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La crisis del euro

Dexia volvería a aprobar el examen con los nuevos criterios sobre la deuda periférica

Miguel Jiménez

Las pruebas de resistencia a la banca de 2010 quedaron en entredicho por la quiebra de la banca irlandesa, pues las dos entidades examinadas habían aprobado el ejercicio. Las pruebas de este año han fracasado por dos razones: una, no tomaron en cuenta una posible quita de la deuda griega cuando ya se estaba negociando con los bancos aplicarla; y, dos, una de las entidades que sacó mejor nota, la francobelga Dexia, ha tenido que ser rescatada poco después. Lo curioso del caso es que la relación entre ambos factores no es decisiva: Dexia también habría aprobado con la quita de deuda griega y, de no haberse quedado ya en el camino, las cifras que presentó a las pruebas dirían que es una de las entidades que no necesitarían recapitalizarse ni con los recortes de valoración de la deuda que ahora impone la Unión Europea.

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Las cuentas de Dexia decían que la entidad era una de las más solventes de Europa. Con 17.002 millones de capital de máxima calidad (core tier 1) y unos activos ponderados por riesgo de solo 140.835 millones, su capital de cierre de 2010 era del 12,1% y aún se esperaba que esa situación mejorara a lo largo de este año, tanto en el escenario base de las pruebas como en el adverso (que en Bélgica no se planteó tan adverso como en España). ¿En qué fallaron las pruebas? ¿En la deuda soberana? Las cifras demuestran que no. O no solo en eso.

La cartera de deuda griega de Dexia era de 3.462 millones. Incluso aplicando una quita a los títulos griegos del 60% y poniendo en el balance por debajo del precio de precio de mercado la cartera de deuda del resto de los países periféricos (Portugal, Irlanda, España e Italia), el impacto total sobe la solvencia de Dexia iría de 3.000 a 4.000 millones de euros. Quedémonos con la cifra superior. En tal caso, el capital de máxima calidad de Dexia bajaría a 13.000 millones, pero eso seguiría siendo más que suficiente para superar el listón de solvencia del 9% que ahora quiere imponer la Unión Europea. Dexia habría vuelto a aprobar el examen.

Lo que muestra este ejercicio es que el auténtico problema de muchas entidades no es su cartera de deuda pública sino la calidad de sus activos. Ni en el balance auditado de Dexia ni en ninguna de las más de 300.000 casillas de las pruebas de la banca de este año es posible encontrar cuál es la cifra de titulizaciones de hipotecas basura o de otros activos tóxicos en los libros de Dexia ni del resto de las entidades examinadas. La deuda soberana ha sido la excusa perfecta para el manguerazo de capital a la banca europea. Pero ser más exigentes con las carteras a vencimiento de deuda pública que con las de activos tóxicos es un disparate.

La duda es cuántos Dexia quedan en Europa, tanto entre las entidades que aprobaron las pruebas como entre las que no las suspendieron simplemente porque no se presentaron.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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