Juncker avisa de que Italia y Bélgica tienen más riesgo que España
Moody's amenaza con rebajar la deuda si Berlusconi no hace reformas
En solo 24 horas, Italia y su estratosférica deuda pública, que superó esta semana el 120% del PIB, han entrado otra vez en el ojo del huracán. Por un lado, la agencia Moody's ha colocado el índice de solvencia Aa2 de Italia bajo revisión, anticipando así un posible descenso de la calificación de la deuda del país transalpino. Por otro, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker ha declarado al diario alemán Süddeutsche Zeitung que la crisis griega podría contagiar a Italia y a Bélgica antes que a España, a causa sobre todo de la elevada deuda de Roma.
"La quiebra de Grecia podría contagiar a Portugal e Irlanda, pero por su alto nivel de deuda, también a Bélgica y a Italia antes que a España", afirma Juncker en la entrevista. El presidente luxemburgués del Eurogrupo rechaza también la propuesta avanzada el viernes por Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, y subraya que sería una locura implicar a los bancos privados en la salvación de Grecia: "Las agencias colocarían a Atenas en la categoría de insolvente, y eso tendría consecuencias catastróficas para la moneda única europea. Estamos jugando con fuego", advierte Juncker.
El Gobierno italiano ha preferido aplazar el recorte de 40.000 millones
La inquietud en Roma es creciente tras la nota emitida por Moody's el viernes por la noche, que pone en alerta al Gobierno de Silvio Berlusconi, cada vez más débil y dividido tras las severas derrotas electorales sufridas en el último mes, primero con las municipales y después con los cuatro referendos del domingo pasado.
Entre otras causas de inquietud, Moody's señala que las previsiones de crecimiento, que no dejan de bajar hasta el 1% para este año, están amenazadas por las debilidades estructurales (rigidez del mercado laboral y baja productividad) y la futura subida de las tasas de interés.
La agencia apunta además que la derogación en referéndum del regreso al programa nuclear y de la privatización del agua ha demostrado que el Gobierno tiene "dificultades" para emprender las reformas necesarias, y recuerda que Italia necesita acometer cuanto antes los planes de consolidación fiscal requeridos para reducir la deuda pública, la segunda más alta de Europa.
Hace menos de un mes, Standard & Poor's había recortado ya las previsiones italianas citando las débiles previsiones de crecimiento y "el incierto empeño político" para llevar adelante las reformas.
El problema es que el panorama político ofrece muchas más dudas que certezas. Berlusconi, que pasa por su momento histórico más bajo de popularidad, ha preferido aplazar el recorte de 40.000 millones que exige Bruselas para llegar al déficit cero en 2014. Además, presiona al ministro del Tesoro, Giulio Tremonti, para que la reforma fiscal incluya una bajada de impuestos. Muy alejado del tono demagógico de su jefe, y aspirando al mismo tiempo a ser su sucesor para gestionar la crisis, Tremonti se niega a abrir la bolsa e insiste en el rigor presupuestario.
Como escribe Massimo Giannini, subdirector de La Repubblica, Moody's ha zanjado la disputa a favor de Tremonti, y de paso ha marcado el futuro político de Berlusconi.
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