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El Banco de España advierte de que las dificultades de financiación se prolongarán hasta fin de año

La institución sostiene que la desconfianza de los bancos se está cebando con los créditos al consumo de las familias y prevé que España entre en recesión

El Banco de España ha dado hoy más argumentos al ministro de Economía, Pedro Solbes, para seguir presionando a la banca con el objetivo de reactivar los créditos tras la llamada de atención que el jefe de la política económica del Ejecutivo dio a las entidades el pasado miércoles para que trasladen las sucesivas ayudas al sector a las familias y empresas. Según la encuesta de Préstamos Bancarios que ha hecho pública hoy la entidad, la oferta y la demanda de créditos ha seguido contrayéndose en España entre julio y septiembre, una tendencia que continuará en los tres últimos meses del ejercicio ya que las dificultades de financiación están siendo "ligeramente superiores a los ya de por si elevados registros del tercer trimestre".

La banca no acaba de reabrir el grifo del dinero y el resto del sistema económico se resiente, lo que se suma a la advertencia que hace el Banco de España de que la actividad económica "sigue contrayéndose". Las razones de este deterioro de la economía real son, según la institución, una "contracción adicional" de la construcción y el "empeoramiento reciente" de la industria.

La encuesta del Banco de España revela que "las incertidumbres" provocadas por la crisis financiera internacional se están dejando notar en la actitud de las entidades, que restringen los criterios de aprobación, el importe y el margen de las nuevas operaciones, así como sobre el coste de los fondos propios y la disponibilidad de las entidades a prestar. En particular en lo que se refiere a los hogares, que tienen más dificultades que las empresas para obtener un crédito.

En cualquier caso, el informe destaca que el descenso de la oferta de préstamos en los últimos meses es algo menor que el observado en el trimestre anterior, con la excepción del crédito a los hogares para fines distintos de la adquisición de vivienda, que se ha mantenido igual. Los argumentos que esgrimen los bancos para frenar estos créditos al consumo aluden a las expectativas sobre la actividad económica en general, los riesgos relativos a las garantías y, en especial, la percepción sobre la solvencia de los consumidores.

La demanda también se resiente

La demanda, por su parte, ha disminuido en el mismo periodo "de forma muy importante en España y algo menos en la UEM", aunque en ambas áreas se esperaba una menor caída de las peticiones de fondos por parte de las empresas en la última parte del año. En España, las peticiones de fondos han sido inferiores tanto por parte de las grandes empresas como de las pymes, y más en los préstamos a largo plazo que a corto. Las razones se encuentran en la debilidad de la inversión en capital fijo y el escaso dinamismo de la actividad de fusiones y adquisiciones.

De confirmarse las previsiones de la institución que dirige Miguel Angel Fernández Ordóñez, la economía española entrará en recesión antes de que acabe el año, puesto que el PIB se volverá a contraer en el cuarto trimestre, tras haber registrado una tasa intertrimestral negativa del 0,2% entre julio y septiembre del presente ejercicio. Entre los indicadores conocidos hasta la fecha, el Banco de España destaca la pérdida de vigor del consumo privado, tal y como pone de manifiesto la caída del 48,8% en las matriculaciones de automóviles destinados a particulares en el mes de noviembre y el descenso del 6,9% del índice de comercio al por menor en octubre.

No obstante, añade que, de cara al futuro, habrá que tener en cuenta la nueva medida que aprobó el Consejo de Ministros el pasado 28 de noviembre y que contempla la creación de un fondo de 8.000 millones destinados a inversiones municipales, así como de otro fondo de 3.000 euros, con el objetivo de impulsar sectores estratégicos de la economía española.

Aunque no todos los efectos de la crisis internacional son negativos, ya que la "intensificación" de las turbulencias financieras harán que la deuda española frente al exterior crezca a "menor ritmo" e incluso pueda terminar el año con una "moderada" reducción.

La falta de competencia limita el abaratamiento de la gasolina en España

Las petroleras que operan en Europa tardan el mismo tiempo en trasladar a los precios de los combustibles las subidas y las bajadas del barril de petróleo, aunque en el caso de España lo hacen con menos intensidad, lo que podría denotar que hay menos competencia, según el Banco de España.

En el Boletín Económico de Noviembre, el supervisor analiza la oscilación que ha registrado el precio del crudo en los mercados internacionales y cómo han reaccionado las compañías, y recuerda que en los precios de venta al público también influyen el grado de competencia, la evolución del tipo de cambio y los impuestos.

Así, mientras el barril de crudo brent, el de referencia en Europa, costaba a finales de junio unos 140 dólares, con un incremento del 55%, a mediados de noviembre se situó por debajo de los 50 dólares, el 61% menos, según el informe, en el que se analizan los casos de España, Alemania, Francia y Reino Unido.

Las cláusulas de revisión salarial no garantizan el poder adquisitivo de los trabajadores

Las cláusulas de revisión salarial no dan lugar a un mayor crecimiento de los salarios reales porque favorecen los denominados "efectos de segunda ronda", que acaban convirtiendo aumentos transitorios de la inflación en permanentes, según asegura el Banco de España en su último boletín económico.

Así, el organismo que dirige Miguel Angel Fernández Ordóñez, considera "improbable" que estos mecanismos consigan "realmente" aumentar el poder adquisitivo de los salarios. Más bien al contrario, ya que pueden incidir al alza en los precios. Así, el informe explica que los efectos de las cláusulas salariales pueden resultar "especialmente negativos" en una situación económica como la actual, en la que se han producido "aumentos transitorios" de los precios, que, en su opinión, no deberían trasladarse a incrementos de los costes laborales.

La entidad destaca que la tasa de inflación en España es más elevada y más persistente que en el área del euro y recuerda que el diferencial de inflación español ha sido una media del 1,6% más alto entre 1996 y 2001 y el 1,8% en el periodo 2002-2007. Este diferencial positivo encarece los productos españoles frente a los países competidores, por lo que la demanda solo crecerá en la medida en la que sea posible obtener ganancias en otras vías, como por ejemplo, una mejor calidad de los mismos.

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