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Reportaje:Fórmula 1 | El escándalo del espionaje a Ferrari

Una práctica más antigua que la F-1

Las copias y los fisgoneos se suceden en la competición desde 1905

Oriol Puigdemont

El presunto espionaje entre Ferrari y McLaren ha convulsionado la fórmula 1. Sin embargo, el trasvase de información, la copia y el fisgoneo se han sucedido desde mucho antes de que se celebrara el primer campeonato.

Uno de los primeros casos afectó en 1905 a Peugeot y a Hispano-Suiza. Con el objetivo de conseguir un bólido capaz de ganar, una comisión de la marca de coches francesa decidió dar un golpe de efecto y fichó a Paul Zuccarelli y Ernest Henry, hasta entonces ingenieros de la marca española. Peugeot presentó su modelo L76, que, en definitiva, era un calco del Hispano-Suiza de competición. Tras recibir el golpe, la fábrica de Barcelona se mofó unos años después. En 1913, el piloto Dario Resta realizó un tour por Gran Bretaña con el mejor modelo de la casa francesa. Louis Coatalen, responsable de competición de Sumbean y amigo personal de Resta, invitó a comer al corredor. Durante el festín y la siesta que le siguió, los ingenieros de Sumbean copiaron el coche.

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En 1957, ya con el Mundial en marcha, Tony Vandervell, un miembro de British Racing Motors (BRM), tuvo la idea de montar un equipo de carreras. Trató de comprar un Alfa Romeo, pero la fábrica italiana no se lo vendió. Ante la negativa, Vandervell no tuvo reparo alguno en comprarse un Ferrari. Entre lo que averiguó del bólido y lo que le aconsejaron sus técnicos, nació Vanwall, la escudería que compitió durante algunos años en el Mundial.

Otra de las variantes es la que protagonizaron en 1977 los socios del equipo Shadow, cuyo logo era curiosamente la silueta de un espía. Jackie Oliver, Alan Rees y Tony Southgate decidieron dejar plantado a Don Nichols, el propietario, y fundaron la escudería Arrows. Cuando los coches saltaron a la pista, el Shadow y el Arrows resultaron calcados al extremo de que, poco más tarde, los jueces prohibieron que Arrows compitiese con ese bólido.

A partir de la década de los 80, una de las prácticas más repetidas ha sido las visitas furtivas. Al término de la temporada de 1981, Derek Garnder, un ingeniero del equipo Tyrell, se paseó por el taller de Lotus, que escondía el prototipo 79. El modelo que Tyrell hizo correr en el Mundial de 1982 era una copia exacta del Lotus. Lo mismo le ocurrió a McLaren en 1998, cuando la escudería británica cayó en la cuenta de que alguien se había colado por la noche en su taller y había visto, muy de cerca, el potente propulsor V10 de Mercedes. Tres años después, en 2001, algún hacker burló los sistemas informáticos de seguridad de Renault y se dio un garbeo por los ordenadores de diseño de la escudería dirigida por Flavio Briatore. El servicio secreto francés se aplicó hasta que descubrió que detrás de la trama había ex miembros de la Stasi, la policía política de la antigua RDA.

Aunque de este tipo de espionaje el que armó mayor revuelo fue el que en 2006 llevó a la cárcel a Angelo Santini y Mario Iacconi, ingenieros de Ferrari que ficharon por Toyota. La fábrica japonesa les recibió con los brazos abiertos. A ellos y a todo el software informático de la escudería italiana que se llevaron consigo.

Los talleres de McLaren esta temporada.
Los talleres de McLaren esta temporada.EFE

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