"Un paso atrás para dar tres hacia adelante"
Rosell se felicita por el acuerdo de patrocinio por 165 millones entre el Barça y Qatar Foundation, pero reconoce que es la precariedad económica la que le ha llevado a firmarlo
En la Sala París, una de las zonas nobles del Camp Nou, Sandro Rosell, el presidente del Barcelona, firmó ayer por la tarde el acuerdo de patrocinio entre el club azulgrana y Qatar Sports Investment. Esta organización, a través de Qatar Foundation, pagará 165 millones de euros al Barça para que su logotipo figure en el pecho de la camiseta a partir de la próxima temporada y durante cinco años.
Consciente del debate que ha generado la decisión de manchar la zamarra por primera vez en la historia, Rosell argumentó que ha sido la precaria situación económica la que ha empujado a adoptar esta medida. "Este acuerdo responde a una necesidad del club debido a que lo encontramos peor de lo que inicialmente nos imaginamos. La deuda es de 430 millones netos, 600 brutos. Hemos optado por buscar compañeros de viaje que, además, fomenten el cariz solidario de nuestra camiseta. La solución era esta o vender patrimonio, subir las cuotas o reducir las secciones, algo que no deseamos", argumentó.
Previamente tomó la palabra Raquel Fernández, directora de Comunicación de Unicef en España. Explicó la fórmula que se persigue para conseguir que el logotipo de la organización solidaria siga bien visible en la elástica con vistas al próximo curso. "El Barcelona y Unicef trabajan con expertos en mercadotecnia para que nuestra imagen siga presente en la camiseta", comentó Fernández. Rosell remarcó que el club desea mantener los logotipos de ambas compañías, pero matizó que, en el supuesto de que uno deba predominar sobre el otro, prevalecerá el de Qatar Foundation. "Cada competición tiene su normativa. Ahora nos reuniremos con Nike, con la UEFA y con la Liga para encontrar una solución", puntualizó.
El presidente azulgrana, que hasta hace poco era el titular de la empresa Bonus Sports Marketing (BSM), con la que llevó a cabo distintas operaciones con Aspire, una academia catarí que se dedica a la promoción del deporte, desveló haber vendido esa sociedad el pasado 23 de julio a una compañía saudí (DAG). También explicó que los vínculos que generó su actividad con Qatar en los últimos años facilitaron el acuerdo con el Barça, negociado a lo largo de los tres últimos meses. Frente a las críticas por tratar con un país dictatorial, Rosell contestó asegurando que Qatar no tiene nada que ver con Uzbekistán, con el que negoció su antecesor, Joan Laporta, e invitó a los escépticos a que visiten el país árabe.
En cuanto al uso que el club hará de los 30 millones anuales que percibirá de Qatar Foundation, recurrió a una expresión propia de los agraciados en la lotería: "Emplearemos el dinero para tapar agujeros. Es un paso atrás para después dar tres hacia adelante". Convino que no tiene intención de someter la decisión a votación en la asamblea de compromisarios aduciendo que la de 2003 con resultado positivo sigue vigente. "Lo que haremos será explicar bien el acuerdo. Si la asamblea se muestra contraria, lo tiraremos atrás. La asamblea es soberana".
Rosell contestó también a Johan Cruyff, que califica el contrato de solución poco imaginativa. "Cruyff es un mito y los mitos siempre tienen razón. Pero hace cinco años opinó lo contrario". Y afirmó: "Si yo fuera de un equipo rival, hoy estaría preocupado porque me gustaría haber firmado este contrato".
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