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La deuda de España vive una semana negra por las dudas sobre Grecia

Alemania ve "inevitable" que los inversores participen en la reestructuración - La prima de riesgo española supera los 250 puntos y el Ibex pierde los 10.000

Luis Doncel

Mientras los líderes europeos se pelean por las condiciones de la más que posible reestructuración de la deuda griega, los inversores exigen cada vez más dinero para comprar deuda de los países en una situación más precaria de la eurozona. Tras varias semanas en las que parecía que España se alejaba por fin del grupo de los descolgados, los mercados han vuelto a pegar con fuerza a todo lo que huela a periferia.

La prima de riesgo de la deuda española se encaramó ayer por encima de los 250 puntos básicos. Es decir, los inversores exigen a un bono a diez años emitido desde Madrid 2,5 puntos porcentuales más de rentabilidad anual que a uno de Alemania, país considerado como el más seguro pagador. De lunes a viernes, el riesgo-país asociado a España aumentó casi 35 puntos. Para encontrar una semana tan negra como esta hay que remontarse a noviembre del año pasado, cuando Irlanda pidió auxilio financiero a los socios europeos y al FMI. La Bolsa de Madrid, además, cayó ayer un 1,7%, dejando al Ibex por debajo de la barrera de los 10.000 puntos por primera vez desde principios de año.

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Las dudas sobre Grecia han afectado a todos los países periféricos. La deuda italiana, por ejemplo, también ha vivido su peor semana del año, y los bonos portugueses han superado por primera vez el 10% de rentabilidad exigida. El contagio es evidente, pero el incremento de la prima de riesgo muestra también la preocupación de los inversores sobre el asunto que ha dominado la política española desde las elecciones del 22-M: las dificultades de las comunidades autónomas para reducir el déficit que arrastran y la posibilidad de que acaben impidiendo que el Gobierno logre su objetivo del 6% del PIB para este año. Otro síntoma de los problemas españoles en los mercados es la escasa receptividad que ha encontrado el Santander para la emisión de cédulas que tenía planeada o la suspensión por parte de Telefónica de la salida a Bolsa de Atento.

"No es por Grecia. Es por nosotros. Cada vez que anunciamos una reforma y no la hacemos, aumenta la prima de riesgo. Y volverá a subir los próximos días, tras el fiasco de decreto ley que ha aprobado hoy [por ayer]. No soy un radical que crea que haya que reformar el mercado laboral de arriba abajo, pero lo que ha presentado el Gobierno es una tomadura de pelo. Dijo que se quedaba hasta 2012 para llevar a cabo unas reformas que no está haciendo", asegura Alfredo Pastor, profesor del IESE y secretario de Estado de Economía con Felipe González.

Fuera de España, continúa el ping-pong de declaraciones en el que se han embarcado los líderes europeos y que alimenta el fuego de los mercados. El miércoles trascendió una carta en la que el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, instaba al resto de socios de la UE a que los inversores privados también se hicieran cargo de una eventual suspensión de pagos griega. Al día siguiente respondió el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, que cargó contra cualquier reestructuración de la deuda que no sea "voluntaria y libre de cualquier elemento coercitivo".

Ayer fue Schäuble el que volvió a la carga. Trataba de convencer a los miembros del Bundestag de la necesidad de aprobar un paquete adicional de ayuda para Grecia, ante el riesgo de contagio al resto de la zona euro. Schäuble dejó claro que es "inevitable" la participación del sector privado en la solución de la crisis de deuda, según Europa Press. "La propuesta de Schäuble tiene lógica, aunque es muy arriesgada. La idea de Trichet, sin embargo, es imposible de poner en práctica, simplemente porque Grecia no tiene la capacidad de devolver su deuda", concluye Pastor.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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