El juez autoriza la reestructuración de General Motors

El camino ya está asfaltado para que la "nueva General Motors" eche a rodar. El juez que supervisa la suspensión de pagos del segundo fabricante mundial de coches autorizó que la compañía se parta en dos y que los activos más rentables se transfieran a la entidad controlada por los gobiernos de EE UU y Canadá, renovada sobre cuatro marcas: Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC.

Se esquiva así el mayor obstáculo para que GM resucite. Si las apelaciones no frenan el proceso, la compañía podría salir de la suspensión de pagos tan pronto como este jueves y ser operativa en unas semanas; es decir, dos meses después de entrar en bancarrota. Chrysler lo hizo en 40 días, de la mano de Fiat.

Es un plazo inferior al previsto por la Administración de Barack Obama. Pero los acreedores disidentes quieren conseguir una mayor compensación que la ofrecida por el Tesoro. Ya presentaron 850 quejas al magistrado Robert Gerber, que rechazó autorizando la venta de activos.

"GM ya es insolvente", dijo, y advirtió de que si se liquida no habrá nada ni para los inversores, ni para los empleados, ni para la industria auxiliar. El Tesoro dijo además que retirará su apoyo si para el 10 de julio no se aprobaba el plan.

El plazo para apelar vence el jueves. Si no se tuerce el proceso, Washington empezará a inyectar el grueso de los 30.100 millones que prometió, adicionales a los 19.400 millones movilizados desde diciembre. Es la llave al 61% del capital. Canadá pondrá 9.500 millones, lo que le dará el 12%.

Los empleados tendrán el 17,5% de la compañía, y el 10% restante será de los acreedores. El Tesoro dijo que la nueva GM podría volver a cotizar en un año. Las filiales Saturn, Hummer, Saab y Pontiac, los activos malos del grupo, quedarán bajo tutela del juez hasta que se vendan o liquiden.