Burdeos brinda una añada mítica
La cosecha de 2009, la mejor de la historia, afronta el riesgo de la especulación
Como Narciso, los vinos de Burdeos se enfrentan a la imagen reflejada de su propio mito. Los expertos aseguran que la cosecha de 2009 es la mejor de su historia. Esto, para muchos, equivale a decir que estamos frente al mejor vino que se podrá beber desde hace décadas. ¿Es así?
"Resulta difícil decir si nos encontramos cara a cara con la mejor cosecha de la historia. De lo que si estoy seguro es de que es el mejor burdeos de los últimos cincuenta años. Nunca había visto unas cualidades tan extraordinarias reunidas en un vino", explica Paul Pontallier, enólogo y director general de Chatêau Margaux, una de las bodegas míticas de Burdeos. Y nos remite a conceptos como densidad, suavidad y riqueza en los sabores y aromas.
Los vinos por los que se ofertaban 150 euros saldrán este año a más de 500
China es desde hace dos años el gran mercado para caldos de elevado precio
El sector espera superar los 3.370 millones de euros facturados en 2009
"Cada cinco años Burdeos saca la cosecha del siglo", dice Eduardo García
Ya se sabe que hay pocas cosas tan impredecibles como las viñas, por tanto, resulta complicado explicar por qué ha surgido esta extraordinaria añada. Paul Pontallier habla de un verano perfectamente seco, que se ha compensado con unas ligeras lluvias. Por tanto, "las uvas no han sufrido y han sido capaces de ofrecer su máxima expresión". Pero la verdad "es que no sabría dar un razonamiento preciso que explique este momento extraordinario", indica con sinceridad Pontallier.
Una lectura similar es la de Jean-Philippe Delmas, director de otra bodega de leyenda,
Chatêau Haut Brion. "No he podido probar el resto de burdeos, pero la bodega ha elaborado, sino el mejor, sí uno de los mejores de su historia", comenta.
A España también han llegado los ecos de esta cosecha. El enólogo e ingeniero agrónomo danés Peter Sisseck, responsable de Pingus, el vino más caro de nuestro país, muestra también su entusiasmo. "Es una añada muy especial. Todos los grandes nombres de la región (Petrus, Chatêau Margaux, Chatêau Mouton Rothschild, Chatêau Latour, Chatêau Cheval-Blanc...) son muy, muy buenos", enfatiza Sisseck.
Tiene peso la opinión de este enólogo, pues se ha formado en Burdeos y conoce bien ese terruño. De hecho, acaba de adquirir en la región el Chatêau Rocheyron. Son siete hectáreas en las que quiere elaborar "un burdeos como los de antes", revela.
Aunque hay quien rebaja tanta euforia. "Cada cinco años Burdeos saca la cosecha del siglo. Lo dijeron en 2005 y en 2000. Es cierto que este año ha sido una gran añada, pero es sobre todo una estrategia de marketing -donde son unos maestros- destinada a vender vinos", puntualiza el enólogo Eduardo García, quien ha trabajado en Cos d'Estournel.
"Es una cosecha muy buena. Pero no es la del siglo, al menos esas son mis referencias", atempera Pablo Álvarez, director de una leyenda española, Vega Sicilia. "Como es natural, detrás de cada cosecha se mueven muchos intereses económicos. Es necesario pensar que desde 2005 no se había dado una añada de gran calidad en Burdeos, y el vino hay que venderlo. Necesitaban un 2009", puntualiza Pablo Álvarez.
Una mirada cercana a la del responsable de Vega Sicilia es la del distribuidor de vinos Francisco Berciano. En su opinión, se han unido dos situaciones. "Por un lado, una cosecha magnífica y, de otro, tras varios años malos, hacía falta una de vino mítico para atender un mercado en pleno auge como es el asiático, que cada vez demanda más".
Sea como fuere, lo cierto es que una vez conocida la calidad de la cosecha la pasión comercial se ha desbordado.
Pero antes de analizar los números, conviene situarse en el mapa para entender este singular negocio del vino. Burdeos está repartido en 57 denominaciones enológicas distribuidas en las márgenes derecha e izquierda del río Gironde. En el noroeste encontramos denominaciones como Margaux, Pauillac, St. Julien y St. Estèphe, mientras que el noreste es el refugio de Pomerol y St. Émilion.Todo este conglomerado dibuja la topografía de un sector que movió el año pasado 3.370 millones de euros. Una cifra espectacular. Y que, como avanzan en el Consejo Interprofesional de vinos de Burdeos, se espera que este año sea mejor.
