EE UU acude al rescate de AIG para evitar una nueva quiebra
La Reserva Federal se hace con el 80% de la mayor aseguradora del mundo y le concede un crédito de emergencia por 60.000 millones de euros
La Reserva Federal de EE UU decidió anoche evitar la quiebra de American International Group (AIG) inyectando a esta entidad aseguradora, la mayor del mundo, los 85.000 millones de dólares (60.049 millones de euros) que requería para impedir su derrumbe. El banco central estadounidense se hace a cambio con un 79,9% del capital de la sociedad, según anunció la Reserva Federal en un comunicado pasadas las tres de la mañana. EE UU nacionaliza así la mayor aseguradora del mundo.
"En las actuales circunstancias, un colapso [fracaso desordenado, en el literal] de AIG elevaría los ya significativos niveles de fragilidad del mercado financiero", afirma el comunicado de la Reserva Federal. El banco central, con el "pleno respaldo" del Departamento del Tesoro, autoriza a la Reserva Federal de Nueva York a conceder a AIG el préstamo por dos años. "Los términos y condiciones del acuerdo están diseñados para proteger los intereses del Gobierno de EE UU y al contribuyente".
La sociedad tendrá que vender activos para devolver el préstamo
El acuerdo protege los intereses del Gobierno y de los contribuyentes
El préstamo estará a disposición de AIG durante un plazo de 24 meses. A cambio, AIG "venderá determinados negocios de una manera ordenada con la menor alteración posible de la economía general". La aseguradora se compromete así a hacer limpieza y desprenderse de algunos activos para hacerse con capital cuanto antes. El Gobierno de EE UU se guarda el derecho de vetar el pago de dividendo a los accionistas.
Wall Street vivió con angustia esta negociación por sus previsibles efectos en cascada en la ya caótica situación financiera global.
La regla del demasiado grande para quebrar se ha aplicado al caso de AIG, como se hizo hace una semana con las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac.
AIG necesitaba 14.500 millones para cubrir sus obligaciones y ganar tiempo con el que evitar la liquidación pero su agujero era mucho mayor y necesitaba una inyección más grande de dinero para seguir operando y hacer frente a futuras pérdidas. El sector privado no quería meterse en esa conejera sin garantías del gobierno porque el riesgo era demasiado alto.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, dejó claro el lunes, tras el colapso de Lehman Brothers, que le parecía inapropiado poner el dinero del contribuyente en el frente de la operación de rescate del sector financiero. Y en el paquete incluyó a AIG. Sin embargo, dejó una puerta abierta al decir que la movilización de fondos públicos se hará en función de cada caso.
Las agencias de calificación, entre tanto, pasaron a rebajar sus valoraciones de AIG, lo que dificultaba aún más la operación de rescate desde Washington. Ante esta situación, la Fed se alzó ayer como la única que tenía la llave para hacer algo, contener la gangrena y evitar que el huracán financiero se intensifique, según explica Cumberland Advisors.
El ex presidente de AIG, Maurice Greenberg, su mayor inversor, consideró que es un interés nacional que la aseguradora sobreviva, por los riesgos sistemáticos que podrían resultar de la bancarrota. Y es que su colapso podía tener repercusiones aún mayores para el sistema financiero global que la bancarrota de Lehman Brothers. Por eso en Wall Street se esperaba el guiño de Washington para empezar a poner orden en medio del caos. AIG, con 1,5 billones de dólares en activos, opera en más de un centenar de países y su plantilla supera los 116.000 empleados.
Los problemas de la aseguradora tienen su origen en el colapso del mercado de la vivienda. La firma da cobertura a hipotecas subprime, el epicentro del terremoto financiero. El desplome en el valor de los contratos provocó unas pérdidas a AIG cercanas a los 18.000 millones en los últimos tres trimestres. Y el desplome de sus títulos le impide captar el capital que necesita en Wall Street. Del mismo modo que le ocurrió a Lehman, está en medio de un círculo vicioso del que necesita que alguien le ayude a salir.
El gobernador del Estado de Nueva York, David Paterson, también había pedido un esfuerzo por llegar a un arreglo.
La otra entidad que se sigue bajo la lupa en Wall Street es Washington Mutual, la principal caja de ahorros y prestamista de EE UU. Sus títulos ganaron ayer aire ante la eventualidad de que JPMorgan Chase pueda lanzar una oferta de compra de la entidad, una de las más afectadas por la crisis hipotecaria. S&P rebajó la pasada madrugada su valoración a bonos basura porque espera nuevas pérdidas en el tercer trimestre.
Las acciones de AIG, que llegaron a caer un 74% poco después de la apertura, se recuperaron después y acabaron con un descenso del 21%. Con todo, han perdido un 94% de su valor en lo que va de año. Al cierre de los mercados, antes de darse a conocer el acuerdo, las acciones habían registrado otro descenso del 24%.
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