que el presidente de EE UU, Barack Obama, ha vuelto a ofrecer a Irán un diálogo sin condiciones, como ya hizo en marzo.
"No hay pruebas de que Teherán tenga un plan para fabricar armas nucleares"
Altos funcionarios de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (EE UU, Rusia, China, Francia y Reino Unido) y de Alemania, se reunieron ayer en las cercanías de Francfort para discutir una estrategia para forzar a Irán a renunciar a su programa para producir uranio enriquecido y discutir la posibilidad de imponerle sanciones para impedir que pueda producir el arma nuclear.
Antes de la reunión, tanto el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, que lidera las negociaciones de las seis potencias con Teherán, como el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Ian Nelly, puntualizaron que no se ha recibido ninguna nueva oferta negociadora iraní. La nueva posición dialogante de Teherán fue anunciada por el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Said Jalili, en declaraciones a la televisión estatal de su país.
Un informe confidencial del OIEA, divulgado el 28 de agosto en el Consejo de Seguridad, sostiene que Irán ha autorizado a los inspectores internacionales a incrementar su acceso a algunas instalaciones nucleares en las últimas semanas. Teherán no ha ofrecido hasta ahora garantías convincentes de que su programa, teóricamente destinado a fines energéticos civiles, no tiene como objetivo final la fabricación de la bomba nuclear. Se cree que Irán tiene unas 5.000 centrifugadoras destinadas a producir uranio enriquecido, imprescindible para conseguir el arma.
Sin embargo, el egipcio Mohamed el Baradei, que en noviembre será sustituido por el japonés Yukiya Amano tras 12 años al frente del OIEA, asegura en sus largas declaraciones que los inspectores internacionales "no han visto pruebas concretas de que Teherán haya puesto en marcha un programa de armas nucleares a pesar de que mucha gente está hablando de que el programa nuclear de Irán es la mayor amenaza que afronta el mundo".
"Creo que la amenaza se ha exagerado de muchas maneras", continúa. "Sí, hay preocupación por las futuras intenciones de Irán e Irán tiene que ser más transparente con el OIEA y con la comunidad internacional (...) Pero la idea de que nos despertaremos mañana e Irán tendrá un arma nuclear no se apoya en los hechos que hemos visto hasta ahora", afirma. "Es urgente, sin embargo, que se abran negociaciones entre Washington y Teherán para construir la confianza, normalizar las relaciones y abordar las preocupaciones, tal como propone el presidente Obama. En mi opinión, ésa es la única forma de ir adelante".
Sus 12 años al frente del organismo internacional encargado de supervisar los programas nucleares le han convencido de que el diálogo es más importante que el poder militar para evitar la aparición de nuevas potencias nucleares. El Baradei enfatiza también que las potencias nucleares deben acelerar el desmantelamiento de sus arsenales si de verdad quieren que otros países renuncien a obtener el arma nuclear y aboga por la idea alemana de establecer centros regionales de enriquecimiento de uranio controlados por el OIEA o de forma multilateral para permitir el acceso universal a la energía atómica sin fomentar peligrosos desequilibrios nacionales.
Y defiende la necesidad de dotar al OIEA de los fondos que necesita para cumplir los ambiciosos objetivos que le exigen sus socios. A su juicio, la rentabilidad de esa inversión se ha visto en Irak, donde "Estados Unidos se ha gastado tres billones de dólares para llegar a la misma conclusión a la que llegamos nosotros antes de la guerra por algo así como cinco millones de dólares".
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