El Gobierno francés minimiza la pérdida de la triple A, pero sopesa "reajustes"
"Seguimos junto a los mejores del mundo, junto a EE UU", defiende el primer ministro Fillon.- "No han degradado a Francia, sino la política de Sarkozy", acusa la oposición
"¡Yo no quiero ser el presidente del club Med!". Eso dijo Nicolas Sarkozy a los diputados de su partido, la UMP, hace unas semanas. Anoche, la pérdida de la triple A -la mejor calificación posible de la deuda soberana, que Francia mantenía desde el 25 de junio de 1975- dejó a París como cola de león del norte virtuoso y cabeza de ratón de los malos alumnos del sur. "Esta mañana, el país se ha despertado groggy", resume Le Parisien, con un anglicismo que recuerda a un boxeador sonado. Muchos buscan las razones de un fracaso que seguramente es colectivo y sin duda es histórico, por mucho que la derecha trate de denigrar a Standard & Poor's. Con la misma calificación que Bélgica, París abandona junto a Austria y para una larga temporada el elegido grupo de los seis Estados europeos más solventes, y además arriesga una nueva rebaja, porque el rejonazo de S&P coloca su nueva nota AA+ en perspectiva negativa, lo que supone un 33% de probabilidades de perder otro escalón este año o el próximo.
Nicolas Sarkozy ha decidido no reaccionar a la mala noticia largamente anunciada. Su estrategia, forzosa, consiste ahora, cuando quedan 100 días para las elecciones, en no dar más importancia de la que tienen a las aborrecidas agencias de calificación. Tras enviar anoche al ministro de Economía, François Baroin, a parar el primer golpe en televisión, hoy ha sido su primer ministro, François Fillon, quien ha dado la cara en una conferencia de prensa.
Templado pero con pocos argumentos de peso, Fillon ha intentado minimizar el impacto psicológico de la rebaja, que separa los destinos de Francia y Alemania. La degradación de la nota es "una decisión esperada", ha dicho Fillon, "pero que llega a contracorriente respecto a los esfuerzos hechos en dirección a la zona euro". Según el primer ministro, la prueba es que "los mercados reaccionaron poco" a la noticia, y eso supone que "la alerta no debe ser dramatizada, aunque tampoco subestimada".
"Hay 21 escalones en las escalas de calificación de deuda y Francia está ahora en el vigésimo sobre 21, seguimos por tanto entre los mejores del mundo, junto a Estados Unidos", ha explicado Fillon, intentando mostrar la parte llena del vaso. "Standard & Poor's ha confirmado que nuestra economía es sólida y diversificada".
"No serán las agencias quienes marquen nuestra política y nuestra agenda", ha agregado. Al ser preguntado sobre la eventualidad de tener que aprobar un nuevo plan de rigor, se ha mostrado ambiguo. Por un lado ha dicho que las medidas tomadas hasta ahora "son suficientes", por otro que "se harán reajustes si es necesario".
La oposición ha madrugado mucho para responsabilizar a Sarkozy de la pérdida de la triple A. A las ocho de la mañana, el candidato socialista a las presidenciales, François Hollande, ha comparecido ante los medios para afirmar que la caída de Francia al nivel AA+ se explica por "el fracaso de la gestión de Nicolas Sarkozy".
Para Hollande, S&P "no ha degradado a Francia, sino la política de Sarkozy". "El presidente saliente se había fijado como objetivo y casi una obligación la conservación de la triple A, y una vez más la promesa no ha sido mantenida", ha subrayado el candidato socialista, que en declaraciones a Le Monde afirma: "La degradación se explica porque tenemos un déficit más elevado que el de Alemania (5,5% del PIB contra 1%), menos competitividad (75.000 millones de déficit en la balanza comercial contra 160.000 de superávit en Berlín), y un crecimiento nulo. Esta sanción sella el fracaso de su quinquenio".
El candidato del PS ha recordado también que hace meses que los mercados habían anticipado la rebaja de la triple A, haciendo pagar a París el 3,1% por sus obligaciones de deuda a largo plazo frente al 1,75% que paga Berlín. Y ha señalado que "lo más grave" es que la posición francesa en Europa se va a ver debilitada: "Somos los únicos, con Austria, que hemos perdido la triple A, es la primera vez desde que los Estados son calificados (por las agencias) que Francia se separa de Alemania. Ya no estamos en primera división".
La reacción de los ciudadanos que dejan mensajes en las webs de los diarios mezcla cierta sensación de tristeza con la rabia por la fragilidad de la economía nacional e ironías sobre la 'grandeur' perdida hace ya tiempo. Muchos acusan al Gobierno y al presidente de incompetencia y de haber mentido a los franceses, mientras los medios tratan de explicar cuáles serán las consecuencias inmediatas para la economía real. Libération afirma que la pérdida del 20 / 20 (la matrícula de honor) supondrá algunos miles de millones más de déficit y tendrá, por tanto, un inevitable coste social.
Le Monde, que titula con una frase filosófica, "¿A qué se parece la vida cuando se pierde la triple A?", comenta que la entrada de la República que puso los cimientos de la Unión Europea en el grupo de países rezagados es el peor escenario posible para Sarkozy cuando quedan solo tres meses para las elecciones. El entorno del Elíseo, revela el diario, está indignado porque piensa que justo ahora la situación europea estaba mejorando.
Este caldo de cultivo bastante nihilista y carente de esperanza es el mejor de los sueños para Marine Le Pen, la candidata del Frente Nacional, que ha repartido hábilmente las culpas a derecha e izquierda y será probablemente la gran beneficiada por la decisión de S&P. Según ella, la culpa de todo la tiene la moneda única que los partidos impusieron a los franceses hace una década. Hollande ha replicado que, con el franco, tanto el déficit como la deuda volarían a niveles nunca vistos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.