La hora de América Latina
Una de las características principales de la crisis económica global, y que ha sido esencial para la forma en que se ha manifestado en América Latina y el Caribe, es que el epicentro de la crisis estuvo en el mundo desarrollado y, asimismo, en el aparato financiero. En América Latina y el Caribe, la banca no colapsó, los créditos hipotecarios siguieron su curso normal, los activos tóxicos no constituyeron un aporte al vocabulario doméstico, las compañías de seguros han respirado con tranquilidad. Los Gobiernos no tuvieron que salir presos del pánico a salvar a los bancos privados y los niveles de déficit fiscal se han mantenido en umbrales de gran responsabilidad. A diferencia de crisis anteriores, esta vez los países de la región no han sido parte del problema, sino parte de la solución, y han dado muestras contundentes de responsabilidad fiscal, de sobriedad financiera, de preocupación por las personas.
A diferencia de otras crisis, la región no ha sido parte del problema, sino de la solución
La recuperación será más lenta para los países de América Central y el Caribe
La crisis se hizo presente en la región particularmente durante 2009. Principalmente, se manifestó en cuatro dimensiones muy relevantes: a) una brusca caída del comercio, que en volumen cayó un 13,5%; b) una acentuada caída en la inversión extranjera directa, que decreció un 42%, tras alcanzar un récord en 2008; c) una significativa caída en el volumen de las remesas, de alrededor del 10%, y d) una fuerte caída de los precios de los productos básicos (25%). La economía se resintió de todo ello y en 2009 cayó el 1,9%. Además aumentó el desempleo y la economía sumergida, y la pobreza, que había bajado 11 puntos entre 2002 y 2008, habrá vuelto en 2009 a subir en un punto porcentual.
Pero no todos los países de la región han sufrido la crisis de la misma manera, y, por tanto, las vías y los ritmos de recuperación son también distintos. Los países principalmente de América del Sur basan sus economías en la exportación de productos básicos (petróleo, soja, cobre, minerales) que, tras sufrir una caída en sus precios internacionales, rápidamente se han recuperado. El dinamismo de China y de otros países asiáticos ha significado una recuperación de la demanda y de los precios internacionales de estos productos en general.
Por otra parte, en la mayoría de las economías de América Central y México, un pilar muy importante es la exportación de bienes a EE UU y, junto con el Caribe, reciben montos significativos por concepto de remesas de sus migrantes. Para estos países, los efectos negativos han sido mayores y los ritmos de recuperación se prevén también más lentos.
En Europa, no obstante, las medidas de contención del riesgo de pérdidas, recuperación de la confianza en los mercados mediante garantías y la limpieza de las carteras a través de la compra de activos comprometidos por parte de entidades estatales o semiestatales trasladaron el riesgo privado hacia un mayor riesgo de la deuda pública. Por ello, en varios países se observó un deterioro de las finanzas públicas.
Adicionalmente, en otros países el déficit proyectado exhibía más bien una dinámica propia, por lo que desde antes de la eclosión de la crisis las proyecciones sobre sus resultados fiscales apuntaban a una agudización del problema. Aún más, las dudas sobre la sostenibilidad del cuadro macroeconómico se agudizaban en aquellos casos en que el déficit fiscal fue acompañado de un déficit en las cuentas externas. Así, en el primer trimestre de 2010 surgen interrogantes en los mercados financieros internacionales sobre la capacidad de cumplimiento del servicio de la deuda pública de algunos países europeos y rebrotan sentimientos de incertidumbre respecto a una pronta recuperación de la economía internacional.
El Estudio Económico de América Latina y el Caribe presentado por CEPAL el 21 de este mes muestra una vigorosa recuperación de las economías de la región en lo que va de 2010. En términos regionales, y en lo que se refiere a los componentes del gasto, la formación bruta de capital, el consumo privado y las exportaciones de bienes y servicios son los componentes más dinámicos. El elevado dinamismo evidenciado por la demanda interna, tanto de consumo como de inversión, en el cual influye la reanudación de proyectos que fueron suspendidos durante la crisis, así como la recuperación de la producción agrícola en varios países de América del Sur, han impulsado la economía regional hasta un crecimiento del 5,2% en 2010.
Este estudio también muestra que el comercio tuvo una recuperación paulatina desde mediados de 2009, cuando empezó a registrar crecimientos mensuales positivos, tendencia que se refuerza en lo que va de 2010. Asimismo, los precios de los productos básicos muestran un aumento, lo que implica que se proyecte para este año un aumento del 7,1%, en promedio para la región, de los términos de intercambio. Para América Central y el Caribe, se estima un aumento del turismo del 7,5% y el 3,8% respectivamente, así como un fuerte repunte de las remesas. A pesar de la turbulencia causada por la crisis europea, la región sigue experimentando condiciones de financiamiento externo favorables y mostrando mejoras en sus indicadores de riesgo.
En suma, la región da muestras de una recuperación económica muy vigorosa, con un sistema financiero sano y con las cuentas fiscales en orden.
Alicia Bárcena es secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL).
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