Los apoyos mutuos de Juares y el PP
El presidente de Ruralcaja atrajo a las cajas rurales a Terra Mítica
El Banco de España acaba de imponer a Juan Antonio Gisbert como director general de Ruralcaja. Así parece rubricarlo la propia entidad alegando que su elección "ha sido decisión exclusiva" de su consejo rector. El hasta ahora director general de Inversiones y Financiación del Instituto de Crédito Oficial llega con el encargo de afianzar Ruralcaja tras una etapa convulsa en la que su presidente, Luis Juares, en menos de dos años, ha apeado del cargo a dos directores generales, Joaquín Añó y Juan José Arrieta, como si se tratara de entrenadores de fútbol.
La cuenta de resultados de esta cooperativa de crédito, la segunda en importancia de España, ha caído un 4,9% en el primer semestre de 2008. Su ratio de eficiencia bajó casi seis puntos en 2007, así como su cobertura de morosidad, que pasó de 314,22 a 204,90. Ruralcaja necesita un impulso y se ha marcado los objetivos de captar recursos, aumentar su cuota de mercado y mejorar la ratio de eficiencia. Sin embargo, el reto económico no es su principal problema, sino, como indican algunos partícipes de la entidad, el peculiar modo de gobierno que ejerce Juares: "Actúa como si fuera una finca suya".
"Juares quería fusionarnos a todos porque el PP quería la fusión"
El Consell empieza a mirar con inquietud hacia Ruralcaja
En efecto, su poder sobre la entidad es tan absoluto que cuando su ex director general Joaquín Añó, hombre que logró una gran influencia en la entidad, planteó en la asamblea de 2007 alternativas al reparto de beneficios sólo arañó dos votos. El perfil de Juares y el de Ruralcaja se parecen demasiado: una es una proyección del otro y ambos se desarrollaron en el mismo tiempo y espacio. Y ése, apuntan, es el principal obstáculo con el que se va a encontrar Gisbert. Un presidente alicatado en la estructura que trata de perpetuarse pese a haber superado de largo la edad de la jubilación.
La fuerza de Juares es su propio carácter, explican quienes lo conocen. Y su pico de oro, algo que es muy importante en el cooperativismo del que surge. En 1955 ingresó como socio de la Cooperativa Agraria de Bolbaite, su pueblo, desde donde se trabajó un liderazgo local que le permitió, tras la transición, ser alcalde entre 1979 y finales de los ochenta por la candidatura independiente Evolución y Bien, de inequívoco aroma vertical.
De modo paralelo, fue escalando el armazón del cooperativismo agrícola valenciano. Sobre todo, desde que conoció al entonces presidente de Uteco y luego consejero socialista de Agricultura, Luis Font de Mora, que fue su principal valedor. Con ese impulso y los apoyos pertinentes, Juares llegó a finales de los ochenta a la Caja Rural de Valencia, en la que su director general, Juan José Moya había llevado a cabo una política de expansión.
Son los años en los que el Gobierno, tras el escándalo de Domingo Solís que salpicó a 24 cajas rurales convertidas en feudos de Alianza Popular, conminó a las cooperativas de crédito más afectadas a formar parte de una alianza al modo francés que permitiera su saneamiento, el Banco de Crédito Agrícola-Cajas Rurales. En 1989 muchas de estas cajas dejaron el grupo y fundaron la Asociación Española de Cajas Rurales. Juares, que presidía una de las más importantes, alcanzó pronto la presidencia y marcó criterios.
Desde esa estructura, y con su carácter "espabilado y mangoneador", impulsó un acuerdo de territorialidad que impedía a cualquier caja abrir oficinas donde ya existiera otra caja. Sin embargo, el Banco de España no lo permitió. Y el Tribunal de Defensa de la Competencia, menos. Ello también abrió las puertas de la asociación, de la que dimitió en 2001, a otras cajas.
Ese mismo año Caja Rural Valencia, Caja Rural Alicante y Caja Rural Credicoop iniciaron su recorrido hacia la fusión, que se cerraría un año después con el nombre de Ruralcaja. Según explica el representante de una de las entidades con mayor rentabilidad que quedó al margen, "Juares quería fusionarnos a todos porque el PP quería la fusión". "Quería un solo interlocutor y que fuera Juares", añade. Los vínculos del presidente de Ruralcaja con el PP son fluidos y vienen de lejos. A finales de los noventa, cuando Eduardo Zaplana lanzó su proyecto emblemático de Terra Mítica, Juares fue el encargado de atraer hacia la operación las cajas rurales y locales. En una jornada de la Federación de Valenciana de Cajas Rurales, que controla, antes de explicar el proyecto a los representantes de las entidades les dijo que él ya se había comprometido con la Generalitat a que aportaran el 10%. "Pusimos todos, excepto Credicoop, que estaba bajo la órbita de Carlos Fabra y por lo visto no les dejó invertir en Benidorm", explica.
Tras este desembolso de 6 millones, hubo una ampliación a la que algunas cajas ya se opusieron. Caja Rural de Valencia se quedó con la parte de las que no la suscribieron. Incluso hubo un préstamo sindicado que Juares trató de que el Banco Operativo Español, que pertenece a todas las cajas, aportara 3 millones. Finalmente, Caja Rural de Valencia se quedó un paquete y convenció a algunas entidades para que hicieran lo mismo.
Años después, cuando Caja Rural de Alicante desapareció en la fusión dejó una vacante en Rural Servicios Informáticos (SRI), empresa del Grupo Caja Rural responsable de la definición e implantación del tratamiento automatizado de la información. Varias cajas decidieron que fuera Caixa Popular la que la ocupara. Pese a que Ruralcaja ya estaba representada, Juares se opuso. Unas 20 cajas le echaron un pulso y ratificaron que fuera Caixa Popular la que obtuviera la representación. Días después, en las vísperas electorales de 2003, aprovechando unas jornadas de la Unión Nacional de Cooperativas de Crédito en Morella, un hombre fuerte del Consell, Vicente Rambla, montó una reunión apresurada con todas las cajas excepto Caixa Popular, para conminarlas a buscar una solución. "Quería que cualquiera de ellas, excepto Caixa Popular, ocupara la vacante", refiere uno de los participantes en la reunión. Sin embargo, las cajas se plantaron y Juares no se salió con la suya.
El PP está en deuda con Juares y viceversa, pero Ruralcaja ha entrado en una situación complicada debido a su gestión, que algunos califican de "deriva". "Las cosas no las está haciendo bien desde hace años", manifiesta una de las personas inscrita en "la poda de gente" que ha llevado a cabo en los últimos tiempos. "El nivel de decaimiento en la entidad es enorme", diagnostica. Mientras el Consell empieza a mirar con inquietud hacia Ruralcaja, Juares se refugia en el núcleo del presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus.
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