"De ninguna manera un banco español puede perseguir bienes en Ecuador"
La preocupación de las autoridades ecuatorianas por los casos de impagos de sus emigrantes en España llevó al embajador de ese país, Galo Chiriboga, a invitar el pasado mes de julio a Madrid a la superintendenta de Bancos de Ecuador, Gloria Sabando, para conocer la situación de primera mano. Sabando (Puerto Viejo, Ecuador, 1955) preside la máxima autoridad reguladora del país. Sabando, que atiende a EL PAÍS por teléfono desde Quito, se reunió aquí con altos cargos del Banco de España y de la Confederación Española de Cajas de Ahorros.
Pregunta. ¿Qué información les llega de la situación de sus compatriotas en España?
Respuesta. Para nosotros ha sido motivo de mucha preocupación el endeudamiento de los compatriotas en España. Ellos emigraron en busca de mejores días, en busca de una realización personal y profesional. Tuvimos muchas reuniones en Madrid. Se dejó claro que la preocupación de Ecuador se centra en encontrar soluciones sistémicas a problemas que surgieron de un esquema que impulsó el crecimiento del sector inmobiliario por encima de las realidades mismas del mercado, haciendo análisis financieros y de riesgo superficiales, en los que no se tomó en cuenta la capacidad de pago real de los deudores. En las reuniones me di cuenta de que hay un interés sincero de las autoridades españolas a encontrar soluciones de fondo. La magnitud de la crisis ha obligado a explorar vías para mantener la solvencia del sistema financiero, pero hay que considerar que las sociedades española y mundial se encuentran en un periodo de ajuste.
P. ¿Cuál es el caso tipo que han conocido?
R. La persona que ha tenido un nivel de ingresos mayores en el momento de adquirir la obligación y que luego se quedó sin su trabajo. Lo pueden volver a contratar, pero no con las mismas condiciones que antes. No puede cumplir sus obligaciones. Otro caso es aquel que se quedó sin trabajo y con una obligación. No puede cumplirla y entrega la hipoteca, valorada en un inicio en una cantidad, pero que en este momento ha deflactado su precio.
P. ¿No detectaron un sobreendeudamiento? ¿No era raro que algunas personas pudieran adquirir deudas millonarias?
R. No. No es responsabilidad del organismo de control y supervisión de Ecuador asumir un monitoreo de entidades foráneas. Lo que se veía era un progreso por parte de ellos. Nosotros hemos perdido grandes artesanos o trabajadores de la construcción o la agricultura, que han entregado lo mejor que saben al país en el que residen.
P. ¿Calificaría estas hipotecas como subprime? ¿En qué se diferencia de la situación en EE UU?
R. Es equiparable a la crisis de EE UU porque es un problema más económico y financiero. Deriva de aquel crecimiento y de la liquidez que tuvo el sistema financiero y que creó esa necesidad de colocación [de crédito] fácil, o laxa, en la que el riesgo no se midió de acuerdo a lo que la técnica exige. Sí, son subprime, pero son generadas por el mismo mercado. El usuario se acerca y manifiesta su necesidad y el mercado se lo dio de la manera más fácil.
P. ¿Qué le parece la ley española, que no considera cancelada la deuda con la entrega del bien hipotecado?
R. Las organizaciones sociales han planteado que se acepte la dación en pago. Nosotros nos permitimos apoyar la propuesta. Para ampliar el debate, la delegación ecuatoriana planteó otras opciones como reestructuración de los créditos, concesión de periodos de gracia y aplazamientos. Cuando estuvimos allá, las autoridades españolas hablaban de una fórmula de permitir un arrendamiento de la propia vivienda hasta que el deudor pueda nivelar sus ingresos. La situación que nos preocupaba es que los bienes hipotecados hayan perdido su precio. Porque la deuda sigue siendo la misma. Esto no quiere decir que en algún momento estas viviendas no vuelvan a recuperarse y ese es un tema que considerar también en esta problemática. El negocio de los bancos no es llenarse de activos.
P. Esta situación condena a muchos de sus compatriotas a vivir en la marginalidad o a regresar a su país.
R. Podemos decir que lo han perdido todo. Nuestros migrantes tendrán siempre el apoyo por parte del Gobierno actual para que puedan tener una reinserción laboral que les permita volver a empezar. Se les ayuda en el traslado de sus activos, tienen un tratamiento especial de aduana. Y también créditos del Banco Nacional de Fomento para que puedan emprender una nueva actividad [al volver]. Muchos han adquirido conocimientos allá.
P. ¿Un ecuatoriano tiene garantizado que la deuda se termina si vuelve a su país?
R. Un contrato es privado, entre la persona y la institución. Queda a responsabilidad de ellos cancelar esa deuda, bien a su vuelta o en España. De ninguna manera el banco español puede perseguir a esta persona en Ecuador. El compromiso se adquirió allá y fue calificado por el Banco de España. La responsabilidad es de ambas partes, no solo del deudor. También del que concedió el crédito. Quiero reiterar que la opción de una internacionalización de las deudas no es posible porque no existen acuerdos internacionales que lo permitan. Es un contrato privado. Además, la ley ecuatoriana no contempla que las deudas contraídas en el extranjero por un ecuatoriano se cancelen con bienes de ecuatorianos en el país. Es en España donde debe resolverse cualquier litigio, de no mediar cláusulas contrarias acordadas entre las partes.
P. Cuando vino a Madrid, ¿qué le dijo el Banco de España?
R. Fue un diálogo en torno a una problemática con tintes sociales, dada la influencia de fenómenos como el desempleo, que está en el 20% y que merma la capacidad de pago de los consumidores, especialmente inmigrantes con puestos de trabajo altamente expuestos a las fluctuaciones del mercado. Mencionaron que estaban abiertos a regular la Ley de Enjuiciamiento Civil y la Ley Hipotecaria para regular la dación en pago. Pero dejando claro que su labor es de supervisión y control. Lo que yo pregunté fue si habían sido revisado los porfolios de los bancos con estos altos índices de morosidad. Porque yo entiendo que su responsabilidad está en revisar que los porfolios respondan a los principios de prudencia. Esa es la responsabilidad de un organismo de control. Pregunté si de la revisión que ellos hicieron podían decir si las instituciones financieras cumplieron con las normas de crédito y de valoración de riesgos del Banco de España. No todo es responsabilidad del deudor. Dijeron que entendían que fue un problema macroeconómico. Que todo se derivó de la bonanza de la liquidez en esos momentos. Es decir, mientras más liquidez, más laxo el crédito. Hay datos que evidencian que el precio de la vivienda en España ha ido reduciéndose, pero aún, de acuerdo con informes de la Unión Europea, se mantiene una sobrevaloración de más de dos dígitos, lo que evidencia que el mercado siempre estuvo por encima de un comportamiento adecuado a los intereses de los consumidores y de las propias instituciones financieras.
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