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Reportaje:

"No sé qué quieren de mí"

Valverde declara en Roma con una citación penal pese a la falta de una acusación clara

Carlos Arribas

En Roma Fiumicino, cuando aterriza un avión se acercan antes al aparato las tractoras para llevarse los equipajes que la jardinera para cargar al pasaje, que espera media hora de pie en el pasillo mientras las maletas se divierten gratis girando en el carrusel. En España, es más fácil que se entere un deportista de las acusaciones contra su conducta antes leyendo el periódico o navegando por Internet que por una comunicación oficial del fiscal. En Roma, antes incluso de que un deportista sepa si le van a empurar por la vía administrativa -sanción deportiva- se le presentan dos carabinieri al pie del estadio olímpico y le entregan una notificación del fiscal de piazzale Clodio informándole de que puede acabar en la cárcel porque sospechan que ha cometido un delito.

El fiscal intenta demostrar que iba a recibir una transfusión en 2005
Los defensores tildaron la acusación, que incluye una bolsa de plasma, de "vaga"

Todos serían argumentos para una ópera bufa o de teatro del absurdo si no fuera porque a Alejandro Valverde, el protagonista acosado por su pasado, casi un Hamlet, y azotado por los elementos que él no puede controlar, no le hacen la menor gracia. "Yo lo que quiero es que me dejen tranquilo, que se acabe todo esto y correr", dijo Valverde, esperando el vuelo de vuelta a Madrid poco después de abandonar, por la puerta de atrás, las oficinas del Comité Olímpico Italiano (CONI) en las que el fiscal antidopaje, Ettore Torri, le interrogó amable e inflexiblemente, una taza de café entre medias, ayer por la tarde, fría y luminosa, también engañosa, de Roma. "Hemos pasado el día, que se ha hecho extraño sobre todo porque nunca había estado en un interrogatorio como éste", añadió el ciclista murciano, de 28 años, tirando la terminología del ciclista que ha pasado una etapa dura sin perder el tiempo que temía. "Lo he pasado con tranquilidad y proclamando totalmente mi inocencia. Es que, además, no me han acusado de nada claro. Sólo han hecho dar vueltas a la bolsa 18".

En los 45 minutos del interrogatorio, en el que le acompañaron sus abogados, Federico Cecconi y José Rodríguez; los dirigentes del equipo Paco Fernández y Eusebio Unzue; su mánager y su traductora; Valverde vio desfilar ante él todo el arsenal de una acusación que sus defensores tildaron de "vaga": documentos del control antidopaje de Pratonevoso, en el pasado Tour

["¿es ésta su firma?", le preguntaron; "Sí", respondió]; documentos sobre la bolsa de plasma más famosa de la historia, la número 18 requisada a Eufemiano en la Operación Puerta

[pero no el presunto análisis de ADN que confirmaría que ese plasma, conservado desde 2004, es suyo]

; un recorte con las acusaciones del ex ciclista y ex compañero Jesús Manzano ["todos en el Kelme hacíamos lo mismo"]; y algunos papeles más de la investigación de la Guardia Civil con los que intentan demostrar que si bien el plasma data de 2004, tenía programada una transfusión durante la Vuelta al País Vasco de 2005. "Y no necesitamos confirmar si las llevó a cabo o no, nos basta con la tentativa, que equivale de por sí a dopaje", mantienen fuentes italianas.

"Y los asesores de Valverde sólo se han dedicado a discutir nuestra competencia", dijo Torri, que se reafirmó en la torpeza del juez Serrano, aquel que la víspera declaró nula la comisión rogatoria que permitió a Italia hacerse con una muestra de la bolsa 18. "No se entera: quien solicitó la bolsa no fue el CONI, que no tiene poder para ello, sino la fiscalía de Roma, que la necesita para su investigación penal. Que le pregunte a la jueza sustituta que lo autorizó". "Pero sus acusaciones de dopaje", replicó Cecconi, de la parte de Valverde; "no se han concretado: faltan el dónde, el cómo, el cuándo..."

"Han sido incapaces de mostrarnos nada definitivo", añade Fernández. "Da la impresión de que como no tienen dónde agarrarse están intentando jugar la baza de la presión psicológica". Hace dos años, con Ivan Basso el CONI utilizó la misma táctica, con la diferencia de que las pruebas contra el italiano eran mucho más numerosas. Basso confesó de entrada, lo que le valió una sanción deportiva de dos años y una condena de ocho meses (la tercera parte de lo posible, reducción por confesión espontánea) por lo penal. Valverde tiene ahora dos semanas para presentar alegaciones antes de que Torri, probablemente, solicite ante el tribunal antidopaje italiano una sanción de dos años, pero antes hará lo que más le gusta, competir. Este fin de semana marcha a Francia, a disputar el Tour del Haut Var. "Pese al calentón de cabeza de estos días no he dejado de entrenarme", dice Valverde. "Y de hecho tengo la ropa de ciclista y la bicicleta en Madrid para irme directamente a Francia a correr".

Alejandro Valverde, ayer en el aeropuerto de Roma.
Alejandro Valverde, ayer en el aeropuerto de Roma.DIARIO AS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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