75 años de español en Lisboa
El Instituto Giner de los Ríos rehabilita a los olvidados profesores republicanos que fundaron el centro en la capital portuguesa
Hoy hay más de 1.000 alumnos y cerca de 70 profesores y catedráticos. Desde 1976, el Instituto Giner de los Ríos está situado a las afueras de Lisboa, en Dafundo, camino de Cascais. La enseñanza es gratuita para los alumnos de familias españolas y mixtas, y privada para los que no lo son y apuestan por el bilingüismo. La historia empezó hace justo 75 años. En enero de 1933, España abrió en Lisboa un pequeño instituto de bachillerato graduado. Con 19 alumnos, era el primer centro de enseñanza en el exterior, y estaba en los sótanos de la actual cancillería, rua Salitre esquina a Avenida de la Liberdade.
La II República, con su mezcla de idealismo y afán, había decidido exportar al Portugal salazarista el sueño de la instrucción pública. Dos catedráticos llegaron de Madrid para poner en marcha el proyecto: Ramón Martínez López, de Letras, y José Luis Hernández, de Ciencias. Un año después, en 1934, esos dos pioneros importaron el espíritu laico de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). El nuevo centro se llamó Instituto Escuela Hermenegildo Giner de los Ríos, en honor del hermano de Fernando Giner.
"Hernández había sido profesor de la ILE en Madrid", cuenta Ángel Chica, ex alumno y hoy catedrático de matemáticas, "y como primer director llevó a cabo el mismo proyecto pedagógico: teatro, clases mixtas, naturaleza, un largo viaje a España de intercambio con el Instituto Escuela de Madrid... Y además hacían difusión de la cultura española, como el Instituto Cervantes ahora".
El 18 de julio de 1936, Martínez López, que era presidente del Partido Gallegista, estaba de vacaciones en su tierra. "Tras librarse de ser fusilado y volver a Portugal por el Miño, se reúne en Lisboa con el embajador, Claudio Sánchez Albornoz", recuerda Chica, que ha estudiado a fondo la memoria del centro para organizar, con motivo del 75 aniversario, una exposición y un claustro extraordinario, previsto para abril, que rehabilitará la tarea de aquellos profesores silenciados.
En octubre del 36, Salazar reconoce al Gobierno de Franco y declara a Martínez López persona non grata. Albornoz le consigue un visado para París, cierra la embajada y vuelve a Madrid. "Hernández se queda al frente del instituto, pero la fuerte presión le fuerza a adherirse al Gobierno de Burgos", dice Chica. En enero, dimite Hernández como director, y en marzo del 37 llega uno nuevo. Es Eugenio Montes, el fundador de Falange. "Tramita la expulsión de Martínez López y de los maestros republicanos Agustín Sala, Antonio Terol y Luis Falcó; despide al profesor de portugués, Fidelino de Figueiredo, que era amigo de Unamuno y Ortega; incluye la religión en el programa, pide a Valladolid trajes de falangistas para los alumnos y exige a Franco nuevos maestros para 'acabar con la nefasta coeducación".
Sólo se salvó de la purga la bandera republicana. "La escondió en su casa un conserje, Antonio Palomares", dice Chica. Cuando murió, su hijo la devolvió al centro, y hoy preside, enmarcada, el despacho de dirección. Montes estuvo a cargo del Instituto hasta 1954. La historia oficial, convenientemente maquillada, diría que fue el primer director; pero hace 25 años, Manuel Burgos, un profesor fallecido el pasado 9 de enero, contó la historia real en el libro del 50 aniversario. Y Chica la ha completado ahora: "Martínez López volvió a Valencia, pasó por el campo de refugiados de Argelés y acabó siendo catedrático en la Universidad de Texas. No pudo reunirse con su mujer hasta 1948, y volvió a España en la Transición. Hernández resistió y se jubiló en Lisboa 40 años más tarde. Agustín Sala se fue a México y organizó las escuelas que el presidente Cárdenas construyó para los niños republicanos".
Todos ellos, y otros ex profesores ilustres recibirán hoy, lunes, el homenaje de sus sucesores. Asistirá Carmen Hernández, la hija del primer director.
Exposiciones, conciertos
"Queremos reivindicar el espíritu institucionista que alentó la creación del centro y recuperar la memoria de sus fundadores y de muchos profesores que pasaron por aquí, gente admirable y que a menudo llegaba para refugiarse de las represalias", explica el poeta Ángel Campos, catedrático de Lengua y vicedirector del Giner de los Ríos de Lisboa.
Campos esperaba "más generosidad" de la Administración para celebrar el aniversario, aunque comprende que la quincena de centros que España mantiene en el exterior es una "inversión costosa". Los actos tendrán un carácter sentimental. Fotografías, documentos, libros y objetos forman parte de la exposición que se abrirá en abril con un concierto de homenaje a Halffter. En marzo será el acto estrella, con un premio Príncipe de Asturias, Antonio Gamoneda, y un premio Camões, Eduardo Lourenço. Un homenaje a Miguel Torga, de quien fue el centenario en 2007, y un ciclo de cine español completan el programa.
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