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Crisis financiera mundial

La macroampliación de HSBC reaviva la crisis bancaria y hunde las Bolsas

El banco británico amplía capital en 14.000 millones, cierra sus filiales en EE UU y anuncia 6.100 despidos - El Ibex baja un 4,6%, hasta niveles de 2003

El planeta vivió ayer un nuevo lunes negro, con las Bolsas arrastradas a la baja por doquier por los problemas del sector bancario. Europa lideró las caídas de buena mañana, al desvelar por primera vez el gigante chino-británico HSBC sus problemas con las subprimes, las hipotecas basura estadounidenses, que han recortado en dos tercios sus beneficios y le han obligado a pedir a sus accionistas una inyección de 17.700 millones de dólares (14.000 millones de euros).

El pánico bursátil se acentuó al conocerse horas más tarde que el Gobierno de Estados Unidos va a tener que inyectar otros 30.000 millones de dólares en la aseguradora AIG, arrastrando el índice Dow Jones por debajo de los 7.000 puntos por primera vez desde 1997. En Madrid, el Ibex 35 cayó un 4,60%, hasta niveles de 2003; en Londres, el FTSE 100 cedió un 5,33%, y en Francfort, el DAX retrocedió un 3,48%.

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La crisis de las subprime ha recortado en un 70% los beneficios netos del HSBC en el ejercicio de 2008, que se han quedado en tan sólo 6.498 millones de dólares, frente a los 20.455 millones del ejercicio anterior. Ese retroceso deja al Santander liderando el listado de la banca occidental por beneficios: 8.876 millones de euros, frente a los 3.893 del HSBC (aplicando el cambio medio anual del euro).

Si no inmune, hasta ahora el HSBC había sido considerado el banco británico menos expuesto a los riesgos del terremoto financiero desatado en Estados Unidos hace ya 20 meses. Pero ayer ese mito saltó por los aires y las acciones del banco chino-británico llegaron a caer casi un 25%. Al final, cerraron un 18% por debajo de la cotización del viernes.

Las actividades en Estados Unidos provocaron unas pérdidas de 15.528 millones de dólares, frente a un resultado cercano al equilibrio en 2007. Esas pérdidas proceden fundamentalmente de HSBC Finance Corporation, la rama americana de negocio financiero adquirida en 2003 por 14.000 millones de dólares y que el banco ha decidido cerrar. "Con la información que ahora tenemos, tengo que reconocer que es una inversión que ojalá no hubiéramos hecho", reconoció ayer Stephen Green, actual presidente y entonces consejero delegado. El cierre significa la destrucción de 6.100 empleos y una red de 800 oficinas, pero Green garantizó que el mercado estadounidense seguirá siendo uno de los objetivos estratégicos de HSBC.

Stephen Green no es un banquero al uso. Ordenado pastor anglicano, tras acabar sus estudios en Oxford consagró un año de su vida a trabajar en un refugio para alcohólicos en el empobrecido este de Londres. Allí conoció a la que es ahora su esposa. Su salario al frente del banco ha sido este año pasado de 1,2 millones de libras. ¿Demasiado? Quizás, pero poco más de la tercera parte de los tres millones de un año antes, en plenas vacas gordas. Algunos de sus ejecutivos están mucho mejor pagados que él: los dos mejor pagados ganaron 13,8 millones de libras y 11 millones, respectivamente, y otros tres obtuvieron más de 3,3 millones. Este año se han suprimido los bonus en efectivo.

Green cuestionó "la cultura y la ética de la industria bancaria", que "demasiado a menudo se guía meramente por la legalidad o no de sus acciones". "La industria tiene que recuperar el sentido de lo que es correcto y deseable como clave del impulso del negocio", dijo. "Hay demasiada gente que ha dañado profundamente la reputación de la industria. (...) La gente está enfurecida, y con razón, porque en algunos casos los que más han contribuido a esta crisis son los que más se han beneficiado de ella", añadió.

A su juicio, la crisis es el producto de cuatro factores combinados: los desequilibrios financieros globales; el abaratamiento del crédito y sus consecuencias, como la burbuja inmobiliaria; la securitización, basada en productos financieros que muchos banqueros ni siquiera entendían, y una dependencia excesiva de negocios a crédito que se han quedado secos cuando los productos construidos con esas prácticas se han venido abajo.

El resultado es la extrema fragilidad del sector financiero internacional, y el círculo vicioso que retroalimenta esas turbulencias en las finanzas y la profunda recesión en la economía real, que estará "en ruinas" a lo largo de 2009, según el inversor Warren Buffett. "No hay una sola razón para tener en cartera acciones de bancos", dijo ayer a Bloomberg Keith Wirtz, de Bancorp. La prueba es que ni las soluciones privadas -como la macroampliación del HSBC- ni las ayudas públicas -el enésimo rescate para AIG- detienen la sangría en la banca. En EE UU, Citigroup se dejó ayer el 20%, y Bank of America el 8,1%. En Europa, los mayores bancos vivieron una jornada de pesadilla, con el francés BNP y el holandés ING a la cabeza, con pérdidas que rozaron el 10%.

La gran banca española no escapó de la quema, y ayer arrastró al Ibex a la mayor caída del año. La Bolsa española, que meses después del inicio de la tormenta subprime superó con creces los 15.000 puntos, pierde ya más de la mitad de su valor desde esos máximos, y se ha derrumbado hasta los niveles del año 2003. El Ibex cae más de un 20% en lo que va de año, "y lo más probable es que las Bolsas, incluida la española, sigan marcando mínimos", indicó Pablo Guijarro, de AFI. BBVA y el Santander cedieron el 9,3% y el 8,2%, respectivamente. "La banca sigue dando pasos hacia atrás, y los mercados no mejorarán mientras no lo haga el sector financiero", aseguró Juan Luis García Alejo, de Inversis.

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