Ucrania pide socorro
El Gobierno de Kiev necesita con urgencia ayuda internacional para equilibrar sus cuentas y afrontar la crisis
Los problemas se acumulan para la economía ucrania. El país está a la espera de la aprobación de un préstamo de Rusia por 5.000 millones de dólares, que se destinará a cubrir su déficit presupuestario y enfrentar la grave crisis económica por la que atraviesa. Las previsiones del FMI indican que el PIB del país caerá un 5% durante este año y que sus perspectivas para los próximos cursos "son preocupantes". Las críticas a Kiev señalan que el Gobierno central no logra todavía articular un plan de reformas estructurales que saquen al país de la actual situación.
Hasta el momento, el Ejecutivo liderado por la primera ministra Yulia Timoshenko no reconoce las previsiones internacionales que avisan del derrumbe financiero y confía en que este curso el país crezca un 0,4%. No obstante, la realidad dice que la ralentización económica ya se ha manifestado en 2008 con un alza del 2,1% en el PIB, desde el 7,6% registrado el año inmediatamente anterior. Esto sin contar que en noviembre y diciembre del curso pasado el crecimiento cayó una media de 12%, en uno de los trimestres más negros de la década para la ex república soviética.
Las previsiones del FMI indican que el PIB caerá un 5% durante este año
El principal causante de este desplome ha sido el colapso financiero internacional, que ha paralizado los intercambios, las inversiones extranjeras y ha restringido al mínimo el acceso a los mercados internacionales de capital. En el caso de Ucrania la demanda de productos químicos y de acero que exporta -la industria representa más del 30% de su PIB- se ha reducido drásticamente. Esto se ha traducido en que la producción industrial cayese entre un 20% y 30% interanual a fines de 2008 y que las previsiones para este curso no sean más alentadoras.
El otro gran problema es la inflación, que en enero llegó al 2,9%, ocho décimas sobre los datos de diciembre y marcando un récord del 22,3% interanual, el más alto desde 2000 y la tasa más alta de Europa. El principal motivo de esta negativa coyuntura es, según el Ministerio de Economía, la devaluación de la moneda local (el jrivnia) y la fuga de depósitos del sistema bancario. Frente a esto, el Ejecutivo nuevamente prefiere confiar en sus propias previsiones: 9,5% de inflación para este año, a pesar de los pronósticos del Banco Mundial que sitúan este mismo indicador en el 13,6%.
Una situación complicada sin solución inmediata y que el Ejecutivo confía a la aprobación de un crédito de 5.000 millones de dólares solicitado a Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea, China y Japón. De momento, Rusia es la que se ha mostrado más proclive a conceder el préstamo, aunque todavía no da su aprobación inmediata. Mientras, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos dice que estudiará la propuesta. Con todo, el mayor problema es que el FMI evalúa suspender los pagos del préstamo de 16.400 millones que aprobó para Ucrania el año pasado debido a los incumplimientos de los principales términos del acuerdo.
El FMI realizó en noviembre un primer pago de 4.500 millones de dólares para reducir el déficit presupuestario -que el Ejecutivo cifra en un 3% del PIB para este año- y avanzar en la reestructuración bancaria. No obstante, el escaso avance de reformas estructurales ha hecho al Fondo replantearse su estrategia. En medio de esta parálisis se encuentran los desacuerdos entre el presidente Víktor Yúshenko y la primera ministra Yulia Timoshenko, de distintas tendencias políticas y artífices de la división del Parlamento, que pasa en gran parte por la lucha entre quienes quieren acercarse a Moscú y los que desean alianzas con la Unión Europea. -
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