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El euskera como táctica

Caparrós pide a los futbolistas del Athletic que se den las consignas en lengua vasca para crear confusión en los rivales

El pinganillo, ese audífono que cuelga de sus orejas, sometió a los ciclistas a la caprichosa tiranía de sus directores deportivos. No satisfechos con esa dictadura, éstos adquirieron sofisticados aparatos para piratear la señal de los rivales y conocer sus planes. Todos lo hacen, aunque nieguen hacerlo. Por eso fue el segundo director, Marino Lejarreta, vizcaíno, y no el primero del equipo ONCE, Manolo Saiz, cántabro, el que impartió a Igor González de Galdeano, alavés, la orden de esprintar a dos kilómetros de la meta de Zaragoza. "Erasoa jo!" ("¡ataca!"), le gritó. Y atacó Galdeano para, a 55,176 kilómetros por hora de media, ganar en 2001 la etapa más rápida en la historia de la Vuelta.

"Ya que todos los adversarios nos ganan en mercado y variedad, no nos pueden ganar en todo aquello que se puede preparar", proclama Joaquín Caparrós, sevillano. Así, en la aplicación de ese lema circunscribe el técnico del Athletic el dominio de la estrategia, suerte que, históricamente, ha reportado pingües beneficios al club rojiblanco y que en los últimos años, de barbecho, constituyó uno de sus principales aportes vitamínicos. En la búsqueda de esa excelencia dio Caparrós con su eureka: el euskera.

"Al llegar a Lezama, comprobé que muchos jugadores lo hablaban y que los que no lo hablaban lo entendían. Entonces, les comenté que teníamos que sacar provecho de ello", explica el preparador, al que muchos en Bilbao llaman Jokin (Joaquín), pero cuyos conocimientos del euskera se limitan a los saludos de cortesía. "Cuando juegas en el extranjero, no entiendes al rival. Eso te genera inquietud. Sobre todo, en las acciones estratégicas. Crear confusión es lo que perseguimos", reconoce Caparrós, cuyo equipo buscará mañana en San Mamés, ante el Sevilla, su primera final de Copa en 24 años (2-1 ganó su contrincante en el Sánchez Pizjuán).

Catorce jugadores de los 25 que integran el Athletic dominan el euskera, entre ellos Koikili Lertxundi, ex subcampeón de España de lucha grecorromana y licenciado en Historia, que, además de trabajar por las tardes en una consultoría, tiene tiempo para colaborar en una campaña que impulsa el empleo de esa lengua en el fútbol. "En el campo empleamos el euskera sobre todo en el ataque para sorprender al contrario. No son palabras en clave ni contraseñas, sino comentarios: que si la falta la vamos a sacar al segundo palo, que si el córner lo vamos a botar en corto... O, simplemente, para avisar al compañero de que está solo, sin presión", explica el lateral zurdo.

Entre los pocos que ni hablan ni entienden el euskera figura la gran estrella, Fernando Llorente, riojano. Pese a instalarse en Bilbao siendo un crío, nunca lo estudió. "No lo entiendo", confiesa, "pero a mis compañeros sí. Además, cuando durante la semana preparamos una jugada de estrategia con palabras clave en euskera, me explican lo que significa cada cosa".

"A veces utilizamos el euskera de modo espontáneo, para animarnos, y otras veces como medio de comunicación y elemento de distracción", cuenta Aitor Ocio, central. "Nos comunicamos en euskera al lanzar el fuera de juego o para avisar a un compañero de que vas a buscar el remate en el primer palo. En muchos lances hay una voz que sólo nosotros entendemos y eso causa extrañeza en el contrario". Ocio, alavés, apenas habla euskera, pero lo entiende. "Sobre todo, los términos del fútbol. He visto muchos partidos en ETB [la televisión vasca retransmite los deportes en euskera]".

Pese a la fama que le precede, y que el propio club se encarga estos días de alimentar en un claro intento de intimidar al Sevilla, el Athletic es sólo el décimo equipo de la Liga en goles marcados a balón parado: cuatro (el primero es el Racing: siete). Los hicieron Javi Martínez, dos (cabezazos a saques de falta), Etxeberria (a la salida de un córner) y Yeste (de libre directo). Inédito en esta faceta en la Liga, Llorente conectó en Sevilla, tras un córner, el testarazo que llenará San Mamés.

Joaquín Caparrós.
Joaquín Caparrós.SANTOS CIRILO

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