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Entrevista:

"La prima de riesgo de la deuda española tiene que bajar más"

La ministra de Economía está muy satisfecha con los resultados de la prueba de resistencia a la banca, pero cree que el ejercicio de transparencia aún tardará unas semanas en dar sus frutos

A raíz de la crisis de la deuda, la vicepresidenta del Gobierno recibe al menos tres veces al día información sobre cómo está la prima de riesgo española , el diferencial de rentabilidad que se le exige al bono español frente al alemán. Últimamente le llegan son buenas noticias, sobre todo tras el éxito del examen a la banca . Pero Elena Salgado (Ourense, 1949) cree que la mejora no es suficiente aún.

Pregunta. ¿Está satisfecha con el resultado de las pruebas de resistencia a la banca?

Respuesta. Absolutamente. Han salido muy bien y el ejercicio de transparencia ha sido reconocido por todos. Es muy positivo para nuestro sector financiero.

P. Pero cinco de las siete suspendidas son españolas.

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R. Son cinco españolas porque hemos examinado a 27 entidades, hasta las más pequeñas. Sabíamos que algunas tenían alguna dificultad y por eso estaban ya con apoyo del Banco de España en proceso de reestructuración o de fusión. Pero además es que la mayor entre ellas solo representa un 2,3% de nuestro sistema financiero. Así que son entidades de tamaño muy pequeño.

P. La prima de riesgo ha bajado algo por debajo de los 140 puntos básicos. ¿Es ese ya el nivel que nos merecemos?

R. No, desde luego que no. La prima de riesgo de la deuda española tiene que bajar más. Tenemos que colocarnos lo antes posible por debajo de Italia [cuyo diferencial es de 120 puntos básicos], que es también una economía fuerte, pero con un volumen de deuda mucho mayor que el de España y que tradicionalmente ha tenido una prima de riesgo un poco superior a la española. Esa es nuestra primera meta, pero el objetivo es seguir bajando.

P. ¿Qué le diría a los clientes de las entidades que han suspendido el examen?

R. Yo intento evitar la palabra suspender. Si en un examen de inglés me examinan de inglés, apruebo; si me examinan de literatura inglesa, es más difícil, y si me examinan de poesía en inglés, suspendo seguro, pero eso no es que suspenda en inglés. Lo del suspenso es muy relativo, porque son unas pruebas artificialmente duras, porque contemplan situaciones que es muy difícil que se presenten. Los clientes de esas entidades deben saber que sus ahorros están seguros, que sus hipotecas lo están, que pueden seguir haciendo tranquilamente todas las operaciones. Los clientes, los empleados y los directivos saben que pueden seguir desarrollando su actividad normal, pero saben también que sería bueno que en un plazo razonable pudieran reforzar su capital.

P. Hay quienes se quejan de que en las pruebas no se han contemplado escenarios artificialmente más duros, pero que son posibles, como el impago de la deuda por parte de un país.

R. Si ese país se refiere a Grecia, hay que decir que hemos puesto en marcha una ayuda financiera de 110.000 millones de euros y que, de acuerdo con ello, Grecia no va a tener impago de deuda soberana porque está protegida. Si se refiere a cualquier otro país, el fondo de estabilidad financiera que hemos creado entre todos permite a cualquier país pedir ayuda antes de que se manifiesten las dificultades. El impago de la deuda es un acontecimiento que no puede suceder porque Europa está decidida a que no suceda, así que como no puede suceder la probabilidad no es que sea pequeña, es que es cero.

P. Eso ha llevado a consecuencias paradójicas. Es chocante que se le aplique un recorte de valoración mayor al Santander por sus 300 millones de riesgo griego que a BNP, que tiene 5.000 millones.

R. Sí, pero es porque BNP no tiene esa deuda griega en la cartera, que es la que se ha tenido en cuenta. Cuando se tienen los valores hasta vencimiento, si no hay ninguna probabilidad de impago no tiene sentido penalizar a los bancos por tenerlos.

P. Hay otros que critican que no se haya sometido a pruebas de estrés la liquidez, la financiación, que es el principal problema que tiene ahora la banca española.

