Trichet propone crear un ministro de Economía de la eurozona
El presidente del BCE pide derecho de veto de la Comisión Europea sobre las decisiones de los países que pongan en riesgo los objetivos de déficit
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, ha propuesto hoy la creación de la figura del ministro de Economía y Finanzas para el conjunto de los países que comparten el euro. Según ha explicado, esta novedosa propuesta ayudaría a reforzar el objetivo de reforzar la gobernanza económica de la eurozona, sobre todo en lo que se refiere a controlar los déficits de los Estados y sus niveles de deuda.
Además, para mantener bajo control los presupuestos de los países, Trichet ha abogado también porque la Comisión Europea tenga poder de veto sobre aquellas decisiones de los Gobiernos de los países miembros que pongan en riesgo la sostenibilidad de sus cuentas públicas.
"¿Sería demasiado atrevido, en el campo económico, con un mercado único, una moneda única y un único banco central, imaginarse un ministro de Finanzas de la Unión?", se ha preguntado Trichet durante un discurso pronunciado tras recibir el premio Carlo Magno por su europeismo en la ciudad alemana de Aachen. No obstante, ha admitido que crear esta figura requeriría cambios drámaticos en la UE, así como una modificación del Tratado. Esta posibilidad, en cualquier caso, no parece muy posible en la Unión actual, donde la solidaridad clásica entre países ha sido sustituida por la reivindicación de los intereses nacionales al calor de la crisis de deuda.
Tres áreas de competencia
Según ha explicado Trichet, este nuevo superministro tendría competencias en tres áreas concretas aunque no tendría responsabilidad sobre el presupuesto de los países del euro, materia que quedaría en manos de los respectivos responsables de Economía nacionales. Así, en primer lugar, debería supervisar que los Estados cumplen con sus respectivos objetivos de déficit, siempre por debajo del 3% del PIB que impone Bruselas, y controlar que no se desvían de estas metas. También tendría entre sus funciones vigilar que avanzan en los programas de competitividad.
En segundo lugar, el ministro de Economía de la eurozona tendría las "habituales competencias" de cualquier otro Ejecutivo sobre el sistema financiero de la Unión Monetaria con el objetivo de ayudar a la total integración de este sector. Por último, también sería el representante del conjunto de los países que comparten la divisa europea en los foros internacionales. La eurozona ya tiene un presidente, cargo que actualmente ejerce el luxemburgués Jean-Claude Juncker. Además, en el plano comunitario, la Comisión cuenta a su vez con un comisario de Economía, puesto que hoy en día ocupa el finlandés Olli Rehn.
Derecho de veto
Trichet, cuyo mandato al frente del instituto emisor europeo concluye el próximo 31 de octubre, también ha considerado apropiado establecer en el medio plazo "dos etapas" en el caso de los países que atraviesen dificultades económicas, lo que requeriría más cambios del Tratado de la UE. Así, ha sugerido que en una primera etapa está justificado que se aporte ayuda financiera en un contexto de un fuerte programa de ajuste, ya que es "apropiado" dar a los países la oportunidad de arreglar la situación por sí mismos y de restaurar su estabilidad, así como evitar un eventual contagio de los problemas.
En cambio, en caso de que un país no cumpla, el economista francés ha defendido que todo el mundo estaría de acuerdo en que la segunda fase debería ser "diferente". Así, se ha preguntado si sería "ir demasiado lejos" dar a las autoridades de la zona euro mayor "voz y voto" y autoridad en la creación de las políticas económicas de un país, "si va por el mal camino". A este respecto, ha admitido que habría que encontrar un equilibrio entre la independencia de los países y la interdependencia de sus acciones, especialmente en circunstancias excepcionales. De esta manera, se cambiaría radicalmente el actual sistema de gobernanza basado en la vigilancia, las recomendaciones y las sanciones.
"Según este nuevo concepto, sería no sólo posible, sino en algunos casos obligatorio, que en una segunda etapa las autoridades europeas tomen por sí mismas decisiones aplicables a la economía en cuestión", ha incidido Trichet, quien agregó que esto sólo sería imaginable si las autoridades europeas tuvieran derecho de veto sobre algunas decisiones económica nacionales.
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