El mercado recrudece la amenaza sobre España y lleva a máximos la prima de riesgo
La desconfianza de los inversores en la deuda italiana a corto plazo supera a la de la española - El retraso en la aprobación del fondo de estabilidad europeo agrava la situación
La pesadilla va a más. La crisis de la deuda soberana vivió ayer un capítulo inesperado. La prima de riesgo española superó los 400 puntos básicos. La italiana marcó un nuevo máximo (383). Lo que hace apenas dos semanas fue todo un alivio, los cambios decididos para el fondo europeo de rescate para que pueda comprar deuda, son ahora el problema. La debilidad de la economía de Estados Unidos aporta su grano de arena. Y un factor que, por anecdótico que parezca, condiciona mucho: es agosto, hay poca negociación y cualquier operación mueve los mercados mucho más que en cualquier otra época del año.
Con estos ingredientes, se conformó a primera hora de la mañana un cóctel que disparó las alarmas. La prima española, la diferencia entre lo que paga cualquier país y Alemania por endeudarse en bonos a 10 años, tocó los 403 puntos básicos y luego se relajó hasta los 386. ¿Qué ocurrió? "Hay muchas respuestas posibles, en época estival hay poco volumen de negociación y cualquier elemento u operación puede influir en los precios", apunta Fernando Hernández, de Inversis. Durante el día, diferentes fuentes apuntaron a los rumores de que China estaba comprando deuda o que el Banco Central Europeo (BCE) lo haría, entre otros. Pero no ha habido compras del BCE desde marzo.
Los analistas coinciden en la urgencia de que el BCE compre deuda
El Gobierno descarta más recortes y Bruselas dice que no se plantea un rescate
Pocos esperaban que las primas de España e Italia, el termómetro que mejor mide la confianza en la economía de un país, escalaran a la altura que lo hicieron ayer. Desde luego, no lo esperaban sus respectivos Gobiernos. Zapatero retrasó unas horas el comienzo de sus vacaciones. Y Berlusconi convocó a los máximos responsables de la economía italiana para analizar la situación. La Comisión Europea, por su parte, defendió las medidas de austeridad impulsadas por el Ejecutivo español contra el déficit y rechazó que la posibilidad de un rescate para España esté "sobre la mesa", en palabras de la portavoz comunitaria Chantal Hughes. Declaraciones del mismo cariz precedieron los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal.
El fantasma del rescate no crecerá en función del máximo histórico que la prima de riesgo española toque de forma puntual. Lo hará si mantiene un nivel muy alto durante bastante tiempo. Ayer, la rentabilidad del bono a 10 años rozó el 6,5% y acabó en el 6,24%. Para Portugal, el tercer país del euro en pedir la ayuda financiera (el pasado marzo), la línea roja se situaba en el 7%.
Los gestos políticos que ayer tuvieron Madrid, Roma y Bruselas no bastaron. De hecho, las pérdidas en las Bolsas se acentuaron conforme pasaba la sesión. El Ibex 35 perdió un 2,18%. Y el índice selectivo italiano cayó un 2,53%. Es una batalla entre la política y los mercados. Los segundos quieren saber más detalles sobre las decisiones de los líderes europeos para el Fondo de Estabilidad. "El plan aún peca de inconcreción. Las pautas son poco precisas. Sabemos, por ejemplo, que el Fondo de Estabilidad puede comprar bonos en el mercado secundario, o entrar en el capital de bancos, pero ¿cómo? ¿cuánto? ¿qué se considera situación extrema? El mercado quiere más concreción", profundiza Nuria Álvarez, de Renta 4.
Las diferencias también llegan a los tiempos. A los mercados no les gusta el ritmo de Bruselas a la hora de actuar. "Se han tomado decisiones importantes sobre el FEEF [el fondo europeo de rescate], pero la aplicación todavía está pendiente. Hasta septiembre , como pronto, no se votará en los parlamentos nacionales", explica desde Londres Antonio García Pascual, economista jefe de Barclays Capital para el sur de Europa.
El dinero, ayer, escapó a sus tradicionales refugios: el oro escaló a su máximo histórico, hasta los 1.643 dólares la onza, casi un 40% más que hace un año. El bono alemán a 10 años bajó al 2,41%, cuatro puntos básicos menos y el bono británico a 10 años tocó su mínimo histórico, al 2,76%. El franco suizo sacó pecho y subió un 2,3%, hasta los 1,09 euros.
Mientras se dirime la batalla entre mercado y política, la situación de los más débiles se agrava. Al rozar el 6,5%, la rentabilidad de los bonos españoles a 10 años se sitúa en torno a un punto menos del nivel alcanzado por Portugal cuando solicitó ayuda a Bruselas y al Fondo Monetario Internacional.
En el caso italiano, la lectura de lo que sucedió ayer es incluso peor. Los intereses de los títulos de deuda a dos años están por encima de lo que paga España, un 4,6% frente al 4,5%. La interpretación de estos datos indica que los inversores tienen menos confianza a corto plazo en Italia que en España.
Pero todas estas causas no bastan para aclarar por qué la volatilidad se ha disparado en las últimas dos sesiones y los movimientos de los mercados de renta fija han alcanzado una virulencia desconocida. Esto tiene más que ver con el calendario. En agosto hay muchas menos operaciones. La liquidez en los mercados de deuda se ha secado incluso para Italia, el mayor de Europa. Así que cualquier operación provoca movimientos mayores que en otra época del año. Además, según explican fuentes del mercado, "ahora nadie está comprando, solo se vende".
"La situación es gravísima porque no se ve nada que pueda revertirla en el corto plazo. Y no está claro que el BCE vaya a reabrir el plan de compra de deuda soberana", explica García Pascual.
Esta, precisamente, es la solución que reclama el catedrático de Economía de la Universidad de Granada Santiago Carbó. "Necesitaríamos que el BCE se implique [comprando deuda]. Es la única solución que tenemos a corto plazo".
Desde luego, vista la evolución en las últimas semanas de la prima de riesgo, las Bolsas y el resto de indicadores, no parece que los mercados se vayan a dar por satisfechos con medidas individuales que los Gobiernos puedan adoptar de forma unilateral. Italia adoptó hace poco un recorte fiscal de 80.000 millones de euros. Aunque todavía esté por ver su desarrollo, España ha hecho las reformas -financiera, laboral, negociación colectiva, ajuste fiscal- demandadas.
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