La OCDE descarta una recesión duradera en Japón tras el terremoto
La reconstrucción del país impulsará un 2,3% el crecimiento el próximo año
Japón, el país más endeudado del mundo, afronta tres crisis económicas distintas derivadas del terremoto-tsunami-accidente nuclear del pasado 11 de marzo. La primera es la necesidad de reconstruir pueblos enteros y zonas devastadas en la zona norte del país. La segunda son los problemas de suministro eléctrico que han afectado a la cadena de producción de las grandes empresas. Eso, unido a los controles de radiación en otros países, ha hundido las exportaciones. La tercera es la caída del turismo, la más abrupta desde que en 1961 Japón comenzó su serie de datos, por el miedo a Fukushima.
Por todo, la OCDE ha rebajado su previsión de crecimiento para Japón del 1,7% al 0,8% en 2011, según un informe presentado ayer en Tokio y que resalta que las consecuencias serán mayores que las del terremoto de Kobe, en 1995. Aun así, el organismo cree poco probable que la tercera economía del mundo entre en una larga recesión y prevé para 2012 un crecimiento del 2,3% (frente al 1,3% de la estimación anterior) ayudado por las inversiones en la reconstrucción. Japón se ha levantado muchas veces de la lona.
La elevada deuda aconseja subir impuestos antes que disparar el gasto
La OCDE tenía listo su informe económico para Japón y de urgencia tuvo que rebajar todas sus previsiones. "La economía de Japón estaba justo despegando cuando llegó el terremoto", sintetizó el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, en Tokio. La prioridad ahora es "la ayuda humanitaria, la reconstrucción y la situación nuclear" (el informe no menciona la palabra Fukushima).
"Esto crea a corto plazo inevitables aumentos del gasto público. Sin embargo, debido a la situación de la deuda", la OCDE pide recurrir al "sentido de solidaridad del pueblo japonés", una forma de pedir nuevos impuestos. Tokio ya ha anunciado que pretende subir el IVA del 5% al 8% durante tres años para financiar la reconstrucción del norte, algo que ha conseguido un apoyo mayoritario en las encuestas, aunque la OCDE recordó que hay margen para subirlo mucho más. En Europa ronda el 20%.
Japón tiene una deuda pública "sin precedentes" de más del 200% del PIB, y aunque buena parte de ella está en manos de ahorradores nipones, ese elevado endeudamiento, unido al crónico déficit público, dificultará las inversiones. Gurría admitió que, con esa deuda, Tokio "tiene menos margen de maniobra" y que es complicado encontrar un equilibrio entre elevar los impuestos, estimular la economía, aumentar las inversiones y reducir la deuda, algo como cuadrar un par de círculos en uno solo. Aun así, Gurría lanzó un mensaje tranquilizador: "La crisis tendrá un impacto económico limitado y gestionable y un impacto internacional aún menor".
El informe de la OCDE busca comparaciones con otros desastres naturales, de los que Japón tiene gran experiencia. Por ejemplo, con el terremoto de Kobe, en 1995, que mató a unas 6.500 personas. Entonces los daños fueron estimados en 110.000 millones de dólares (unos 72.000 millones de euros al cambio actual) y gracias a las inversiones en la reconstrucción la economía se recuperó antes de final de año.
Sin embargo, esta crisis es diferente. Como señala la OCDE, el terremoto y posterior tsunami, que ha dejado 28.000 personas fallecidas o desaparecidas, ha reducido la capacidad de generación eléctrica por el parón de centrales nucleares. Las empresas se preparan para un estío en Tokio con restricciones de aire acondicionado. Sony, por ejemplo, ha propuesto a los sindicatos juntar en verano los festivos del resto del año para que sus 16.000 empleados de las oficinas (no de las fábricas) se vayan de vacaciones dos semanas en verano. El objetivo es reducir la demanda eléctrica. También plantea que entren a trabajar antes y salgan antes y rotar para ir al trabajo los fines de semana. Otras grandes firmas han anunciado planes similares.
A todo esto hay que sumar la caída en el número de turistas y de extranjeros. El turismo -principalmente procedente de Asia- supone el 7% del PIB japonés, y en marzo el número de visitantes cayó a la mitad.
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