El plan de ajuste aplaza la mejora del empleo hasta 2012
Los expertos creen que el recorte de gasto público hará que la economía caiga el próximo año más de medio punto del PIB, la estimación del Gobierno
"Entre crecimiento y déficit público, nos hemos inclinado por menos déficit". La vicepresidenta Elena Salgado resumía así el dilema al que se ha tenido que enfrentar el Gobierno. Una economía debilitada por más de año y medio de recesión y una tasa de paro del 20% pide a gritos el auxilio del Estado. Un agujero presupuestario histórico (más del 11% del PIB) y una deuda (pública y privada) gigantesca empujan a que el Estado cierre el grifo ya. La presión de los inversores financieros sobre el euro y de la UE sobre España acabó de un plumazo con las dudas del Gobierno. El pasado jueves aprobó el mayor recorte de gasto público de la democracia. Pero no solo se sacrifica crecimiento, también puestos de trabajo. Los expertos descartan ya que se cree empleo hasta 2012.
"Entre crecimiento y déficit, nos hemos inclinado por menos déficit", dijo
Salgado Las previsiones de Bruselas y el FMI siguen por debajo de las del Ejecutivo
Ceprede augura que el menor gasto costará 120.490 empleos hasta 2012
La industria y la construcción tienen difícil recuperar puestos de trabajo
Un recorte tan drástico (15.000 millones en dos años, que se suman a otros 5.000 eliminados ya del presupuesto en vigor) tiene que notarse por fuerza en la evolución de la economía y en las previsiones que tratan de anticiparla. Los servicios de estudios y centros de predicción consultados dan por bueno el único dato que Salgado adelantó el pasado jueves: el pronóstico de crecimiento del PIB, lastrado ahora por el recorte del consumo (la renta real de funcionarios y pensionistas cae) y de la inversión (en obra pública), debe rebajarse en una cantidad equivalente a unos 5.000 millones (0,5% del PIB). El Gobierno cree que el efecto en 2010 es mínimo (varias medidas no entran en vigor hasta junio) y que se verá compensado porque la economía crece a un ritmo algo mayor de lo previsto, con lo que deja tal cual su estimación inicial de crecimiento (-0,3% del PIB). Y concentra en 2011 la corrección por el ajuste fiscal: su previsión de crecimiento para el próximo año pasa del 1,8% al 1,3%.
"Hemos hecho una estimación de crecimiento conservadora", adujo Salgado ante los periodistas. Algunos expertos discrepan de que el efecto del ajuste fiscal se note sólo en 2011. Juan José Méndez, del Centro de Predicción Económica (Ceprede), cree que restará 0,2 puntos porcentuales este año y otros 0,3 en 2011. Y la inmensa mayoría niega que el vaticinio oficial sea conservador, sino más bien optimista. "Tras este ajuste, yo no veo de ningún modo que la economía española pueda crecer un 1,3% en 2011", asegura Sara Baliña, de Analistas Financieros Internacionales, que deja el crecimiento para el próximo año entre el 0,5% y el 0,7%, una cifra similar a la que maneja Ceprede (0,6%).
De la media docena de analistas consultados, solo José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, piensa que la nueva estimación del Gobierno es todavía factible, aunque se llena de cautelas: "Hay mucha incertidumbre en los mercados, si las tensiones sobre la deuda pública se mantienen y la ventanilla de emisión de deuda privada sigue cerrada, los costes de financiación subirán y eso limitará aún más el crecimiento, sobre todo del próximo año".
Aún después de la corrección, la previsión del Gobierno para 2011 (1,3%) sigue estando por encima de lo que anticiparon hace semanas el Banco de España, la Comisión Europea (0,8% ambos), el FMI (0,9%) o el panel de expertos del sector privado que elabora la Fundación de Cajas de Ahorros (1%). Y, salvo la nueva estimación oficial, todas se hicieron antes del anuncio del ajuste fiscal y, por tanto, aún no calibran su efecto. Economía argumenta, con razón, que en 2009 acertó con el pronóstico (-3,6%) y que el resto de vaticinios para 2010 han ido acercándose al suyo (-0,3%). Pero la diferencia de criterio respecto a qué ocurrirá el próximo año con la economía española es aún notable. Y más aún si la lupa se acerca al mercado laboral.
"No vemos que el empleo pueda crecer ni este año ni el próximo", afirma María Jesús Fernández, analista de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas). Tras incluir en sus cálculos el recorte, Fernández estima que el PIB apenas crecerá un 0,3% en 2011 y que el empleo (se ha pasado de 20,5 millones de puestos de trabajo a 18,4 millones en dos años) aún retrocederá cerca de un 1% en 2011. Las diferencias con lo que sostiene el Gobierno no pueden ser más extremas. "Volveremos a crear empleo neto a finales de 2010", sostuvo el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso a principios de año. Un guión del que el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, eludió desdecirse apenas 24 horas antes de que se aprobara el tijeretazo.