R. Los problemas de liquidez acaban convirtiéndose en problemas de solvencia al pasar el tiempo. Con nuestras pruebas se ve que las entidades son robustas incluso en circunstancias muy difíciles. Lo que es un problema en términos de liquidez o de financiación es la dificultad de captar recursos para trasladarlos a las empresas y particulares en forma de créditos.

P. Tras las pruebas, ¿cree que la banca española tendrá que apelar menos al BCE para lograr financiación?

R. La apelación al BCE es a unos recursos que están ahí y que los bancos deciden todos los días si les convienen o no. A veces se da el caso de que por un lado hacen apelación al BCE y por otro depositan dinero en el BCE a tasas muy bajas. ¿Qué quiere decir eso? Que hay una cierta desconfianza, que no encuentran demanda de crédito solvente o que son precavidos. Pero en todo caso utilizan las facilidades del BCE porque están ahí. Conforme eso vaya haciéndose más difícil, habrá menos recurso a esa facilidad y habrá una actuación distinta. A mí no me parece malo que acudan al BCE, porque está para eso.

P. La reestructuración financiera y las pruebas han sido un cierto éxito. Pero ¿cómo le llega eso a la gente de la calle?

R. El éxito de las pruebas no ha dado de sí todavía todo lo que debería. Lo más importante de los stress tests no es el resultado, sino la información que dan. Hemos dado información sobre todos los bancos y cajas de ahorros que ocupa varias páginas por cada una de las instituciones financieras. Los analistas van a poder examinar toda esa información, como de hecho están haciendo, y los mercados también. ¿Qué es lo que le llega a la persona de la calle? Algo muy sencillo, si al Estado le cuesta menos financiarse, eso redundará en que haya más dinero para dedicarlo a servicios públicos, a inversiones o a prestaciones sociales. Si los bancos encuentran más facilidades para obtener financiación mayorista, podrán dar más créditos a las empresas y a los particulares, pero todo eso, el efecto de las pruebas, tarda unas semanas. Yo espero que al volver del verano la situación sea distinta.

P. Una vez ahuyentados los fantasmas sobre la banca, ¿cuál es el siguiente flanco débil?

R. Todas estas reformas son para ganar competitividad. Estamos dando respuesta a las tensiones de los mercados, que se manifiestan en el día a día. Pero más allá de eso en lo que estamos empeñados es en la transformación de nuestra economía para que sea más competitiva. Y eso afecta al Gobierno, pero también a las comunidades, que tienen que procurar que las empresas encuentren marcos más favorables, tengan menos cargas administrativas... El siguiente examen no será el de los mercados financieros, sino el de la competitividad real de nuestra economía.

La lenta reducción del paro

P. ¿Qué espera de la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre que se publica el viernes?

R. Sabemos que el paro registrado bajó en ese trimestre, pero en la EPA influye mucho la población activa y es difícil anticipar nada. En todo caso, una de las características de nuestro mercado de trabajo es que las tasas de paro se reducen con lentitud, más lentitud de la que nos gustaría, porque los sectores más intensivos en empleo son sectores en los que la recuperación todavía no ha comenzado.

P. Como continuación del ajuste fiscal, el techo de gasto en los Presupuestos se ha reducido un 7,7%, pero ¿dónde se va a meter la tijera?

R. En todos los sitios. No hay más remedio cuando en media los Presupuestos de los ministerios van a disminuir en el entorno del 16%, eso afecta a todos los programas, pero hay que ser muy selectivos. Queremos que afecte mucho menos a la investigación. Tendrá que afectar más a algunos programas de transferencias que eran buenos, pero que ahora no nos podemos permitir.

P. ¿Como la ayuda de 400 euros a los parados?

R. Sobre eso ya hay una resolución del Parlamento que pide que se concentre en los parados de larga duración, en los jóvenes y en los mayores de 45 años, y es lo que vamos a hacer.

P. ¿Seguirá adelante el retraso de la edad de jubilación aunque no haya consenso?

R. Es un compromiso. Los números están ahí. Tenemos tiempo para hacerlo, pero nuestro sistema de pensiones demanda que se haga en un plazo razonable. Dentro de 15 o 20 años deberíamos estar en los 67 años.

