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Sueño americano a la valenciana

Bañuelos partió de cero para crear un imperio que le metió en la lista de 'Forbes'

Una encantadora sonrisa precede a Enrique Bañuelos. No es para menos. Este empresario que consume los años a trimestres, acaba de cumplir 41 años y la revista Forbes le atribuye una fortuna de 7.700 millones de dólares (5.772 millones de euros). "Esas listas son muy americanas, muy relativas, ni dan ni quitan", señala.

Cuando apenas tenía nueve años, su padre, trabajador de Altos Hornos de Sagunto, perdió la vida en un accidente laboral. "La empresa corrió con los gastos de mi educación porque nuestra situación económica era muy modesta", afirma. Su madre se hizo cargo de Enrique y su hermana y ejerció gran influencia sobre él. "El apellido de mi madre es Castro", explica con una tarjeta de visita en la mano. "Si cambias la posición de una letra", y acompaña el gesto con un puntero, "sale Astroc. Es un homenaje a mi madre, y un nombre sonoro".

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Bañuelos, licenciado en Derecho, asegura haber atisbado desde muy joven la importancia de combinar sólidos conocimientos jurídicos con una formación económica. El objeto social de su primera empresa inmobiliaria incluía el desarrollo en todas sus vertientes de la Ley Reguladora de la Actividad Urbanística (LRAU) de la Comunidad Valenciana. El primer germen de Astroc nació en 1994, cuando el último Consell socialista de Joan Lerma impulsó la LRAU. La ley estaba diseñada para evitar que los propietarios de suelo urbano o urbanizable congelaran su desarrollo. La promoción urbanística se desvinculó de la propiedad del suelo.

Localidades próximas a Sagunto, a 20 kilómetros al norte de Valencia, acogieron los primeros planes de actuación integrada (PAI) en los que Bañuelos actuó como promotor. Sin necesidad de controlar grandes parcelas de suelo en propiedad, el agente urbanizador consagrado por la LRAU tenía la potestad de plantear a las autoridades municipales correspondientes planes de urbanización y promoción de viviendas sin pasar por costosas expropiaciones ni justiprecios.

Bañuelos supo ganarse el favor de Actura, empresa de gestión de suelo vinculada al grupo Bancaja. Supo ceder a constructores con experiencia la efectiva edificación de los solares que había urbanizado. Y, sobre todo, supo anticipar las inmensas posibilidades de la playa de Canet d'en Berenguer, al Norte del Puerto de Sagunto, que permanecía virgen a mediados de los años noventa y que Bañuelos ha urbanizado casi al completo. Nunca se complicó la vida con grandes plantillas de albañiles. Gestionó suelo, diseñó proyectos, cedió la construcción a los especialistas... y acumuló una gran fortuna.

Bañuelos creció discretamente. Se hizo grande en sociedad con promotores y constructores valencianos asentados. Tejió buenas relaciones en el sector financiero.

"En Astroc, los ejercicios son trimestrales, los proyectos se revisan cada tres meses, en apenas diez años hemos madurado procesos que a otros les cuestan treinta", dice.

En mayo de 2006, Astroc salió a Bolsa. Bañuelos puso en venta el 25% de la empresa. El valor neto de los activos a finales de 2005 era de 514 millones de euros, según la documentación remitida entonces a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Cuando salió a Bolsa, valía un 40% más. A finales de 2006, casi diez vez más.

Bañuelos siempre ha querido contar con grandes inversores institucionales como Caixa Galicia, Nozar, Godia, Amancio Ortega y, recientemente, Caja Castilla La Mancha. "El hecho y la vocación de tener socios institucionales permite ejecutar las cosas de una manera formal y material muy correcta".

El catálogo de productos de Astroc, el software y la calidad de los socios que requiere su desarrollo, el hardware, exigen una buena reputación. Bañuelos ofrece "urbanizaciones verticales, edificios singulares de usos múltiples en el centro de las capitales. En el subsuelo, área de restauración y supermercados; en las primeras plantas, zona comercial; a continuación oficinas, hotel y condominio con servicios.

También hay productos para menesterosos: "Ciudades sociales, viviendas de protección oficial para juniors o seniors", explica. "Es posible y económicamente viable fabricar ciudades sociales en zonas metropolitanas o áreas cercanas a la capital destinadas cien por cien a viviendas de protección oficial, sin necesidad de alturas y creando, para que los números sean factibles, áreas logísticas y de servicios que le den calidad y entorno de ciudad más que de urbanización aislada".

En ambos casos es clave la colaboración de la administración, municipal o autonómica. La tercera gama de grandes productos está diseñada para entidades financieras medias: "Ciudades financieras. Se ha hecho, muy importante, la ciudad del Banco Santander, pero también es posible para entidades medianas. Edificios logísticos de tecnología avanzada con aparcamientos en línea que permitan liberar edificios en los centros de las ciudades, propiedad de cajas de ahorros o de entidades financieras.

La gama se extiende a las ciudades temáticas, un paso más allá del golf; a los proyectos destino, para acoger medianos inversores españoles en el extranjero; o a lo que más parece un reto personal de Bañuelos, Spain Tower, en Nueva York. "Un Edificio España que pueda ser icono o plataforma de la internacionalización de las compañías españolas, para que las empresas dispersas o recién llegadas puedan tener un edificio con un reconocimiento, un prestigio y una serie de servicios comunes". Un proyecto a replicar ene veces: "Es objetivo nuestro crear este tipo de edificios en Nueva York, Pekín, Shanghai, Delhi...".

Bañuelos nunca ha buscado el protagonismo, pero en Nueva York, donde reside habitualmente, el protocolo exige algunos excesos. Expertos en la materia se plantaron en Central Park y prepararon una paella multitudinaria. "La mentalidad norteamericana agradece mucho algún gesto. Dimos de comer a 25.000 neoyorquinos y las 5.000 primeras raciones fueron destinadas a la principal asociación benéfica de la ciudad. Eso genera un ambiente positivo en torno a Astroc".

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