"¡En los Juegos, a por otra!"
El equipo español celebra su victoria junto a miles de aficionados en Madrid y la plantilla se conjura para Londres 2012
Cerca de 3.000 personas abarrotaban la plaza de Callao en torno a las 18.30 para recibir a la selección española de baloncesto, campeona del Europeo de Lituania gracias a su brillante victoria sobre Francia. Los campeones llegaron igual que se fueron casi una hora después, cantando y bailando al son de la canción que ya forma parte de la simbología de su triunfo. "Todos los días sale el sol, chipirón", coreaban los 12 campeones desde lo alto del autobús descapotable que les llevó hasta la céntrica plaza madrileña, mientras los presentes les jaleaban. Así llegaron al escenario desde el que compartieron su fiesta con sus seguidores, Sergio Llull lanzando bufandas, Marc Gasol regando con cerveza a público y compañeros -no se libró ni el seleccionador, Sergio Scariolo- y Víctor Claver, videocámara en mano, registrando cada detalle.
Muchas horas antes, en torno a las 7.30 de la mañana, el equipo había aterrizado en el aeropuerto de Barajas, exhausto tras la celebración llevada a cabo hasta altas horas de la noche en Kaunas. Y después, al mediodía, los campeones fueron recibidos en la Moncloa por el presidente del Gobierno. "Debo felicitar a todos los que hacen posible ese juego fantástico y esa cosecha de triunfos de esta generación", celebró José Luis Rodríguez Zapatero; "debéis saberlo ya, sois leyenda para el baloncesto".
Ya por la tarde, la solemnidad dio paso al festejo de masas. Sobre el escenario, flanqueados por dos grandes banderas españolas, el protagonista indiscutible de la velada fue el capitán de la selección, Juan Carlos Navarro, elegido mejor jugador del Eurobasket. El escolta del Barcelona fue recibido por el público al grito de "¡MVP, MVP!". "¡Me lo merezco!", bromeó. "No esperábamos un recibimiento tan grande. Me siento orgulloso de formar parte de este grupo de quinquis", remató divertido. Y no fue menor la ovación que se llevó inmediatamente después Felipe Reyes, que perdió a su padre poco antes de que comenzara el torneo. "Quería dar las gracias a mis compañeros por haberme dado la posibilidad de recoger la copa", dijo emocionado; "sobre todo a Navarro, el culpable de que le pudiera dedicar el título a mi padre".
El buen rollo reinó durante una celebración que estuvo llena de bromas y chistes por parte de los jugadores, pero en la que abundaron también los agradecimientos y elogios entre compañeros. "Esta selección es una maravilla, es un lujo jugar con este equipo y esta afición", celebró Pau Gasol. "Lo importante ha sido el juego como equipo", añadió su hermano Marc; "somos 12, somos todo un país jugando junto". Después, Llull invitó al público a corear el imprescindible "¡Campeones, campeones!", mientras Fernando San Emeterio hacía lo propio con el ya habitual "¡Yo soy español, español, español!". Felices de poder ver tan de cerca a sus ídolos, los aficionados tampoco dudaron a la hora de cantarle el cumpleaños feliz al congoleño nacionalizado Serge Ibaka, que el domingo celebró su 22º aniversario sobre el parquet lituano convirtiéndose en campeón de Europa. "Estoy muy feliz, estoy aquí por vuestro apoyo y confianza", reconoció; "espero ganar mucho más con este equipo en el futuro".
Justo antes de que el grupo se despidiera bajo una lluvia de confeti rojo y amarillo, dos de los pesos pesados del vestuario lanzaron un órdago de cara a los Juegos de Londres 2012, en los que España buscará superar la plata de Pekín 2008. "Quedan lejos, pero si podemos juntar otra vez a este grupo disfrutaremos mucho", prometió Rudy Fernández. Y remató José Manuel Calderón: "¡El año que viene, en los Juegos, a conseguir otra medalla!". Con el palmarés firmado por esta generación en la última década, el oro olímpico es su último gran reto.
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