P. ¿Pero lo aprobarán si logran mayoría aunque no haya acuerdo con el PP?

R. El acuerdo con el PP es complicado siempre en estos temas porque se han instalado en la demagogia. El mismo día que piden la reducción del gasto presentan enmiendas que lo aumentan. Lo estamos viendo incluso en las propuestas de la reforma laboral. No dicen nada sustantivo, nada útil, pero presentan enmiendas que incrementan el gasto público. Es muy difícil convencer a quien se ha instalado en la pura demagogia. Solo hemos llegado a acuerdos en el sector financiero. En el tema de la energía yo creo que el PP sabe que será necesario que los precios se ajusten más a los costes. En las pensiones, yo espero que los grupos sean responsables, pero del PP no me atrevo a esperar tanto.

P. ¿No ha sido el Gobierno demasiado tímido ante el veto ilegal de Portugal a la compra de Vivo?

R. Hemos hecho lo que teníamos que hacer. Desde el primer momento hemos dicho que era inasumible y que había que dejar a la Comisión Europea que hiciera su trabajo. No se trata de si la empresa es española o no, sino de que se cumplan las reglas. Aquí es tan evidente que no se cumplían que hay que dejar que las instituciones comunitarias hagan su trabajo. Pero Telefónica ha sabido desde el primer momento que tenía al Gobierno detrás.

Pertinencia del ajuste

P. ¿Cree que la gente ha entendido las medidas del pasado mayo que suponen un giro radical de la política económica?

R. Yo creo que la gente entiende las razones. Pero además lo tiene que comprender en el sentido de que esto es un paréntesis que necesitamos para crecer mejor, como dice el presidente del Gobierno. Y ese crecimiento mejor es el que aún no ha llegado y la gente espera. Yo creo que el tiempo nos va dando la razón con las medidas que adoptamos en mayo. E incluso con las que están en los Presupuestos de este año. Casi nadie entendió por qué subíamos el IVA y ahora se ve que es una decisión que ha sido seguida por muchos otros países y se demuestra que era imprescindible para el sostenimiento y la mejora de nuestras finanzas públicas. Todavía es difícil entender por qué es necesario primero reducir el déficit para luego empezar a crecer, porque nuestra economía necesita todavía muchos impulsos. Pero los impulsos ya no tienen que venir de los estímulos fiscales, sino de las reformas estructurales.

P. Puede que la gente no haya comprendido que el ajuste apenas haga mella en la gente con mayor capacidad adquisitiva.

R. Hay que tener en cuenta que España es un país de una amplísima clase media. Si lo que se desea es elevar de modo importante la recaudación, que es lo que necesitábamos, no puede lograrse afectando únicamente al 5% con más capacidad económica. El IVA, por ejemplo, afecta a todos, pero al menos pudimos discriminar por tipo de producto: los más necesarios tienen IVA reducido o superreducido, que no han tenido nada de incremento o un incremento más bajo. Pero era necesario afectar a la base impositiva en general. Además, ya empezamos a hacer algo en esa línea en los impuestos por rentas del ahorro cuando son muy altas. Ya empezamos ahí a dar señales y lo vamos a seguir haciendo en los Presupuestos. Pero hay que esperar a septiembre.

P. El presidente dijo que había pasado sin dormir la noche del Ecofin de mayo. ¿Ha pasado usted muchas noches sin dormir?

R. No, yo duermo muy bien. Me acuesto muy cansada y duermo bien. Si paso alguna noche sin dormir es porque no me he acostado. La nochecita esa del Ecofin la pasé sin dormir, pero porque llegué a Madrid a las seis de la mañana. En general, descanso muy bien. Creo que el yoga me ayuda a eso, a poder relajarme y descansar y eso es buenísimo para tener energía al día siguiente.

La vicepresidenta del Gobierno, Elena Salgado, en su despacho tras la entrevista.
La vicepresidenta del Gobierno, Elena Salgado, en su despacho tras la entrevista.GORKA LEJARCEGI

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