Olivas se aferra al puesto en Bancaja tras el fiasco del Banco de Valencia
El Banco de España recaba información para abrir expediente sancionador a los anteriores administradores del banco intervenido, incluido el expresidente
José Luis Olivas se aferró ayer al cargo de presidente de Bancaja a pesar de la estrepitosa caída del Banco de Valencia, el primer banco que ha requerido la intervención del Banco de España para mantenerse a flote. El deterioro es tan importante que el supervisor se ha visto obligado a inyectar 1.000 millones en capital y 2.000 millones en liquidez.
Olivas convocó de urgencia al consejo de administración de Bancaja, que se anticipó 24 horas sobre la reunión ordinaria. Esta circunstancia disparó todo tipo de especulaciones sobre su posible renuncia a la presidencia de la caja valenciana. Pero Olivas se limitó a informar a los consejeros sobre la intervención del Banco de Valencia por parte del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) y sobre su renuncia como vicepresidente de Bankia y del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), donde Bancaja mantiene una participación del 38%. Olivas esquivó la caída del Banco de Valencia con un tono descriptivo, pese a que ha sido presidente desde 2004. Subrayó que nunca fue responsable ejecutivo.
Sin citarlo, Olivas hizo responsable al anterior consejero delegado
La concentración excesiva de riesgo y el deficiente control, principales faltas
Un consejero explicó ayer que Olivas intentó trasladar toda la responsabilidad de la gestión del Banco de Valencia sobre Domingo Parra, consejero delegado de la entidad desde 1994 hasta 2011, aunque no lo citó expresamente. "Los beneficios caían y los ratios también, pero los datos sometidos al consejo nunca apuntaron la magnitud del problema que detectado", explicó. Olivas admitió que le correspondía asumir la responsabilidad ante BFA y Bankia por la intervención del Banco de Valencia pero consideró que, con esa dimisión "queda sustanciada" toda su responsabilidad.
Sobre la necesidad de nombrar algún suplente para ocupar sus puestos en BFA y Bankia, Olivas aseguró que presentará una propuesta "en unas semanas". No obstante, el enfrentamiento que mantiene Olivas con Rodrigo Rato, presidente de BFA y Bankia, hace difícil pensar que será el valenciano quien proponga a su sustituto. También se da por hecho que Olivas abandonará pronto el consejo de Iberdrola, en el que está en representación de Bankia.
Pese a todo, Olivas parece decidido a mantener su posición al frente de Bancaja hasta concluir su mandato, a finales de 2015. En ningún momento deslizó dudas sobre su permanencia al frente de la institución, que ya ha cedido todo su negocio financiero al BFA y que gestionará poco más que la Obra Social.
Fuentes del consejo explicaron que nadie solicitó la renuncia de Olivas al cargo de presidente de Bancaja, pese a que algunos, en privado, dicen que no debería seguir en ese puesto.
Fuentes financieras subrayan que la permanencia de Olivas al frente de Bancaja podría complicar la fluidez de las relaciones con BFA y sugieren que el representante de caja valenciana en la matriz de Bankia ejerza también como presidente en Valencia. Los miembros del consejo asumieron como buenas las palabras de Olivas, quién recalcó que no recibirá indemnización por su renuncia aunque sí percibirá la parte proporcional que le corresponda de los fondos de pensiones.
Pese al dibujo de este tranquilo panorama, el futuro no parece que vaya a ser sosegado. La caída del Banco de Valencia podría convertirse en un culebrón que arrastre a muchos implicados. Tras la inyección de capital, el lunes pasado el supervisor destituyó al consejo de administración (incluido Aurelio Izquierdo, presidente y consejero delegado) y ahora ha empezado a analizar la información para presentar pronto un expediente sancionador. Fuentes conocedoras del proceso creen que podría ser rápido porque lleva un año la inspección y es evidente "que ha existido una concentración de riesgo y unas deficiencias en el control de las inversiones de las que tendrán que responder los máximos administradores, como ha ocurrido en CCM, Cajasur y la CAM.
Habitualmente, cuando el supervisor analiza los responsables de los hechos, no se limita a los últimos cargos. Es decir, el hecho de que Olivas dejara la presidencia el 27 de octubre pasado no le eximirá de posibles responsabilidades, según diferentes fuentes consultadas. Expedientes similares se han retrotraído hasta tres años atrás para especificar las actuaciones y sus consecuencias.
Los accionistas que no acuda a la ampliación de capital que determinará el FROB, perderán todos sus derechos políticos sobre las acciones. Es decir, darán por perdida su inversión. Esto es lo que puede sucederle a BFA, cuya minusvalía en el capital podría ascender a 325 millones aproximadamente.
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