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Un rayo de luz en la banca de EE UU

A siete meses del terremoto financiero, los grandes bancos vuelven a los beneficios

Jaime Dimon, presidente ejecutivo de JPMorgan Chase, siempre procura que no comparen al banco con Citigroup o Goldman Sachs. Y para tomar distancia, recurre a declaraciones grandilocuentes. No sólo está orgulloso del rendimiento de su banco, considerado como el salvador de Wall Street al rescatar a Bear Stearns y a Washington Mutual, sino que además dice sin pestañear que puede devolver de una vez los 25.000 millones de dólares (19.200 millones de euros) que le prestó el Tesoro en otoño.

"Mañana mismo", decía Dimon el jueves, mientras insinuaba, como ya hizo en otras ocasiones, que si su banco tomó ese dinero del fondo de estabilidad financiera fue porque se lo suplicaron. "Hemos aprendido la lección de tomar prestado dinero al Gobierno", remachó. Y no es el único que lo ve así, porque estos días parece vivirse una verdadera carrera por soltar el flotador que lanzó hace seis meses el Tío Sam a la banca. Creen que pueden conseguir ese dinero por otras vías ahora, sin mayores sacrificios.

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Y es que de repente parece haber cambiado el aire que corre en el sector financiero. Siete meses después del terremoto que hizo temblar Wall Street, tras el colapso de Lehman Brothers, y del trimestre más complicado en la historia moderna del sector, los grandes bancos de EE UU empiezan a hablar de beneficios y crecimiento sólido de los ingresos en el arranque de 2009.

Lo peor del pánico pos-Lehman parece haber pasado, a la vista de unos resultados trimestrales mejores de los esperados presentados por Wells Fargo, Goldman Sachs, JPMorgan Chase y Citigroup. La estrategia de tipos de interés en la zona cero orquestada por la Reserva Federal y la intervención del Tesoro parece que empiezan a estabilizar el crédito, el paso clave para apuntalar el repunte económico. Pero la digestión de los números, que completará mañana Bank of America y el miércoles Morgan Stanley, no es tan fácil e invita a la cautela.

Al bucear en las tablas se observan cosas tan curiosas como que las entidades estén sacando tajada, por un lado, del caudal masivo de fondos públicos movilizado por Washington y, en paralelo, del negocio de banca de inversión, el mismo que colapsó el sistema el fatídico 14 de septiembre pasado por la erosión de las hipotecas basura.

El pistoletazo de salida lo dio Wells Fargo el Jueves Santo. El banco, que se hizo con Wachovia en una polémica maniobra, proyecta unas ganancias récord de 3.000 millones de dólares. Es una cifra similar a la que registró en todo 2008 y que contrasta con las pérdidas de 2.547 millones del cuarto trimestre. Sus ingresos en el primer trimestre de 2009 ascendieron a 20.000 millones, más de la mitad que en todo el año 2008.

La euforia es alimentada también por Goldman Sachs y Citigroup, que abandonaron las pérdidas que tiñeron de rojo sus balances en el cuatro trimestre de 2008. "Es como la mejor noticia nunca vista", comentaron los analistas tras diseccionar los números, en busca de indicadores que ayuden a aclarar el estado real de sus balances. Wells Fargo justifica sus números diciendo que crecen sus depósitos y que está subiendo el crédito hipotecario, por los bajos tipos de interés.

Pero el diablo se esconde en los detalles. A primera vista, Lloyd Blankfein (de Goldman Sachs) se quitó la espina del negativo de 2.120 millones que manchó las cuentas de su entidad en el cuarto trimestre de 2008, anotándose unas ganancias de 1.800 millones en los tres primeros meses de 2009.

El sexto grupo financiero de EE UU, que abandonó en otoño el estatus de banco de inversión, se benefició además del pago que le hizo la aseguradora AIG para cubrir las pérdidas en los seguros de impagos de deuda. Lo que nadie pone en cuestión es que Goldman navega en la crisis mejor que el resto y que los intentos del Gobierno de EE UU por liberar el crédito le beneficia.

JPMorgan Chase, el primer banco por activos, juega en la misma liga. La entidad multiplicó por tres el beneficio con el que cerró el cuatro trimestre de 2008, año que cerró con unas ganancias tres veces más bajas que en 2007. El negocio de banca de inversión registró un beneficio récord de 1.600 millones. Y como hizo Goldman Sachs, supo sacar tajada de los fondos masivos que se están empleando para descongelar el crédito. Pero el banco se enfrenta a otro problema: el consumidor sigue bajo una fuerte presión y se teme que la próxima burbuja en estallar sea la de la deuda de las tarjetas de crédito.

Citigroup, junto a Bank of America la entidad más beneficiada por las ayudas del Tesoro, también parece ver la luz. No hace ni siquiera dos meses se temía por su nacionalización. La entidad ganó 1.590 millones en el trimestre, sus primeros beneficios en 18 meses.En el último trimestre de 2008, Citigroup golpeó al sistema con unas pérdidas de 8.290 millones de dólares y sembró el pánico en el mercado. Ahora en un trimestre ha multiplicado por cinco sus ingresos y gracias a la banca de inversión vuelve a la vida. O eso parece.

Un operador de Goldman Sachs ejecuta un apunte financiero en la Bolsa de Nueva York.
Un operador de Goldman Sachs ejecuta un apunte financiero en la Bolsa de Nueva York.REUTERS

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