El Gobierno fía el objetivo de déficit en 2012 a un fuerte alza de los ingresos
El gasto del último Presupuesto de la legislatura cae el 3,8%, la mitad que en 2011
Si se cumplen las previsiones del Gobierno, la corrección de los desequilibrios públicos resultará en 2012 algo más indolora que este año. Mientras que la reducción del déficit ha descansado hasta ahora principalmente en el recorte del gasto, el año próximo será la recaudación fiscal la que más contribuya a enderezar las cuentas, según Hacienda. Pese a la debilidad económica, el Gobierno fía el cumplimiento de los objetivos a una robusta mejora de los ingresos, mientras el gasto caerá un 3,8% (4.669 millones, menos del 0,5% del PIB) respecto a 2011.
El Ejecutivo colocó ayer la primera piedra para los Presupuestos Generales del Estado de 2012 al aprobar el techo de gasto. Se trata de las últimas cuentas públicas que elabora este Gobierno y que en su mayor parte gestionará otro, pues las elecciones generales -si no hay adelantos- se celebrarán en marzo. Tras la fuerte contención del 7,7% aplicada en 2011, el Consejo de Ministros redujo ayer a la mitad los esfuerzos exigidos para el siguiente ejercicio. El motivo, según explicó la vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, en la comparecencia posterior al Consejo, es que la reducción del déficit para el año próximo (del 6% al 4,4%) resulta menos intensa que la de este año (del 9,2% del PIB al 6%), por lo que los sacrificios serán menores.
La recaudación de este año superará en 3.000 o 4.000 millones lo previsto
Rubalcaba da por hecho que tendrá apoyo para aprobar el techo de gasto
Pero la principal diferencia reside en la mejora que el Ejecutivo atribuye a la economía, muy alejada de lo que espera la mayor parte de analistas. Salgado confía en que el PIB crezca un 2,3% en 2012 y que reporte al Estado unos ingresos de 127.852 millones de euros (descontada la porción que se destina a las comunidades autónomas). Esa cantidad supera en un 22% la previsión de ingresos empleada para el techo de gasto de este año, un avance muy optimista teniendo en cuenta el estancamiento de la demanda interna. Además, la ministra descartó rotundamente que la cifra esconda una subida de impuestos, lo que hace más difícil explicarla.
La mejora sobre 2011 está condicionada por varios elementos que la magnifican. En primer lugar, incluye 6.000 millones de euros que las comunidades adeudan a la Administración central y que tendrán que ingresar este año aunque responden a ejercicios anteriores, por lo que se contabilizan en esos presupuestos pasados. En segundo lugar, la recaudación de este año superará en 3.000 o 4.000 millones la previsión inicial, según explicó la vicepresidenta, por lo que el salto del año próximo respecto a lo realmente recaudado en 2010 no será tan pronunciado. Aun sin esos factores, la mejora de ingresos esperada ronda el 13% respecto de este año.
Salgado fía esa recaudación adicional "fundamentalmente al efecto del ciclo", pero también a otras variables. Entre ellas citó la disminución de los aplazamientos en el pago de impuestos, que permitirán a las arcas públicas disponer de más recursos. También el perfeccionamiento de la lucha contra el fraude, algo cada vez más difícil de lograr porque los ingresos por elusión fiscal han crecido con mucha fuerza en los últimos años. Finalmente aludió a una "mejor gestión de la recaudación del impuesto de sociedades", aunque rehusó explicar en qué consiste y si implicará eliminar algunas deducciones que laminan la recaudación de este tributo. Solo aclaró que se centrará en las compañías de mayor tamaño y en los grupos empresariales. Las cantidades que pagan las empresas por sus beneficios caen a un ritmo anual del 15% pese a que sus resultados están creciendo.
Como ocurrió el año pasado, los sacrificios que tendrán que afrontar los ministerios superarán la caída media del gasto. Porque entre las partidas que suman para esa contracción del 3,8% figuran algunas que necesariamente siguen aumentando, como el pago de intereses de la deuda. Para contrarrestarlas, el tijeretazo en las políticas ministeriales rebasará la media, aunque Salgado aseguró que los porcentajes no están definidos y que la evolución de los mercados propiciará una previsión de pago de intereses algo más favorable a la actual, lo que "dará margen para los ministerios".
Además, la caída del 3,8% es en términos nominales (sin descontar la inflación). Si se neutraliza el efecto de las subidas de precios, el descenso real del gasto es del 7,6%, explicó Salgado.
Los 117.353 millones en que queda el techo de gasto para 2012 no incluyen las cantidades que el Estado destina a la financiación territorial. Además de su participación en los ingresos del Estado, comunidades y ayuntamientos recibirán 38.282 millones del Presupuesto. Tras las dificultades que vienen mostrando estas administraciones para cumplir los objetivos, la vicepresidenta hizo notar que tendrán una situación más holgada en 2012, pues recibirán 10.200 millones netos adicionales del Presupuesto sin que se les exijan reducciones más drásticas del déficit (sus metas coinciden con las de este año). "Esperemos que dediquen esas cantidades a servicios básicos y a reducir la morosidad", indicó Salgado, que no tiene capacidad para imponer esas directrices.
Tanto la titular de Economía como el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba pasaron de puntillas sobre un elemento crucial del Presupuesto para 2012: el respaldo parlamentario que recibirá el proyecto. "Sí, tendremos apoyos suficientes para sacar adelante el techo de gasto", zanjó Rubalcaba. Pero el camino no se antoja sencillo a juzgar por las negociaciones in extremis que tuvo que desarrollar el Ejecutivo durante la mañana del pasado miércoles para lograr la convalidación del decreto de negociación colectiva. Al igual que entonces, PNV y CiU aparecen como los únicos grupos que pueden ayudar al Gobierno a poner en marcha los últimos Presupuestos de la legislatura.
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