Los precios de los alimentos bajan en origen, pero no en las tiendas
El sector agrario denuncia que sus recortes no se trasladan al consumidor
La alimentación ha sido en los últimos meses uno de los principales protagonistas del fuerte incremento del Indice de Precios de Consumo (IPC). Esas subidas, escandalosas en muchos casos, se explicaron en buena parte por las alzas de los precios en origen. Sin embargo, ahora está ocurriendo el fenómeno contrario: los precios de muchos alimentos básicos han bajado en el campo pero el consumidor no se ha enterado cuando ha ido al supermercado porque no se han repercutido esas caídas.
El precio del pollo vivo ha caído casi un 30% en las últimas semanas
Uno de los ejemplos de ese cambio de tendencia ha sido el pollo. Debido a la subida de los precios de los cereales que les sirven de alimento, el pollo vivo alcanzó un precio récord en origen de 1,38 euros por kilo. Esos altos precios condujeron a un aumento de la cabaña. El aumento de la oferta, ha producido que los precios en origen hayan caído en las últimas semanas casi un 30%, hasta 0,82 euros por kilo. Pero el bolsillo del consumidor no se ha enterado.
Lo mismo ha ocurrido con la leche. Fue uno de los productos con mayor subida en origen por la inexistencia de oferta generalizada, descenso de la cabaña y cuotas de producción por debajo de la demanda. Su precio en el campo pasó de 0,30 a 045 euros por litro. El aumento se tradujo en un incremento que roza el 30% anual en lo que paga el consumidor. Hoy, aunque la producción sigue por debajo de la cuota por falta de vacas, se han iniciado las importaciones a menor precio. Los industriales han llegado a un pacto tácito para bajar los precios en el campo en unos 0,08 euros por litro hasta abril. Pero por ahora el tetra brik blanco sigue por las nubes.
Con los huevos ha sucedido algo similar. Meses pasados, los precios subieron por el recorte de la cabaña y la posibilidad de exportar. El sector colocaba casi el 20% de su producción en el exterior. Hoy ha aumentado ligeramente la producción y se han recortado las exportaciones, lo que se ha traducido en una rebaja media del precio en origen de entre el 5% y el 6%, sin que ello se haya reflejado el mercado.
Y los precios del ovino, que se habían mantenido estables en origen hasta diciembre, ahora se han hundido. Pero tampoco se ha reflejado en los precios al consumo.
Los mercados están muy sensibles a cualquier información sobre las cosechas futuras con subidas y bajadas sin aparente justificación. No obstante, el precio en origen de muchos alimentos es hoy estable o a la baja. Pese a que el precio internacional del trigo sigue disparado, en España hay cereal almacenado suficiente, se han ampliado las posibilidades de importación y la demanda para pienso de la ganadería se ha estancado por la reducción de la cabaña.
Los precios del aceite de oliva en origen han bajado en las últimas semanas de 2,7 a 2,5 euros por kilo. Y los de la patata se han reducido a la mitad, de 0,30 a 0,15 euros por kilo, aunque el precio para los consumidores se mantiene entre 0,78 y 0,80 euros por kilo. Otros productos, sin embargo, aún mantienen precios elevados en origen, como es el caso de la carne de vacuno, el porcino o el girasol.
La subida de los precios de los alimentos ha resucitado el debate sobre los márgenes de la distribución. La Comisión Nacional de Competencia abrió en noviembre una investigación, aún sin resultados oficiales. Para todas las organizaciones agrarias, los precios en origen no tienen nada que ver con los pagados por el consumidor. Y piden a la Administración medidas más efectivas para lograr una mayor transparencia del mercado.
El observatorio de precios impulsado por el Ministerio de Agricultura sólo sirve para ver a toro pasado la evolución de las cotizaciones. Para Javier Alejandre, responsable de los servicios técnicos de UPA, el principal aliado del consumidor es el productor, no el distribuidor. Según sus datos, la distribución fija los precios al consumidor no por sus costes más unos márgenes razonables, sino en función de lo que consideran que puede pagar el consumidor.
De acuerdo con ese estudio, en situaciones de crisis de precios en origen, la distribución incrementa más los márgenes: ha sucedido con la leche donde han pasado de vender a precios de cesión de la industria, a aplicar márgenes de hasta el 20%.
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