Lagarde anuncia su candidatura al FMI frente a la oposición de los emergentes
La ministra francesa es la favorita y el mexicano Carstens su máximo oponente - Brasil, India y China tildan de "obsoleto" que el jefe sea siempre europeo
En una abarrotada rueda de prensa en París, la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, dio ayer el paso que todo el mundo esperaba: se postuló para dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI) en sustitución de Dominique Strauss-Kahn, en arresto domiciliario tras las acusaciones de intento de violación a una camarera de un hotel de Manhattan. Lagarde tiene un currículo brillante y es la gran favorita al contar con el respaldo unánime de Europa y en general de los países ricos, aunque su candidatura deberá sortear algunos obstáculos: la herencia francesa de Strauss-Kahn, el hecho de que ninguno de los tres últimos directores europeos haya agotado su mandato y el denominado caso Tapie, un viejo y complicado litigio empresarial que aún colea. Pero sobre todo deberá lidiar con la firme oposición de los países emergentes a perpetuar la tradición de que tenga que ser un europeo quien lidere el FMI.
Estados Unidos dice que tanto Lagarde como Carstens son "candidatos creíbles"
Los BRICS (siglas de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) dieron ayer un paso adelante. En un insólito comunicado conjunto, los representantes de los cinco países en el FMI instaron a "abandonar la obsoleta convención no escrita que requiere que el jefe del FMI proceda necesariamente de Europa". Esa tradición "resta legitimidad al Fondo", según los cinco países, que reclamaron un proceso de elección "competitivo, realmente transparente y basado en los méritos de los candidatos" y no en su nacionalidad.
El tono de agravio de los BRICS y la dureza del comunicado solo tiene un inconveniente: los emergentes han sido incapaces de presentar un candidato de consenso. Solo el mexicano Agustín Carstens, gobernador del banco central de México, podría optar a competir con Lagarde, aunque en inferioridad de condiciones a la vista de los apoyos de la ministra francesa. Incluso China ha lanzado señales contradictorias al suscribir el comunicado pero a su vez dejar entrever sus simpatías con Lagarde, que ha jugado un papel clave en la presidencia francesa del G-20 ante la guerra de divisas, para tratar de contener las presiones estadounidenses contra el gigante asiático.
Nacida en París en 1956 y ministra desde 2007, Lagarde ha recibido el apoyo explícito de Reino Unido, Alemania, Italia y España, además del espaldarazo de Bruselas: el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, dejó constancia del "pleno apoyo" a la candidatura. No fue el único. La canciller Angela Merkel mostró "sus simpatías" por la ministra francesa. El titular de Finanzas británico, George Osborne, dijo que es "la más capacitada" para el cargo. Incluso el director interino del FMI, John Lipsky, calificó de "excelente" su candidatura.
Lagarde usó ayer toda esa munición y combatió las críticas con desenvoltura. "Si soy elegida aportaré toda mi experiencia como abogada, directora de empresa, ministra y mujer", dijo. Sobre la censura de los BRICS a un nuevo director europeo fue clara: "Ser europea no puede ser un impedimento, como tampoco un valor añadido". Acerca de la herencia de Strauss-Kahn tuvo un recuerdo para el ya ex director gerente y reivindicó que durante su mandato "el FMI ayudó a superar la crisis gracias a su trabajo y al de su equipo". Y sobre el caso Tapie, el litigio entre el empresario Bernard Tapie y Crédit Lyonnais que Lagarde saldó en 2007 con un arbitraje que, a juicio de ciertos senadores socialistas, beneficiaba a Tapie y perjudicaba a Francia, declaró: "Estoy convencida de que actué en beneficio del Estado y en estricto cumplimiento de la ley. Tengo la conciencia tranquila". Un juez decidirá el 10 de junio si el asunto sigue adelante.
Eso será 20 días antes de que el consejo del FMI anuncie el nombramiento de su nuevo director, el 30 de junio. Pese a que Europa copa un 30% de los votos, la opinión de EE UU será clave. El secretario del Tesoro, Tim Geithner, se limitó a explicar ayer que tanto Lagarde como Carstens "son candidatos creíbles".
De alguna forma, el cargo entraña una batalla más profunda. Lagarde se presenta como "una liberal atemperada, partidaria de la regulación en varios sectores, como el financiero": el perfil adecuado para seguir con la reforma que puso en marcha Strauss-Kahn, en la que el FMI se mostró partidario de los estímulos keynesianos para evitar una segunda Gran Depresión. Carstens, que fue subdirector con Rodrigo Rato (una etapa en la que la institución cedió protagonismo), supondría romper con una era en la que Europa y EE UU se han repartido cargos, pero a la vez sería una vuelta a los tiempos en que la institución quedó secuestrada por el ultraliberalismo. "Un regreso al Consenso de Washington", según fuentes próximas al FMI.
El peso de Europa
- Desde su creación hace 65 años los 10 jefes del Fondo Monetario Internacional (FMI) han sido europeos. Los tres últimos -el alemán Horst Köhler, el español Rodrigo Rato y el francés Dominique Strauss-Kahn- abandonaron el cargo antes de agotar su mandato.
- El nombramiento del director gerente se hace a través de un sistema de votaciones, y este depende de las cuotas que paga cada país al FMI para que la institución pueda conceder préstamos. Europa en conjunto copa más del 30% de las cuotas; EE UU el 17,75%.
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