Este es el escenario al que llegan atraídos, como un oso por la miel, todos los años a finales de marzo críticos, negociantes (sobre todo ingleses, americanos y chinos) e importadores con el propósito de comprar los vinos bajo el sistema de en premieur. Una especie de venta anticipada, que este año ha reunido a 6.450 catadores (la cifra más alta de toda su historia). Los compradores se trasladan a las decenas de chatêau y durante unas semanas prueban los caldos, aún sin elaborar. Se extraen directamente de las barricas y se catan. Da igual que falte, como mínimo, más de diez años antes de que se puedan consumir en plenitud. Los expertos tratan de adivinar cómo será ese Mouton, ese Margaux o ese Lafite dentro de décadas.
Resulta fácil imaginar la tensión que deben sentir los propietarios sentados frente a los críticos y compradores a la espera del veredicto. Pues su criterio marcará los precios. Dicen, quienes han estado en estos exámenes, que más de un enólogo fue despedido en la propia mesa de cata tras recibir una mala nota. Este año no corren peligro. La calidad y los precios -que se fijarán en mayo- se aventuran muy elevados. Se espera que, por ejemplo, una caja de 12 botellas de Chatêau Mouton se venda en premieur por más de 4.500 euros. Además, cuanto más tarde en decidirse el comprador, más caro saldrá. Bajo esta filosofía, el vino se maneja como un derivado financiero. Y la especulación manda.
Quim Vila es uno de esos osos atraídos por la miel. Como marchante, lleva desde la cosecha de 2000 acudiendo a esta venta anticipada. Y respalda estos precios excepcionales para esta gran añada. "Los vinos por los que en 2009 ofertábamos 150 euros este año saldrán a más de 500 y, posiblemente, algo más tarde llegarán a los 1.000 euros por botella", prevé Vila. Y aventura: "Es la mejor cosecha que he probado. Es un vino para beber de aquí a cincuenta años". Este negociante adquirirá unas 150 referencias diferentes, por una elevada cantidad que prefiere no revelar. Aunque la cifra estará, sin duda, lejos de los 80 millones de euros que, según el periódico The Guardian, podría destinar este año el distribuidor Berry Brothers & Rudd
proveedores de la casa real inglesa, a la compra en premieur de esta excepcional cosecha de 2009.
Y es que si algo sabe hacer extraordinariamente bien Burdeos, además de vinos, es concitar la atención en torno a sus cepas.
China es desde hace un par de años el gran mercado para estos caldos de elevados precios. Por ejemplo, cada año aumenta entre un 15% y un 20% la demanda de Chatêau Lafite, una etiqueta por la que los chinos sienten la misma pasión que por Prada o Louis Vuitton. Y pagan un precio elevado por sus deseos. Una caja de 12 botellas en premieur de esta bodega superará este año los 4.500 euros. De hecho, la consultora Vinexpo prevé que en 2013 la demanda de burdeos en China ya supere a la de EE UU, que es, hoy, el principal consumidor de estos caldos.
Esta fuerte demanda china está elevando los precios, y ya hay voces que hablan del peligro de una burbuja especulativa. "Es muy pronto para sacar conclusiones, pero hay riesgo de especulación en los precios de las grandes enseñas de Burdeos", comentaba a la agencia Reuters el intermediario François Leveque. Algunas condiciones ya se están dando.
El índice para los vinos de alta calidad, el London International Vintners Exchange (Liv-ex), compuesto en un 91% por burdeos tintos, alcanzó en marzo pasado su máximo histórico, batiendo su anterior récord de junio de 2008.
Conscientes del peligro, los propios bodegueros bordeleses son los primeros interesados en limitar esta dependencia asiática. "No podemos poner todos los huevos en la misma cesta. Los elaboradores saben que tiene que haber un equilibrio entre el mercado chino, el americano y el europeo", reflexiona Sylvie Cazes, presidenta de la Union des Grands Crus de Bordeaux, que reúne a más de un centenar de las principales bodegas de Burdeos. "Y ese equilibrio también debe verse en los precios. Tienen que ser razonables", avanza Cazes. Porque, como remata Paul Pontallier, director general de Chatêau Margaux: "No queremos abrirnos sólo a China y olvidarnos del resto de países. Trabajamos para abrirnos al mundo". -
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