Sacyr explora la venta de sus acciones en Repsol, Itínere y Testa
El grupo de Luis del Rivero arrastra una deuda de más de 18.000 millones de euros, mientras sus participaciones valen en el mercado poco más de 8.000
Asfixiada por una deuda de 18.250 millones de euros y presa del huracán que azota el ladrillo español, Sacyr Vallehermoso ha puesto en el escaparate casi todo lo que tiene: de la petrolera Repsol a la inmobiliaria Testa, pasando por la concesionaria de autopistas Itínere. La empresa que preside Luis del Rivero, uno de los reyes de su sector que buscó frotarse aún más las manos diversificando sus intereses en el negocio energético, ha encargado a Dresdner Bank y a JP Morgan que caten el mercado en busca de recursos. Con optimismo, podría soñar con obtener un montante total de 8.200 millones de euros por ellos.
El mercado descarta que La Caixa compre otro 20% de Repsol
La confesión de Sacyr dispara su cotización un 10%, y la de Repsol, un 5,6%
La caza mayor la encarna Repsol YPF, de la que Sacyr es primer accionista con un 20% del capital, valorado al cierre de ayer en 4.903 millones. La inversión no le ha salido precisamente redonda a Del Rivero: hace casi dos años, se gastó en esta participación 6.525 millones.
La confesión pública ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de que Sacyr está analizando la venta de estas participaciones y de otros activos disparó un 9,71% su cotización. La constructora protagonizó la mayor subida del día en la Bolsa, y cerró a 13,56 euros por título. Repsol escaló un 5,61% y se colocó en 20,14 euros.
Aunque formalmente el paquete en Repsol no esté en venta, la mención explícita de que Sacyr lo incluye en sus cábalas sobre desinversiones deja a la compañía que preside Antoni Brufau en una posición incómoda y desprotegida ante el interés, intermitente pero goloso, mostrado por ella. La empresa hispano argentina es pequeña frente a gigantes como Exxon Mobil o Royal Dutch Shell. Los rumores de interés por Repsol han salpicado a Galp, participada por la italiana Eni, fondos de capital riesgo estadounidenses y hasta la rusa Gazprom.
El Gobierno puede encontrarse con una situación familiar: ver a gigantes extranjeros paseándose por el mercado energético español. Desde la Costa Azul, el ministro de Economía, Pedro Solbes, rehusó comentar "movimientos de empresas privadas".
Es clave el paso que dé La Caixa, segundo accionista de Repsol, que, vía Criteria, posee de forma directa un 9,1% y que, al liderar la sociedad Repinves que comparte con Caixa Catalunya, extiende su control sobre la petrolera al 14% del capital.
Criteria comentó ayer que se está "evaluando la situación", planteada mes y medio después de que ésta se reforzara en el sector energético con el anuncio de compra de la eléctrica Fenosa por su participada Gas Natural. Fuentes del mercado descartaron que La Caixa vaya a emprender una compra de envergadura como la del 20% de Sacyr en Repsol, pero no excluyeron que aproveche este episodio para reforzarse algo en el capital. Por ejemplo, si en este tiempo delicado de crisis Caixa Catalunya optara por vender. La entidad dijo ayer sentirse "cómoda" con su 2%, al igual que Mutua Madrileña.
Mucho dependerá de con quién se ponga a hablar en serio Sacyr. Y, sobre todo, de si por delante de La Caixa pasa una oferta suculenta, ya que Criteria está en una fase de declarada vocación de crecimiento financiero más que industrial (operación Fenosa aparte). Si La Caixa sigue ahí, algunos analistas comentaban ayer que poco sentido estratégico puede tener para una petrolera poseer un 20% y tres consejeros en Repsol, a menos que el socio en cuestión venga en son de paz.
Repsol es la principal pieza expuesta en el escaparate, pero ello no significa que sea la que Sacyr quiera vender primero. De hecho, la empresa tratará de desprenderse antes de sus filiales Testa, Itínere y Valoriza. Testa presume desde siempre de ser la única y auténtica inmobiliaria española, puesto que sólo tiene activos en alquiler. En el primer semestre pudo presumir de resultados: un beneficio de 57,9 millones, un 56,8% más.
No obstante, en plena crisis inmobiliaria no le será fácil hallar comprador. Sacyr lo sabe. Para empezar, la venta de su participación en Eiffage arrastró a la compañía a unas pérdidas de 87,8 millones de euros en el primer semestre. Y segundo, su promotora sufrió el mayor desplome de ventas entre las cotizadas, del 79,7% hasta junio. Más de la mitad de la deuda contraída para su actividad productiva se corresponde al sector inmobiliario. Otro 45%, a Itínere.
Una vez liquidada Eiffage, la deuda financiera neta de Sacyr asciende a 18.259 millones. Es un 5,5% menos que en diciembre de 2007, pero aún colosal. Sólo por el crédito que contrajo con un sindicato de bancos liderado por el Santander para comprar Repsol ya debe 5.103 millones, más de lo que vale su 20% de la petrolera.
Por ello, el grupo de Del Rivero se ha visto forzado a poner como garantía parte de sus acciones en Testa: por contrato con la banca acreedora, si la acción de Repsol baja de los 21,8 euros tres días seguidos, se procede a pignorar participaciones de Testa. En enero la compañía ya aportó el 21,22% de la sociedad como garantía adicional, además de Sacyr Vallehermoso Participaciones Mobiliarias, a través de la cual se adquirió la participación de Repsol. Esta vez, Sacyr admite que la parte de Testa que se ha pignorado es mayor. La inmobiliaria ha perdido un 26,9% desde enero.
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