La inflación en 2010 y perspectivas para 2011
Con la publicación esta semana del IPC de diciembre último, se cierra 2010 en el ámbito de los precios de consumo. El año se inició dentro de una tendencia al alza de la inflación iniciada en el verano de 2009, tras haber alcanzado en julio de ese año un -1,4%, la tasa más baja desde que se dispone de esta estadística. La tendencia al alza continuó durante todo el año, de forma que la inflación aumentó del 0,8% de diciembre de 2009 al 3% un año más tarde. En términos de media anual, de una tasa negativa de -0,3% en 2009 se ha pasado a una positiva del 1,8% en 2010. En cuanto a la inflación subyacente, su tendencia al alza fue más moderada, acabando el año en el 1,5%. Si comparamos estos datos con las previsiones realizadas al comienzo de 2010, podemos decir que los mismos se han ajustado bastante bien por lo que respecta a la inflación subyacente, aunque la inflación total se ha desviado al alza un punto porcentual a causa del mayor aumento de los precios de la energía [gráfico superior izquierdo].
Lo peor que nos podría pasar es que las empresas trasladasen la inflación en una segunda ronda
A partir de marzo empezará la corrección de los precios para terminar el año en el 1,7%
Las causas principales de este vuelco de la inflación son la recuperación de los precios del petróleo y materias primas (el del petróleo pasó de 51 euros por barril en diciembre de 2009 a 69,40 un año más tarde) y las subidas impositivas, del IVA en julio y del tabaco en diciembre. Estos dos factores, más el aumento de los precios de los bienes y servicios importados derivado de la depreciación del euro, explican aproximadamente el 80% del aumento de la inflación en 2010. El resto se debe a la recuperación de los precios de los alimentos sin elaborar tras su caída en 2009. No puede atribuirse, por tanto, a la mejora de los márgenes empresariales prácticamente nada del alza de la inflación. Es más, casi la mitad del aumento del IVA fue absorbido por los márgenes. De no ser así, estaríamos con una inflación del 3,5%.
Esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de fijar las expectativas inflacionistas y, en función de ellas, las negociaciones salariales y las revisiones de las tarifas profesionales para 2011, que en España siguen estando muy indiciadas con la inflación pasada, bien de forma directa o a través de las cláusulas de salvaguardia. El aumento de los impuestos o de los precios de los productos importados son rentas que van a engrosar los ingresos de las Administraciones públicas o de los productores extranjeros y no cabe que la factura se la intentemos pasar a las empresas nacionales a través de mayores salarios o tarifas. Si actuamos así, las empresas, a su vez, trasladarán en una segunda ronda estos aumentos a los precios finales y la inflación de precios y salarios seguirá aumentando, produciéndose una espiral inflacionista y provocando un deterioro de la competitividad frente al exterior adicional al que ya hemos acumulado desde el inicio del euro, que a la larga se traducirá en menor producción y menos empleo. Es lo peor que nos podía pasar en estos momentos, y desde luego sería más nefasto en términos de empleo y de agravar la crisis que asumir, como debe ser, la pérdida de poder adquisitivo y ajustar, en consecuencia, nuestro gasto a la baja en la medida necesaria. Por todo ello, y por más razones, es fundamental reformar el marco de la negociación colectiva y liberalizar los servicios profesionales.
El mayor aumento porcentual de los precios finales de la energía en España y las subidas impositivas también explican que el diferencial de inflación con la zona euro, que prácticamente era nulo a comienzos del año, aumentara hasta 0,7 puntos en diciembre [gráfico inferior izquierdo]. Ello no debe interpretarse, sin embargo, como una pérdida de competitividad, ya que los impuestos no afectan a la exportación, y las subidas del petróleo son iguales para todos en valores absolutos.
Las perspectivas para 2011 [gráfico inferior derecho], realizadas bajo el supuesto de que el precio del petróleo se mantenga en torno a los niveles actuales (95 dólares por barril), apuntan a que la inflación continúe al alza hasta el 3,4% en febrero. A partir de marzo cambiará la tendencia y, especialmente en la segunda mitad del año, se producirá una corrección a la baja para terminar el año en torno al 1,7%. La inflación subyacente, más indicativa de las tensiones internas de los precios, podría terminar en torno al 1%.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).
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