La ira del Levante explota en Riazor
Plante de los azulgrana en la primera jugada, que Sergio decidió enviar fuera a puerta vacía
"Lo que sé acerca de la moral y de las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol". Esta opinión de Albert Camus, Nobel de literatura, fue tomada a chanza por un deporte que en el que se aplaude la pillería y no se acostumbra a censurar la marrullería. Ayer en Riazor, el fútbol no desdijo al escritor francés. Los jugadores del Levante, ya descendido, saltaron al campo vistiendo camisetas con lemas reivindicativos. "Solución o dimisión. Queremos cobrar, ya". La protesta fue jaleada con gritos de ánimo por la grada, que entiende la situación desesperada de una plantilla que lleva dos años sin llevar a casa la soldada y sopesa plantarse la próxima jornada.
Todo parecía escrito en el guión. El Levante, con cinco canteranos y dos juveniles en la convocatoria, se presentaba como el rival más asequible para que el Depor prolongase una racha de seis victorias consecutivas que le permitan disputar el próximo año la UEFA. Señaló el árbitro el inicio del partido. Bodipo tocó la pelota para Sergio, pero los jugadores levantinos continuaron abrazados a orillas del círculo central. Sergio condujo el balón hasta el área del rival. Llegó solo, sin ningún contrario que le hiciese sombra. El centrocampista catalán volvió la cabeza y cuando se enfrentó a la portería vacía, decidió tirar la pelota fuera. En vez de una sonora pitada, la afición premió el gesto con una calurosa ovación por parte de la afición y de sus compañeros. Albert Camus ganaba por un gol a cero.
Después del detalle, la afición de Riazor esperaba que su equipo demostrase en el campo la distancia que separa en la tabla de clasificación a los dos conjuntos. El Levante sopesaba la huelga. Nada que objetar al contado fútbol desplegado. El Depor aspiraba a entrar otra vez en Europa, pero parecía que había decidido adelantar las vacaciones. Y eso que Lotina plantó en el campo el mejor once del que dispone al recuperarse Lopo. Sólo Bodipo en punta por Xisco afeaban una alineación que lleva una segunda vuelta impresionante.
El Depor se contagió de la inapetencia del Levante. Sin centro del campo, sin velocidad y sin chispa, el partido se asemejó a una pachanga de pretemporada. Parecía que lo mejor sería el pitido final. Eso pensaba la afición después de lamentar dos fallos de Bodipo. Faltaba Valerón. El canario envió un pase magistral a Manuel Pablo, y Riki sentenció cuando sólo faltaban cuatro minutos para el final.
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