Porque estimación oficial sobre cómo afectará ese tijeretazo al empleo no hay. Economía emplaza a la actualización de su programa de estabilidad, que debe pasar el examen definitivo en Bruselas antes del próximo 7 de junio. Campa solo anticipó que el ajuste fiscal tendrá un "impacto pequeño" en el mercado laboral, sin precisar si eso impedirá crear empleo este año. Pero es que los expertos ya creían antes del recorte de gasto público que era muy difícil un incremento (en tasa interanual) del empleo no este año, sino el próximo. Y, ahora, tras el ajuste, descartan ningún aumento significativo hasta 2012. Aunque sólo Ceprede se atreve a traducir en puestos de trabajo (120.490 empleos menos entre 2010 y 2011) las consecuencias del ajuste.
No cabe esperar tampoco, según los expertos, un recorte apreciable de la tasa de paro en estos dos años. "La tasa media se quedará estancada cerca del 20%", asegura la analista de Funcas, que revisará al alza su estimación de paro para 2011. En el mejor de los supuestos, que es el que defiende José Carlos Díez, la creación de empleo en 2011 también quedará estancada. "La destrucción de puestos de trabajo está frenando, pero las tensiones de los mercados y el plan de ajuste pueden retrasar las nuevas contrataciones", comenta.
El experto de Intermoney detalla cómo el recorte de gasto público retraerá el crecimiento y la generación de empleo. "El recorte a funcionarios y pensionistas suma 9.000 millones. Su impacto depende de si, al tener menos renta, deciden consumir menos, lo que afecta al PIB, o reducen su ahorro, ahora muy alto, para mantener su nivel de consumo. Y el impacto del recorte en inversión pública, unos 6.000 millones, depende de si se baja la licitación y ejecución de obra en la misma proporción", explica.
En el mercado laboral, Emiliano Carluccio, del Instituto Flores de Lemus, anima a fijarse en la dispar evolución de los dos sectores, la industria y la construcción, que han protagonizado la destrucción de empleo. "En el primer trimestre, la industria fue capaz de aumentar su valor añadido, aunque perdió puestos de trabajo, mientras que en construcción el ajuste en empleo y producción no ha acabado aún", señala Carluccio. No son, a corto plazo, datos esperanzadores. La industria se ha enfocado en ganar productividad para aprovechar el tirón de las exportaciones, con lo que dificilmente generará nuevos puestos de trabajo; en la construcción, el parón de obra pública se añade al de la vivienda. Y la caída de actividad suma más parados.
Medidas mal comunicadas
Algunos economistas cuestionan la idoneidad del drástico recorte de gasto público cuando apenas se ha salido de una recesión. No es el caso de los que siguen más de cerca los datos para elaborar previsiones. "A lo mejor no son las mejores medidas, pero sí las únicas posibles ahora", defiende Emiliano Carluccio, del Instituto Flores de Lemus.
También respaldan que el recorte del déficit es la prioridad, aunque sean más pesimistas sobre su impacto. Pero se revuelven ante cómo ha gestionado el Gobierno la comunicación de esas medidas.
"Lo que está pasando en los últimos días causa caos en las expectativas de los consumidores y de las empresas, que pueden retrasar sus decisiones de gasto", señala Carluccio en referencia a las contradicciones del Ejecutivo sobre la creación de un nuevo impuesto a las rentas altas, sobre el alcance de la congelación de las pensiones o sobre el retraso en obras públicas. "Eso puede tener un impacto aún mayor que el propio recorte de gasto público", advierte.
"Desde luego, los mercados financieros sí que lo tienen en cuenta, no es nada positivo", lamenta María Jesús Fernández.
Los expertos coinciden en que el recorte a funcionarios y pensionistas anunciado por Zapatero marca un antes y un después en la crisis.
"Muchos ciudadanos no eran conscientes de los riesgos que ha asumido la economía española, había la percepción de que esto pasaba en un par de años. Ya no es así", opina José Carlos Díez, de Intermoney, que relativiza: "No creo que vaya a haber un cambio de hábitos de consumo por el mensaje del Gobierno".
Lo que sí ha variado de forma radical es la percepción de algunos servicios de estudios extranjeros, que hasta ahora eran más optimistas que los expertos españoles sobre el futuro próximo de la economía. Los analistas del banco estadounidense Citigroup, por ejemplo, revisaron de forma radical sus predicciones tras el plan de ajuste: ahora creen que el PIB también retrocederá el próximo año (-0,3%) y que la tasa de paro escalará hasta el 21%. Es un indicador que situaría la cifra de desempleo muy cerca de los cinco millones de parados, la última frontera. "Seguro que no llegamos a esa cifra", rebatió la vicepresidenta económica, Elena Salgado, este viernes.
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