Banco bueno, fondo malo
La velocidad a la que están procediendo Gobierno, Banco de España y FROB para reestructurar el sector de las cajas de ahorros apenas podía imaginarse hace un año. Las discusiones ideológicas del pasado sobre la pervivencia de ese modelo de banca han quedado desplazadas por una cuestión de simple supervivencia, ya que su estatuto legal las llevaba, inevitablemente, a la asfixia financiera o a tener que ser intervenidas por el Estado. Sin embargo, todo el proceso tendrá, quizá, que acelerarse. Algo fácil de decir pero complicado de hacer. Aunque no falten ejemplos que imitar.
Desde el año pasado Alemania está procediendo a resolver el problema hipotecario / inmobiliario de alguno de sus bancos por la vía de dividirlos en uno bueno y otro malo. El llamado banco malo es en realidad una especie de fondo de inversión o sociedad tenedora de activos donde se concentran los activos hipotecarios problemáticos del banco original que, liberado de ellos, se convierte en "banco bueno", listo para desarrollar su actividad de manera solvente. Esto, que pudiera parecer pura cosmética, tiene la doble ventaja de permitir su acceso a los mercados de capitales, donde financiarse, a la vez que tranquiliza a sus clientes de depósito. Respecto al "banco malo" (o "fondo malo") el problema es cómo financiarlo. Y aquí las soluciones varían. Aunque siempre con dinero o garantía del Estado detrás.
En el caso del banco Hypo Real Estate (como su nombre indica con altísimo riesgo hipotecario) Alemania lo ha hecho por la vía de traspasar los activos dañados a un banco o "fondo malo" llamado FMS Wertmanagement. En su nombre lleva inscrito que se trata de una entidad para "gestionar el valor" de esos activos dañados. Para hacerse una idea de la magnitud de la operación, solo en julio pasado, y procedentes del banco Hypo, se le transfirieron activos por valor de 230.000 millones de euros. SOFFIN, la variante alemana del FROB español, se ha ocupado de capitalizarlo.
La experiencia china no es muy conocida: en 1999 decidió traspasar los activos problemáticos de sus cuatro bancos principales a cuatro fondos de inversión que, a cambio de esos activos, emitieron bonos a 10 años (por el nominal de los préstamos) que entregaron a los bancos problemáticos. Cuando en otoño de 2009 esos bonos vencieron, los activos seguían siendo problemáticos, por lo que se renovaron los bonos por otros 10 años. El total de los préstamos ascendía a casi 200.000 millones de dólares, un 15% del PIB chino en 1999. Cinda, Huarong u Orient son los nombres de tres de esos "fondos malos".
En EE UU, la principal vía de rescate se utilizó sin traumas y de manera poco llamativa: entidades con aval del Estado han cargado su balance de títulos hipotecarios.
En España, solo La Caixa ha iniciado un proceso de separación entre banco bueno y fondo malo (o sociedad mala). La dificultad de encontrar compradores para las cajas necesitadas de capital, y el que pudieran persistir las dudas de hasta dónde llegan sus activos dañados (aún con el Estado entre sus accionistas), puede terminar aconsejando el acometer con muchas de ellas un proceso parecido. Lo que es como ir contra reloj en un doble proceso de fusionar cajas primero y dividirlas en un banco bueno y un fondo malo después.
Apenas se ha comentado que el Tesoro de los EE UU ya ha liquidado al 99% la participación que se vio obligado a tomar en el accionariado de los bancos norteamericanos que necesitaron ayuda después de la quiebra de Lehman Brothers. Lo ha hecho con un beneficio de 20.000 millones de dólares para el Estado. Y aunque el proceso español de recapitalización de las cajas esté siguiendo el camino adecuado, pone algo nervioso comprobar que los norteamericanos ya han terminado y aquí apenas estamos empezando.
Juan Ignacio Crespo es director en Thomson Reuters.
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