EE UU toma la iniciativa en la guerra de divisas
Geithner marca la agenda de la cumbre de ministros de Economía del G-20 con su propuesta de limitar los déficit y superávit de los países para estabilizar los tipos de cambio.- La medida no convence a los grandes exportadores
Tal y como hizo en la reciente cumbre del FMI de Washington, Estados Unidos ha vuelto a tomar la iniciativa en la cumbre de ministros de Economía del G-20 que se celebra entre hoy y mañana en Corea del Sur para que el complejo mecanismo que supone este organismo pueda volver a marchar. Preocupado por la debilidad que ha mostrado el foro que reúne a las grandes potencias con las principales economías emergentes en las últimas citas de Toronto y Pittsburg, el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, ha reventado la hoja de ruta prevista para el conclave con una propuesta a favor de limitar los superávits y déficits comerciales de los países con el objetivo de acabar, de forma indirecta, con la guerra de divisas.
De nuevo a través de una carta dirigida al resto de sus colegas, entre los que se encuentra la española Elena Salgado, Geithner ha hecho un llamamiento para introducir límites a los desequilibrios en las balanzas comerciales de los países. En concreto, según ha comentado el propio secretario a un miembro de la delegación financiera intrernacional no identificado y luego ha confirmado la delegación estadounidense, una opción sería fijar una horquilla equivalente al 4% del Producto Interior Bruto (PIB) de déficit o superávit hacia 2015.
El objetivo de la propuesta de Estados Unidos es que los países que compren en el exterior más de lo que venden fuera trabajen para aumentar el ahorro de sus consumidores, con lo que reducirían las importaciones, y mejoren la competitividad de sus exportaciones. Por el contrario, la medida obligaría a aquellos con superávit a iniciar reformas estructurales, fiscales y en sus políticas cambiarias para incentivar el consumo dentro de sus fronteras, lo que a su vez ayudaría a la demanda global. Esta medida ayudaría a que los tipos de cambio fluctuasen de forma más estable en la medida en que se corregirían algunos desequilibrios globales.
No obstante, según fuentes de la delegación surcoreana, la propuesta de Washington no ha sido bien recibida por los países presentes en Gyeongju en superávit comercial como China, de un 4%, y la India. Esto por el lado de las economías emergentes, mientras que Japón, que la tacha de poco realista, y Australia se han sumado a la oposición por parte de los industrializados. Ambas son economías con gran dependencia de las exportaciones y con superávit relativamente estables.
Junto a su propuesta sobre las balanzas comerciales, el Gobierno de Estados Unidos mantiene su llamamiento para dar al FMI un rol especial con vistas a que supervise el mercado de divisas. Además, también aboga por buscar un consenso para que las monedas de los respectivos países coticen frente al resto según los fundamentos de las economías de los países, con lo que se pondría una barrera ante las devaluaciones decididas exclusivamente para abaratar sus respectivas exportaciones en el mercado internacional.
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