La locomotora se frena
La economía alemana sufre un repentino parón tras decir adiós a la recesión
En medio de la tormenta que amenaza con hundir a varias economías de la eurozona, la alemana sigue comparativamente robusta. La salida de la recesión registrada en verano volvió a dejar a Alemania en su lugar histórico entre sus socios europeos. Pero la máquina ha dado preocupantes muestras de agarrotamiento: según confirmó el miércoles la Oficina Federal de Estadística (Destatis), el último trimestre de 2009 se saldó con un crecimiento nulo de la economía alemana. En el trimestre anterior, el producto interior bruto (PIB) de Alemania había crecido el 0,7%, tras un segundo trimestre que selló la salida de la recesión con un crecimiento del 0,4%. Los expertos acusan al invierno y siguen confiando en que la economía alemana no ha dejado las vías de recuperación. El estancamiento del pasado trimestre congela cualquier esperanza de un despegue vertical después de un año en recesión. Es la diferencia entre un cohete chino y la locomotora alemana, que espera a la primavera para volver a ponerse en marcha.
El consumo y la inversión no acaban de recuperar el aliento
En enero, el Gobierno había elevado su pronóstico de crecimiento del 1,2% al 1,4% para el año en curso. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el PIB alemán crezca un 1,5%. A finales de 2009 seguía 20.000 millones por debajo del alcanzado antes de la recesión.
"Los números de 2009 son algo decepcionantes", afirma Oliver Holtemöller, del Instituto de Investigación Económica de Halle (IWH). La sección de coyuntura del instituto económico trabaja en la corrección a la baja de su pronóstico de crecimiento para 2010. Hasta ahora era de 1,9%.
Holtemöller también se muestra sorprendido, esta vez gratamente, por el moderado aumento del paro. El 8,7% de la población activa alemana carece de empleo, un 0,1% más que en enero. Hace un año, la cifra era del 8,5%. La temida avalancha de despidos pronosticada por algunos analistas para el cambio de año no ha llegado a darse. Sin duda es un efecto del programa gubernamental de reducción de jornada laboral para empresas afectadas por la crisis. Si bien remite el número de compañías que se acoge a la medida, el consiguiente aumento de despidos en el sector industrial se está viendo compensado por la contratación en el sector de servicios y en el de sanidad.
Sin embargo, la productividad de las empresas alemanas sigue siendo extraordinariamente baja: en 2009 descendió un 5%, con un aumento del paro mucho menor. Cuando los empresarios reajusten este descenso, el paro podría aumentar dolorosamente. El IWH preveía un porcentaje de paro del 9,1% en 2010. También están corrigiendo esta previsión, probablemente a la baja.
El IWH es, en este aspecto, el más pesimista de los institutos consultados. La sorpresa por la caída del último trimestre la comparten los expertos del instituto IFO de Múnich. Kai Karstensen esperaba un crecimiento del 0,5%, pero destaca que "un invierno como el que hemos pasado puede costar 0,3 o 0,4 puntos de PIB en Alemania". El frío extremo, con temperaturas medias por debajo de los cero grados, "inhabilita muchos cálculos".
El IFO, uno de los oráculos predilectos de la prensa especializada, descarta que la economía alemana pueda recaer en la recesión. La recuperación será tranquila "si no estalla otra crisis", como una bancarrota de otro Estado europeo. Karstensen es moderadamente optimista: "El peligro de estas bancarrotas es tan obvio y ocupa a tantas cabezas que es improbable que lleguen a producirse".
El consumo interno sigue siendo la asignatura pendiente en el país. El miedo a perder el empleo y la inseguridad sobre las rentas y pensiones no animan a gastar. El consumo privado ha caído dos puntos en los dos últimos trimestres. Una vez agotadas las subvenciones por el cambio de coche y con los efectos de los planes de reactivación económica cada vez más difuminados, no se espera que el consumo aumente en los próximos meses. Karstensen admite que esta contrariedad "es tradicional".
No tan tradicionales son la moderada evolución salarial y el descenso de la capacidad adquisitiva de los millones de trabajadores que han reducido sus jornadas laborales por culpa de la crisis.
A falta del anhelado empuje del consumo interno, las exportaciones siguen siendo el motor económico de Alemania. Recientemente, los periódicos se hacían eco del sorpasso chino al ya "vicecampeón mundial en exportaciones". El sonoro batacazo de la economía alemana el año pasado se debió a su dependencia de los mercados extranjeros. En 2009, las exportaciones alemanas cayeron un 18,4% respecto a 2008. Fue la caída más fuerte desde que se empezaron a cuantificar, hace 60 años. En los últimos meses, el descenso de la demanda por dificultades económicas de los socios europeos y de EE UU se ha visto parcialmente compensado por las exportaciones a economías emergentes como China. Las exportaciones evitaron que el PIB cayera por debajo de cero el pasado trimestre.
Uno de los indicadores más citados por la prensa alemana es el índice IFO de confianza empresarial, que cayó este mes por sorpresa tras 10 meses consecutivos de crecimiento. Kai Karstensen señala los problemas del sector minorista en febrero. "El invierno tiene parte de culpa en este descenso, pero no sabemos todavía hasta qué punto". Lo que sí es predecible es un considerable repunte de la construcción cuando pasen los fríos, de modo que "aún es pronto para sacar a relucir el pesimismo".
El economista Dirk Schlotböller, de la Cámara Alemana de Industria y Comercio (DIHK), tampoco se da a las lamentaciones. Como resultado de una encuesta entre sus 25.000 empresas afiliadas, la DIHK "considera realista" un crecimiento del 2,3% para 2010. Destaca Schlotböller la "disposición a invertir" de las empresas alemanas.
Como sus vecinos, Alemania también ha disparado su déficit, que alcanzó en 2009 el 3,3% del PIB. Es la primera vez desde 2005 que no se ajusta al Pacto de Estabilidad. Para este año se espera que alcance un 5,5%. Las predecibles medidas de ahorro del sector público y una posible subida de los impuestos no van a empujar a la economía.
Las temperaturas en Alemania han subido considerablemente esta semana. Si los expertos tienen razón, el buen tiempo evitará las sorpresas como el estancamiento económico pasado. Pero lo único seguro es que ya no podrá culparse a la nieve. -
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