Llamada al orden en el Ejército
Renegociar la deuda de 27.000 millones que arrastra Defensa y recortar gasto en personal son claves - Un Ejército europeo sería más barato para todos
¿Necesita España gastar más de 700 millones de euros al año para enviar soldados a Afganistán o Líbano? ¿Es imprescindible invertir miles de millones en fragatas de última generación y aviones de combate que, por cada hora de vuelo, cuestan hasta 20.000 dólares a las arcas públicas? Preguntas como estas surgen sobre todo en tiempos de crisis. Los expertos coinciden en que España debe hacer frente a sus compromisos militares si aspira a ser un país de peso en el mundo y encarar las amenazas de seguridad, pero advierten de que las Fuerzas Armadas deben acometer cambios para salir de los números rojos.
Defensa es uno de los ministerios con mayor presupuesto y sus inversiones suponen un 10% del total del Estado. Pese a ello, España es uno de los países de la Unión Europea y de la OTAN con menor gasto militar: casi un 1,2% del PIB, frente a la media de la Alianza del 1,5%, el 2,3% de Francia o el 1,98% de Portugal, según datos de la organización atlántica, que tiene en cuenta los gastos en pensiones militares para elaborar estas cifras.
El coste de las operaciones en el exterior fue de 713,5 millones en 2009
Buscar clientes para el material antiguo sería una forma racional de ahorro
Defensa planea alargar el calendario de pagos de la deuda hasta 2030
Los expertos abogan por recortar el gasto en personal en favor del I+D
Tras una década de crecimiento del presupuesto sin interrupciones, Defensa ha sufrido en 2009 y 2010 severos ajustes. Las inversiones han caído y la deuda alcanza los 27.000 millones de euros, por la implicación en proyectos internacionales como el buque de acción marítima, el avión de transporte A-400, el caza Eurofighter, el helicóptero Eurocopter, entre otros.
Los nuevos cazas y carros de combate son mucho más caros de mantener. Por ejemplo, el coste de mantenimiento de un caza Eurofighter cuesta un 40% más que el de la generación anterior, el F-18. Además, las operaciones en el exterior requieren mayores gastos (en 2009, el coste global ascendió a 713,5 millones, un 7,3% más que el año anterior, buena parte destinado a Afganistán).
Para Borja Lasheras, que en la actualidad trabaja en la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), "el nivel de gasto militar es, en principio, suficiente si es sostenido en el tiempo y se avanza en la racionalización de capacidades, pero hay que ganar en eficiencia". Jordi Armadans, director de la Fundació per la Pau, afirma que "el gasto militar está sobredimensionado y se pueden recortar sin problemas". Para Enrique Navarro, consejero delegado de la consultora Portfolio IC 2, "todo depende de tus objetivos estratégicos y de tus ambiciones como país".
"La deuda del Ministerio de Defensa con sus proveedores es un problema muy gordo", destaca Navarro. Desde 1996 y hasta 2006, los programas de modernización de las Fuerzas Armadas -adquisición de nuevos helicópteros, aviones, vehículos de combate, radares, municiones y explosivos- se financiaron en un 50% con créditos del Ministerio de Industria que están por devolverse. El lastre sigue pendiente y parece difícil de aligerar con las inversiones previstas para los próximos años. Harían falta 27 años sin invertir un euro para pagar la deuda. "Es esencial elaborar un plan para amortizar esa deuda, bien negociando con Industria para que la reduzca o poner un plazo de amortización real, a 50 años, para poder repartir las devoluciones y generar liquidez", dice Navarro, que como muchos expertos es partidario de fusionar los tres Ejércitos para ahorrar y evitar duplicidades innecesarias y generar modelos de gestión más flexibles.
Consciente de la necesidad de racionalizar el gasto, los militares buscan por dónde apretarse el cinturón. Defensa planea alargar el calendario de pagos de la deuda en cinco años, hasta 2030. También revisará el tamaño de algunos programas y la posibilidad de vender a otros países Eurofighter ya encargados. "Tenemos que gestionar mejor y obtener mejores resultados con menos recursos", afirmó en una entrevista reciente con EL PAÍS el secretario de Estado de Defensa, Constantino Méndez. Además, el Gobierno quiere dar entrada a la iniciativa privada para financiar infraestructuras militares.
"España está adquiriendo material nuevo que cuesta mucho más mantener que el antiguo y difícilmente va a poder hacer frente a este nuevo y muy superior gasto: debería revisar el número de fragatas o aviones de combate operativos porque será imposible sostener los nuevos sistemas sin incrementos sustanciales de los gastos de mantenimiento; hay que ir por la vía de la racionalización y buscar clientes para el material que no necesitamos o que se ha quedado antiguo", afirma Navarro.
Para ganar en eficiencia, los expertos consideran que las Fuerzas Armadas tienen que lidiar con otra gran hipoteca: el gasto en personal. Si lo recomendable es que el 40% del presupuesto sea para pagar a los empleados y el 60% para inversiones, en el caso de España sucede justo al revés. El Ejército emplea a casi 140.000 personas. "Hay que recortar los gastos en personal, y desviar más recursos a inversiones en equipos e I+D, que también son inversiones para la seguridad del soldado", afirma Lasheras.
"Las amenazas han cambiado desde la guerra fría; ahora hay que tener una gran capacidad de despliegue en el exterior para unas Fuerzas Armadas capaces de participar en misiones multinacionales con militares y civiles de otros países, e invertir en aviones de transporte como el A-400 y equipos tecnológicos, como satélites, de uso civil y militar. El objetivo no es tener cientos de miles de soldados, sino los suficientes para participar en compromisos mayores, en escenarios complejos y sostenidos en el tiempo". "Además, debe aumentarse la colaboración entre países europeos. Hay que especializarse: no todos los países tienen que estar equipados con todo; algunos miembros pueden tener hospitales de campaña y carros de combate y, otros, aviones Eurofighter", opina.
Otros expertos, como Jordi Armadans, sostienen que hay margen para los recortes. "En principio, crear un Ejército europeo reduciría mucho el gasto, pero se deberían revisar proyectos como el Eurofighter, que es caro y no está claro que sea prioritario tener este tipo de armas tan ofensivas. ¿Es necesario tener tantos carros de combate? No, muchas veces se pasan más tiempo en el almacén o simplemente sirven para mostrar fortaleza", afirma. Armadans también es partidario de revisar las operaciones en la guerra afgana y contra la piratería en Somalia.
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