Un 'superagente' en la pista
Andy Panko, ala-pívot del Lagun Aur que aspira a trabajar en la CIA, es el máximo anotador de la Liga Endesa
Andy Panko, o Andrew John Panko III (Pennsylvania, EEUU; 1977) según su nombre completo, está jugando esta temporada el mejor baloncesto de su carrera, cuando apenas faltan unos días para que cumpla los 34 años. El jugador del Lagun Aro, que con 18 puntos volvió a ser fundamental en la victoria ante el Manresa (88-82), lidera la tabla de anotadores de la ACB (19,8 tantos, empatado con Mirza Teletovic). Prueba de la capacidad como artillero de alguien que, de no haberse dedicado al baloncesto, podría haber guardado la pólvora en un revólver oculto bajo un traje. "Si no hubiera jugado al baloncesto, tal vez trabajaría en la CIA, es algo que siempre me ha fascinado", aseguró Panko es una entrevista digital. "En cinco o seis años, cuando deje el baloncesto, me gustaría hacer algo relacionado con los servicios secretos", repitió en otra ocasión el jugador, reconocido republicano, pero con simpatías hacia el presidente demócrata Barack Obama.
De momento, el balón naranja se ha impuesto en su camino, aunque el proceso para ello no haya sido fácil. Tras un breve paso por la NBA -solo pisó la cancha en una ocasión y por menos de un minuto, durante un contrato de 10 días con los Hawks de Atlanta- y otro por Italia (Nápoles), Panko recaló en Girona al final de la temporada 2002-2003. Su aterrizaje fue perfecto y al año siguiente, promedió 16,5 puntos, lo que le valió para fichar por el Caja San Fernando, donde las cosas se empezaron a torcer. Su media anotadora bajó a 11,6 y de nuevo hizo las maletas, rumbo a Bilbao. Recuperó sus números (14,1 tantos por duelo), pero el equipo no le renovó, por lo que se marchó al PAOK griego, de donde salió huyendo por problemas de impagos. Vuelta al Bilbao para terminar allí el año (8,8 tantos) y, tras ello, el punto de inflexión de una carrera que no terminaba de arrancar.
"Para ser honesto, no tuve ofertas tras salir de Bilbao. Entonces mi agente me habló de la llamada de Pablo Laso para el Bruesa [actual Lagun Aro], en San Sebastián. No puedes imaginar lo feliz que estoy de haber dado ese paso", reconoció en una entrevista sobre una decisión que suponía jugar en la LEB y en la que el tiempo le ha dado la razón. Fue nombrado MVP el siguiente año, comandando el ascenso, y desde entonces ha sido el máximo anotador del equipo en todas las temporadas, a excepción de la pasada, en la que le arrebató la marca Jimmy Baron. "Mi rol en el equipo consiste en llevar la batuta. Como líder, entiendo que llevar la iniciativa es parte de mi trabajo", aseguró en una ocasión. "Antes pensaba más en mis números o en mi juego y no me preocupaba del colectivo", admitía en 2009 el alero -esta temporada ala-pívot-, cuya transformación volvió a dejar clara el pasado enero, tras ser el primer jugador del Lagun Aro en ganar el MVP de la jornada. "Debería haber una regla: si pierdes, no puedes ser MVP. No vale para nada, prefiero ni hablar de ello", protestó.
No es la única muestra de dureza que ha dado el musculoso jugador de Pennsylvania, como plasmó en su blog su compañero de equipo David Doblas, después de que el estadounidense acabara un entrenamiento en el hospital al chocarse con su hombro. "Bueno, Andy, te vamos a poner anestesia para recolocarte los huesos de la nariz", le explicó el médico. "Yo no necesito eso, soy Andy Panko", le espetó desde sus 204 centímetros. El médico, tras efectuar la recolocación, se atrevió con un último consejo: "Lo más seguro es que tengas que jugar con máscara el siguiente partido". "¿Si me vuelvo a romper la nariz, me la podrías volver a recolocar?", inquirió el jugador. "Sí", admitió el galeno. "Pues no hace falta máscara", sentenció Panko, como si de una superagente de la CIA se tratara.
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